viernes, 21 de abril de 2017

Expedición Chocó, otro imperio de la belleza


Trece horas después del susto y desilusión que sufrimos los pasajeros del avión ATR 42-500 de Satena tras el brusco aborto de la aproximación a la pista del  aeropuerto El Caraño de Quibdó, nos montamos en la misma aeronave y reanudamos el desafío de ese horizonte gris, casi negro que por estos días devora los contornos del paisaje colombiano.
Mientras Alan Jara, director de la Unidad de Víctimas, me relata las “hazañas” del saíno que trajo de su secuestro, que funge ahora como padrón en un criadero de Villavicencio, a bordo se percibe un perfume de miedo ante la intensificación de la lluvia y algunos pronosticaron el fracaso de este nuevo intento por llegar a la capital chocoana.
Por entre las nubes casi rasantes vi casas regadas como en un pesebre pobre y al aproximarnos comprobé su condición de ranchos de invasión, lejos del grueso de la ciudad, como un parche que interrumpe la decoración bucólica de la selva guardiana del río Atrato.
El sol de las 9 de la mañana produce visos violetas que incendian la perspectiva, como juegos pirotécnicos que iluminan la verdura monótona y pasiva del paisaje misterioso que se extiende hasta el océano pacífico.
El aire caliente, a pesar de la lluvia que cae sobre la ciudad, penetra en el interior del avión cuando la auxiliar de vuelo abre la portezuela de la cabina, un sentimiento de triunfo se refleja en todos los pasajeros.
-Señores, siéntanse agradecidos con Satena porque nos trajo dos veces a Quibdó con un solo tiquete…y disfruten los lugares bíblicos de este querido departamento, gritó un joven de rostro olímpico en la mitad del pasillo, emocionado por el aterrizaje tranquilo.
Le pido al taxista que haga un corto recorrido por el centro de la ciudad antes de llevarme a la casa de la familia Bejarano Córdoba que me brindó la más cálida hospitalidad. Sigue la lluvia, aumenta la sensación térmica y veo una ciudad urbanísticamente anarquizada, con calles en semicírculos y construcciones sin identidad y a mitad de camino, con una movilidad aceptable en la que las motos son las principales protagonistas, como en todas las ciudades colombianas.
-Aunque usted se impresione negativamente con el aspecto de la ciudad, me dijo el taxista, aquí tenemos 5 joyas ocultas declaradas bienes de interés cultural de la Nación en 1997.
Sin esperar mi reacción, las enumeró enseguida, como una lección recitada por un estudiante de primaria acosado por  su profesor:  antiguo Hospital San Francisco de Asís, la Cárcel Anayansi, el Colegio Carrasquilla, la Antigua Escuela Modelo y la catedral y su Palacio Episcopal que, me dijo, son el orgullo de los quibdoseños. Y también sin esperar mis comentarios, me llevó a cada uno de ellos.
Cuando me bajé del vehículo le agradecí su entusiasmo, le di la mano y le dije que todos sus monumentos requieren una intervención urgente porque se les pueden perder como símbolo del resplandor económico que un día tuvo esta región, cuando fue la primera productora mundial de platino.
Personalmente, me quedo con la infinita y melancólica lontananza de la selva desnuda, con sus distintos tonos que van del verde al azul, esa belleza de lineamientos mágicos que, como dijo el pasajero, son verdaderas praderas bíblicas.
Además, la gente mira esas joyas, pero no las ve como un instrumento para encontrarse con su pasado. Sin embargo, algunas personas con quienes hablamos después en los alrededores del malecón del río Atrato, piensan que esos monumentos pueden ser utilizados para estimular al pueblo hacia la búsqueda del nuevo bienestar en momentos en que la región se sume en el atraso, la pobreza y la corrupción.
A la parte seria, como dicen los jóvenes, de esas joyas mencionadas por el taxista, se salvan la catedral San Francisco y el palacio episcopal, tal vez por  estar bajo la protección y el cuidado de la iglesia. Son un verdadero orgullo y parte fundamental del paisaje a orillas del caudaloso río Atrato cuyas aguas estás drásticamente aumentadas por estos días.  Se trata de una obra aireada y proporcionada, con escalinatas de acceso. Se destacan los remates en pináculos que semejan pequeñas torres,  y un rico patio circundante con arcadas, que propician un agradable clima interior.
Como el placer envuelve el pensamiento cuando nos metemos en el camino de la tradición oral y los momentos de la vida se abrevian, me senté a conversar con doña Cervelina Córdoba de Bejarano, madre de reconocidos docentes de la capital chocoana, algunos de los cuales emigraron al Caquetá en donde compartí con William e Italina y su esposo Ranulfo Murillo, en el colegio de Cartagena del Chairá y en la actividad sindical.
El río Atrato sí que es una joya para los chocoanos, es su esencia, es su vida, su historia, su medio de comunicación y hace parte de llamado  Chocó biogeográfico, considerada la zona con más biodiversidad del planeta y una de las más lluviosas del mundo,  lo que explica alto caudal que muestra este río.
El Chocó, además es el único departamento con costas en los dos océanos, es otra de las aves del país de las bellezas impecables en donde la gente perdió su capacidad de admiración, del culto por lo excepcional.
Y también tiene una historia llena de luchas por sus derechos, desde Barule y los hermanos Mina que lideraron la primera y más grande insurrección en esta región, que desencadenó la fundación de Palenque de Tadó, pasando por el primer abogado de esta zona del país, Diego Luis Córdoba, gran defensor de los derechos de la población afrodescendiente, hasta  Amir Smith Córdoba, sociólogo y periodista uno de los hombres más importantes en la defensa de los derechos y la identidad cultural de las negritudes colombianas. En la historia  reciente tiene un lugar especial el periodista Primo Guerrero  luchador incansable contra la corrupción política que ha sido un fenómeno determinante en el atraso y pobreza de las comunidades.
También aquí en el extremo occidental del país, los hombres están dormidos en la idolatría mística que no los deja escuchar las melodías perfectas de la naturaleza, ni les deja leer los mensajes de su historia llenos de fragmentos de lucha y de dolor.




No hay comentarios:

Publicar un comentario