sábado, 26 de octubre de 2019

Las Comunidades Indígenas cantaron sus riquezas y mostraron sus dolores

En nombre de  la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana – OPIAC- y demás pueblos indígenas de la Amazonia, los portavoces  recordaron su génesis y revivieron las invasiones, exterminios y exclusiones históricas y las contemporáneas, sobre lo cual denunciaron que en la actualidad existen 33.523 víctimas indígenas reconocidas por el Estado colombiano.


Rostros percibidos como muy distintos a los comunes, en los que duermen muchas frustraciones; labios de pocas palabras que tiemblan con las quejas de muchas desolaciones; ojos buscando explicaciones en la pantalla del proyector instalado en el auditorio de la Cámara de Comercio de Florencia; cabelleras largas, adornos de artesanías, brazos intrépidos y un sentimiento combinado de tristeza y enojo, fueron estampas singulares durante el  Foro Regional Amazónico, desarrollado el pasado fin de semana.
El evento, convocado con el propósito de buscar la unidad de los 6 departamentos amazónicos por encima de los intereses locales y en la perspectiva de crear a largo plazo un bloque regional para presionar mayor atención del Estado hacia estos territorios, trajo hasta la capital caqueteña a los más caracterizados dirigentes de los 64 pueblos indígenas con igual número de lenguas maternas, ubicados en 6 departamentos del país, en 48 millones de hectáreas.
En nombre de  la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana – OPIAC- y demás pueblos indígenas de la Amazonia, los portavoces  recordaron su génesis y revivieron las invasiones, exterminios y exclusiones históricas y las contemporáneas, sobre lo cual denunciaron que en la actualidad existen 33.523 víctimas indígenas reconocidas por el Estado colombiano.
Con la tristeza de los vencidos, pero con la esperanza derivada de la lucha, como el vaho letal de las serpientes amazónicas, los indígenas mostraron ante los asistentes y le enviaron un mensaje al alto gobierno sobre los alcances de la organización alrededor de la defensa de sus intereses.
Loa indígenas de la Amazonia colombiana están cobijados por 3 figuras de ordenamiento territorial, integran el 6,4% del total del bioma amazónico equivalente al 41,8% del territorio Nacional en 178 resguardos indígenas situados en 25 millones de hectáreas de 12 parques nacionales naturales en cerca de 8 millones de ellas.
El debilitamiento demográfico es evidente y en la actualidad 31 pueblos indígenas se encuentran en inminente peligro de extinción, dijeron sus voceros, como un clamor atormentado y siniestro de todos los siglos, como un cansancio de las luchas, como un trofeo opacado por el paso del teimpo.
En las distintas comisiones y en la plenaria, en medio de la calma rumorosa del auditorio de la Cámara de Comercio, como en una confidencia melancólica ante sus paisanos amazónicos, los indígenas denunciaron que a pesar de la diversidad, multiculturalidad y pluralidad, afrontan un proceso sistemático de vulneraciones de los derechos humanos, que representa la consumación de un genocidio traducido en la persistencia y recrudecimiento de asesinatos, amenazas, desplazamientos forzados, confinamientos, violencias estructurales en contra de niños, niñas, adolescentes, mujeres y sabios indígenas, discriminación, racismo, empobrecimiento, criminalización y desterritorialización.
Fecundados por sus visiones, sus mitos, leyendas y rituales, en su ponencia no solo exteriorizaron y le cantaron a sus riquezas sino que también mostraron sus dolores. En la declaración dejada sobre la mesa principal se lee: “hoy los intereses ajenos sobre nuestros territorios profundizan los daños ya que se desconoce nuestra relación armónica y respetuosa con la Madre Tierra y, por ello, se victimiza de muchas maneras, entre ellas la vulneración del derecho a la Consulta Previa y al Consentimiento Previo, Libre e Informado, la entrada agresiva de megaproyectos y economías extractivas, la expansión de la frontera agrícola, la imposición de dinámicas agroindustriales y la prevalencia de un modelo económico desarrollista, lo que socava nuestros derechos humanos y fundamentales. El modelo de desarrollo y los intereses económicos del Gobierno Colombiano no pueden estar por encima de la vida de los Pueblos Indígenas y de la vida de todos los colombianos”.
Luz Mery Panche Chocué, reconocida dirigente indígena, víctima de la violencia, a quien le desaparecieron al papá de su hija, en una corta pero vehemente intervención, reivindicó el derecho de sus pueblos a la autonomía y al Gobierno propio y desde el reconocimiento de sus actuaciones como autoridades en los Territorios con potestades jurisdiccionales, legislativas y administrativas.
Aseguró que decidieron participar en el foro como un ejercicio de diálogo con el actual Gobierno Nacional demandando garantías para la generación de una política pública de planeación que parta del reconocimiento de Colombia desde una perspectiva pluriétnica y multicultural, permitiendo un ejercicio polifónico que imponga el respeto a la Madre Tierra como una necesidad ya no solo para nuestra pervivencia, sino para la pervivencia de toda la humanidad y la sostenibilidad de la vida misma.
Panche Chocué acometió con furia contra los 12 Representantes a la Cámara de los 6 departamentos amazónicos quienes no asistieron al Foro a pesar de la invitación que les extendió el Departamento Nacional de Planeación, DNP, y los calificó de “sanguijuelas” que deben ser excluidas del proceso de seguimiento a las conclusiones acordadas porque, dijo, “definitivamente somos nosotros mismos lo que debemos apropiarnos de la construcción de la gobernabilidad en la región”.
Los Representantes del Caquetá asistieron a la ceremonia de instalación del Foro pero no participaron en los debates de las comisiones ni en la plenaria del día sábado. De la misma manera, los asistentes criticaron severamente a los gobernadores que tampoco atendieron el llamado de los convocantes. Además, solo un alcalde, Manuel Eduardo Ocoró Carabalí, de Orito, Putumayo, participó en el Foro.
La Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana, OPIAC, aclaró  que su ponencia en el Foro no sustituye la consulta previa del Plan Nacional de Desarrollo con los Pueblos y que sus contenidos se fundamentan en el Programa Nacional de Garantías de los Pueblos Indígenas y Planes de Salvaguarda étnicos, una proclama de 26 puntos.
Finalmente, la propuesta hace un llamado a los gobiernos nacional, regionales y locales, para que se aboquen a ese propósito común  y los libre de los horrores de la guerra y las políticas extractivistas y desarrollistas.
“Queremos vivir sin terror sabiendo que el continuar con nuestras prácticas, usos y costumbres es vivir en armonía con nuestros Territorios, es calmar la devastación inminente por la amenaza del cambio climático, es escuchar el clamor de la Madre Tierra, es reconocer que el desbordamiento de los ríos, el desprendimiento de la tierra, la caída del rayo, la furia de la naturaleza al temblar, es el resultado de los abusos y es un llamado urgente a sanar las heridas que le hemos hecho, a curarla y, con ello, curarnos nosotros mismos”
Entre el silencio vital del bosque, interrumpido solamente por las voces de los grandes animales y por el canto de las aves, bajo los árboles gigantes de la arquitectura natural de la selva amazónica, guiados por el atractivo poderoso e irresistible de sus visiones y de sus fuerzas impetuosas, los pueblos indígenas confían en que sus propuestas sean escuchadas…
Porque, al paso vertiginoso del desarrollismo, muchos de ellos temen  su derrota definitiva.

Los Negros y los Indígenas no son minorías sino categorías de subordinación: alcalde de Orito Putumayo

Los afrodescendientes y los indígenas hemos permanecido sepultados por la invisibilidad y hostigados por las políticas de homogenización cultural promovidas por las diferentes administraciones gubernamentales y los medios de comunicación


El alcalde de Orito, Putumayo, Manuel Eduardo Ocoró Carabalí, defendió su tesis según la cual los Negros y los Indígenas no son minorías sino categorías de subordinación con las que hasta la fecha se insiste para facilitar su sometimiento como simples residuos étnicos.

Los afrodescendientes y los indígenas hemos permanecido sepultados por la invisibilidad y hostigados por las políticas de homogenización cultural promovidas por las diferentes administraciones gubernamentales y los medios de comunicación, dijo el funcionario, al reclamar una acción colectiva que les permita liberarse de esa etiqueta excluyente y discriminatoria.

Ocoró Carabalí fue el único alcalde de los 6 departamentos amazónicos que asistió y participó de manera activa en las deliberaciones del reciente Foro Regional Amazónico, de cara a la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, realizado en Florencia. Tanto en las comisiones de trabajo como en la plenaria del Foro, el alcalde se hizo notable por sus posiciones críticas y por sus propuestas, que despertaron aplausos de los participantes en el evento.
“Todos los Congresistas, por ejemplo, observó el alcalde Ocoró, no son blancos puros sino descendientes de los Negros y de los Indígenas y por supuesto que ellos sí son minorías. Tenemos que salir de ese limbo, de ese encajonamiento, precisó.
Sus primeras intervenciones en el Foro las dirigió a publicar sus denuncias sobre la pobreza de su municipio y de su departamento, a pesar de que desde hace 60 años son objeto de explotación petrolera. Presentó una triste radiografía de las necesidades más sentidas en materia de Educación, vías, infraestructura y salud, al tiempo que demandó la construcción de un hospital de Tercer Nivel de complejidad en Mocoa.
 “Más de medio siglo de explotaciones petroleras y tenemos muchas necesidades básicas insatisfechas, debemos tomar la ruta de la muerte hacia Pasto o Neiva cuando un enfermo se agrava y nos hace falta la universidad”, dijo en la plenaria del Foro.
Reclamó la ejecución de Planes Maestros de Acueducto y Alcantarillado para los pueblos localizados aguas abajo de los afluentes más importantes de la Amazonia porque, dijo, “todas las poblaciones situadas en la parte alta de los ríos vierten sus aguas servidas sin previo tratamiento y en consecuencia la gente que vive en sus zonas de influencia ingieren, inapelablemente, agua contaminada.
Del mismo modo, se mostró partidario de la sustitución de los rellenos sanitarios por grandes centros de transformación de los desechos sólidos, en un esfuerzo para garantizar mejores condiciones del aire y el aprovechamiento de los productos reciclables.
Se refirió al proceso de Paz como la esperanza para sus pueblos azotados por la violencia pero advirtió que no podrá haber convivencia mientras no exista justicia social y recordó los graves problemas que tienen los sectores vulnerables. “Sin agua, sin vías, sin educación, sin vivienda, no tendremos Paz, enfatizó.
“Hemos puesto el dinero con el petróleo y no nos han devuelto nada”, dijo en tono vehemente ante la plenaria del Foro al pedir para el Putumayo la implementación de la ganadería semientabulada, con la que se puede detener la tala del bosque amazónico.
Se declaró optimista por la acogida que hará el Departamento Nacional de Planeación, DNP, de las ponencias y conclusiones del Foro Regional Amazónico pero no pudo ocultar su preocupación por la inasistencia de los gobernadores de los 6 departamentos y sus Representantes a la Cámara.
Finalmente, y como en la introducción de la obra “Las venas abiertas de América Latina”, el alcalde se quejó porque definitivamente a su región le tocó la peor parte del proceso de producción de la riqueza.
“Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta”. Eduardo Galeano.

jueves, 17 de octubre de 2019

Poemas sin palabras en festival del grafiti y muralismo del ETCR Agua Bonita


Durante una semana, casi un centenar de artistas estuvieron en este espacio de concentración y reincorporación, en una convivencia fraternal con las más de 300 personas de esa comunidad que los invitó al festival para cantarle a la vida y a la esperanza de Paz derivada de los Acuerdos de La Habana




El viento de la tarde esparce un fuerte olor a pintura que llega hasta la cancha de fútbol en donde algunos niños y adultos juegan con el balón a medio inflar, mientras decenas de personas ingresan al foro programado en el marco del festival del grafiti y muralismo que se desarrolló en el ETCR Agua Bonita entre el 28 de octubre y el 5 de noviembre.
Mi umbral olfativo, muy distinto al de la mayoría de las personas, me condujo enseguida hasta las primeras casas en cuyas paredes varios artistas ponen las líneas que armonizan sus ideas, otros preparan las paredes de manera cuidadosa y algunos alistan los Sprays y sus boquillas, las mascarillas, la pintura de imprimación, el rodillo, las brochas, la cinta de enmascarar, la escalera y desde luego, su ropa de trabajo.
Llevan una semana en este espacio de concentración y reincorporación, en una convivencia fraternal con las más de 300 personas de esa comunidad que los invitó al festival para cantarle a la vida y a la esperanza de Paz derivada de los Acuerdos de La Habana. Las paredes de las casas de esta ciudadela ya son como flores que se abren ante los visitantes para saludarlos, para invitarlos a descorrer el velo con el que el conflicto mantuvo ocultos muchos elementos del paisaje personal y geográfico del Caquetá.
 Los grafitis y murales son como canciones que se entonan en silencio frente a las paredes, que son el lienzo en donde artistas expertos y también algunos aprendices, han fijado verdaderas acuarelas que muestran, ante todo, el futuro esperanzador tras el largo periodo de violencia. Pero también hay retratos de la violencia derrotada, de los Derechos Humanos y animales; de la pobreza, de la desigualdad, de la familia, de sus proyectos productivos, de cosas vagas y de homenaje a los luchadores que están en las riberas de la eternidad. Y, naturalmente, muchos otros temas que mi incapacidad para interpretar no pudo definir.
Llegaron desde el primer día del festival- aunque el viernes entró el último grupo- no fueron contratados a cambio de dinero y su participación es espontánea pero enérgica. Proceden de distintos lugares del país y los que aceptaron dialogar con el periodista lo dijeron a su manera:
 -Vengo a dejar el grito de mi fe en el proceso de paz.
 -Es como un encuentro con migo mismo, una sensación extraña, un sedimento morboso de mi sensibilidad. La Paz me emociona.
 -Estas son las primeras tempestades de la Paz, dijo un artista pastuso señalando su trabajo sobre la pared de una casa pequeña.
 Algunos no interrumpieron su labor, ni siquiera respondieron mi saludo.  Fue como una profanación de su hermetismo creador.


 Todas las pinturas, mejor todas las decoraciones, están íntimamente ligadas a las escenas comunes de la vida de los colombianos, como el trabajo, el amor, la gratitud y las que han marcado la memoria, las huellas de la existencia. Otras muestran algunos fantasmas que se levantan entre la neblina del conflicto. Pero en general, el presentimiento de la convivencia domina el conjunto de los grafitis y murales. Cada casa de Agua Bonita es una estrofa de ese gran poema construido a base de imágenes que la transformaron en una quinceañera tersa, vaporosa, serena y despejada.
 El festival del grafiti y muralismo fue, del mismo modo, un lavado y liberación sincera de las impurezas que dejó la guerra porque –aunque parece increíble- hay cosas  que agobian a muchas personas de las que se encuentran en ese proceso de reincorporación.
 Los expertos sostienen que una de las mayores virtudes del arte es su indispensable estímulo de la imaginación, porque sin imaginación no hay evolución, disfrute, innovación, resolución de problemas, empatía y muchas cosas más.
La visita al ETCR Agua Bonita es para cualquier visitante una singular huida de la uniformidad, un goce con las diversas tonalidades de la topografía, un encuentro con esa inspiración de colores y mensajes, y complementariamente, el contacto con almas adoloridas pero llenas de optimismos que florecen en sus corazones. Compartí sollozos llenos de emociones y también silencios estremecidos de almas orgullosas pero mudas ante sus pasados. De todas maneras, son un grupo de personas que abrieron sus brazos a la figura redentora de la Paz. Es un encuentro multicolor con el olvido y un saludo a la esperanza.
 En la agonía de la tarde, después de cientos de fotos y lecturas, el aroma de la belleza sustituyó al olor de la pintura.