viernes, 29 de mayo de 2020

Setenta años: la llegada al futuro..."cuadrando caja" con los escombros del huracán de la vida

Aquel ya muy lejano día cuando cumplí 21 -en el siglo pasado- fue una fecha especial porque llegaba a la anhelada mayoría de edad, pero pese a la calma del paisaje cafetero y a la tranquilidad familiar, sentí por primera vez preocupación, ansiedad y miedo por el futuro y, aterrorizado, me imaginé el año 2000, cuando cumpliría 50 años. Sentí el mismo miedo que sienten las comunidades del Cauca, abandonadas por el Estado indiferente, un miedo real, no imaginario por lo que sería mi vida. No tenía sueños, solo un terror al futuro y un raro desespero que me amargaba el alma en silencio. Y saber que pasé "derecho" de esa fecha, casi sin darme cuenta, aunque mis amigos Guillermo Clavijo (q.e.p.d.), Alvaro Castaño y María Cristina López me recordaron con un almuerzo y muchas atenciones el arribo al "quinto piso", al medio siglo, que es una denominación| igualmente aterradora.
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 Volví a sentir miedo ese día, pero no por mi futuro sino por el de las nuevas generaciones ante la realidad violenta que vivía el país en esos momentos. Y que, ciertamente, no ha cambiado todavía, 20 años después.
Poco a poco, y quizá como una contraofensiva para impedir que el pánico me superara, desarrollé un extraño fervor por las ausencias,  por el dolor ajeno, por las necesidades de la gente y hasta por el peligro. Los riesgos me atrajeron de manera particular hasta el punto de  convertirse en un interés morboso.
Después de un accidentado proceso de rupturas con los estereotipos de organización social que nos maduran y predisponen para la subordinación, la dominación, la exclusión y la discriminación, sembrados por los sectores dominantes a través de los modelos educativos, reforzados por los Medios de comunicación, me convertí en una especie de héroe rebelde, en un hombre de negación e inconformidad, con la duda constante como precursora de la certeza, como instrumento para la eliminación de verdades absolutas, la vdoz incómoda para oponerse a la unanimidad, para buscar el contraste, como dice la trillada muletilla "para ver siempre la otra cara de la moneda". Si todas las personas piensan de la misma manera, es más sencillo manipularlas, someterlas, dominarlas y oprimirlas, le aprendí a un profesor de filosofía.
De manera simultánea desarrollé un gusto especial por las cosas simples y aprendí que detrás de ellas se esconden muchas historias, emociones, frustraciones, dramas e ilusiones. Aunque simple, cada cuadro de la realidad y principalmente del paisaje, tiene trascendencia. ¿Dónde encontrarán placer aquellos que no le dan importancia a las cosas sencillas, aquellos que no tienen sensibilidad para disfrutar el olor del bosque, el color de los animales, el perfume de las flores, el golpe del viento y la neblina?; quienes viven pegados a los bienes materiales, los que luchan por cosas que no necesitan, aquellas personas solemnes, excesivamente formales, que solo tienen tiempo para sufrir, que van por la vida a toda velocidad?. Los exhibicionistas o "vitrineros" que vuelan con los vientos de la publicidad?
Empecé a sentir, a soñar y a describir lo que veía, de la mano de mi profesor de primaria, Diego Mejía, quien al explicar las funciones de los párpados nos dijo que "son los limpiabrisas de los ojos". Aprendí a ponerle prárpados a mis errores aunque muchas veces no pude limpiar todas las "cagadas". Muchos años después prendí esa misma antorcha de la esperanza y la simplicidad entre mis alumnos, en el departamento del Caquetá, hasta donde me llevó la barca de la vida y en donde me dejó para siempre. 
También dibujé con cierto lirismo las cosas invisibles y las historias de vida de cientos de personas invisibilizadas por los grupos dominantes de la sociedad. Utilicé los Medios de comunicación para promover el activismo social y mostré a los verdaderos personajes de la vida cotidiana, los héroe del tejido social. 
Me siento caqueteño de corazón; allí bebí en las fuentes misteriosas del ensueño y también del dolor. Allí conocí los laureles y también sucumbí periódicamente ante las tempestades de la indisciplina.


 Despertando mi solidaridad, acompañé el proceso de lucha del pueblo olvidado, excluido y oprimido de la "otra Colombia". Participé en el proceso formativo, organizativo y combativo de los movimientos sociales que marcaron un periodo importante de la reciente historia de sur del país y, como muchos en la noche patética de la desesperación y auge represivo del Estado, sufrí la persecución y satanización, ese momento de la vida cuando las desgracias germinan el instinto violento de morir.
Un día boté a mi esposa, a mis hijos, a mi familia toda, a mis mejores amigos, a mis pensamientos y mi dinero, pero no pude botar el miedo para también botar la vida. Me autoflagelé, me fundí con las personas que viven en la desesperación por no tener nada, ni siquiera esperanzas Pero también un día me reencontré con las fuerzas latentes que animaron mi espíritu fatigado y, con los dramas de la desgracia humana pasando por mi mente a borbotones, regresé a mi entorno natural.
Me ilusioné con el proceso de Paz a pesar de la persistencia criminal de sus enemigos y del incumplimiento de los acuerdos pactados en La Habana por parte del actual gobierno. Y, como en la canción, "después de cada ilusión, un desengaño", que es el péndulo eterno en el que vive colgada la mayoría de los colombianos. A pesar de todo soy de los que creemos en la posibilidad de cambiar este país a punta de la lucha organizada, del diálogo, de la tolerancia, de la negociación  y transformación de los conflictos a punta del poder de las palabras. En Colombia, la gente se acostumbró a la guerra, sostenida y fomentada por los políticos, a quienes les conviene pues ya es conocido que durante los conflictos y en las crisis es cuando mejor ocultan sus "torcidos". Es tan poderosa su influencia que las personas comunes, las de "Mano Pueblo", le tienen miedo a la Paz.
Soy un hombre de contradicciones enriquecedoras que me ayudaron a conocer la diversidad del mundo. He saltado de la unidad a la dispersión, de  la alegría a la tristeza, de la abundancia a las limitaciones  materiales. He visto brotar la vida en una humilde canoa en el río Caguán y también he visto el rostro de la muerte en la selva, en los hospitales, en las calles. 


Le pongo el alma a todo lo que hago, a lo bueno y a especialmente a lo malo. Con todo, soy un hombre simpático que irradia alegría y optimismo para aromatizar la lucha casi inane por la justicia, la solidaridad, la equidad y el respeto por el pensamiento ajeno. Enamorado de la tradición oral y del lenguaje coloquial, creo que también en la simplicidad del idioma se esconden grandes expresiones artísticas y elocuentes batallas por la Libertad.
Gozando la vida, acumulo fuerzas para enfrentarme ventajosamente a los momentos amargos. Me atormentan las mentiras del Estado y de la politiquería  desprestigiada que se sirve del pueblo engañado para atarlo a un modelo caracterizado por la indiferencia y conformismo.
Cuando comprendí que los comerciantes cuantificaron el valor de la información y la Verdad se convirtió en una mercancía, me retiré de los grandes Medios de comunicación que, inevitablemente, expresan la voluntad de sus propietarios. En los Medios de provincia y últimamente en Medios digitales, así como desde mi blg- catanochucho.blogspot.com -mantenemos la defensa de la Libertad de Prensa como la esencia de todas las libertades porque bajo su bandera ningún crimen quedará impune.  
Las consecuencias del paso del tiempo, cuyas manifestaciones se acentúan en estos setenta, nos llevan, inevitablemente, a la exclusión y a la marginación social que, por causa de la torpeza del subpresidente-predicador, quedó legalmente establecida. El mayordomo no cree que es posible estar sano y ser productivo a los 70 años y por esa razón ordenó enjaularnos y darnos 2 horitas diarias de sol mientras sacamos el perro a mear. Históricamente, los ancianos han sido símbolo de sabiduría y merecedores de respeto y reverencia, pero el capitalismo nos trata como piezas de estorbo.
Observo con preocupación que algunos amigos -a esta edad ya desaparecieron los enemigos- traicionan sus ideas y abandonan sus principios asociados con la percepción de la realidad y el análisis de la coyuntura sociopolítica y económica del país. Para muchos, la declinación de las energías por causa de la edad es también la hora de las conversiones a credos y grupos que no corresponden con sus posiciones tradicionales.

-Estás horriblemente asustado, en un proceso de regresión, le escribí a un excompañero de luchas tras recibir vía Whatsapp una invitación suya a multiplicar la cadena de oración "por los fieles difuntos". 
-Mejor pida por los vivos infieles, le dije con tono burlón.
Los estereotipos negativos hacia la vejez y la muerte, que nos han vendido desde siempre, pueden generar fobias, como asociar la ancianidad con la enfermedad y con la muerte inminente. Personalmente pienso que el mayor logro de mi vejez es estar vivo en un país particularmente violento, inequitativo, dominado y desgobernado por unos pocos clanes corruptos, infames y criminales.
Mientras el mundo sufre el horror por la pandemia del covid-19, confinado, encalabozado, víctima del miedo y la incertidumbre, me siento como un aristócrata, exclusivo y selecto, caminando siete kilómetros diarios en promedio, por las vías rurales del municipio de Salento, Quindío, en contacto con la Naturaleza, entre cafetales, robles, cedros, plataneras, naranjales, neblina, pájaros "barranqueros" y los laboriosos "Carpinteros"; guatines (guaras) y el rumor de los ríos Navarco y Quindío cuyas aguas espumosas y frías se esconden entre guaduales.
Con la soberanía visual que ofrecen las alturas, con el perfume mágico que brota desde el paisaje verde-azul ondulado, me siento por encima del bien y del mal y me compadezco de las desdichas que viven millones de colombianos encalabozados en esas cajas de fósforos que son las casas y apartamentos de "interés social" y también de muchos burguesitos que además del encierro sufren y se estresan por las pérdidas de sus negocios, por la parálisis de sus empresas y porque teniendo dinero no pueden disfrutar de sus excentricidades. Son muy pobres porque no tienen sino el billete...y no pueden gastarlo.


Esta mañana durante mi habitual caminata, pensativo, lleno de la vitalidad acumulada durante siete décadas, contemplando el soberbio rojo-amarillento de las 6:30 de la mañana, las siluetas de las colinas cercanas, las palmas que se inclinan reverentes empujadas por el viento, y emocionado por la alborada de los pájaros, sentí que mi espíritu no  puede albergar nuevos miedos porque ya llegué al futuro, el que tanto terror me despertaba.
Los setenta nunca serán de agotamiento...serán un fecundo renacimiento. 



Coletilla: El desarrollo humano es un proceso evolutivo que se cumple a lo largo de la vida. Cada momento trae su afán y ofrece distintas posibilidades. Para ilustrar de manera gráfica los principales momentos de la vida y sus afanes -muchas veces angustiosos- les dejo este proverbio italiano...para que nunca se detengan, siempre avancen llavecitas.
Si la vitalita e grande e tutto va bene…
Avanti con il pene.
Ma, si la situazzione e dificile e la forza mengua
Avanti con la lengua.
Si questa posizione si torna imposibile e tutto intento e inhumano…
Avanti con la mano.
Ma, si niente funziona… e tutto e nulo…
Avanti con il culo.

Ma, Avanti… sempre avanti, A tutti !!!


viernes, 22 de mayo de 2020

Ochenta y siete años sin Vargas Vila, una columna de fuego demoledora de ídolos y convencionalismos


Comparto con muchos trabajadores de la palabra, profesores de Literatura y amantes de la lectura, la opinión muy generalizada según la cual en Colombia no se ha hecho hasta el momento una crítica literaria objetiva de las obras de Vargas Vila, ni un cuestionamiento razonado de su pensamiento, ni una valoración de su estilo, de su lenguaje, de sus posiciones políticas, de su defensa del libre pensamiento.
Gravemente herido por causa de su estilo virulento y mordaz contra el despotismo, la tiranía, el dogmatismo, los privilegios del clero, se convirtió en un virtuoso del vituperio pero del mismo modo en un usuario magistral de las palabras. Aunque, desde luego, en su producción también existen muchas estridencias insustanciales y excesos, principalmente asociados al desprecio por las mujeres, por el amor, por la vida, por la familia y por la muerte.
Muchos "críticos", desconocen que Vargas Vila, apenas con 16 años, se enroló en las tropas rebeldes del General Santos Acosta y 8 años más adelante fue secretario del General Daniel Hernández, durante el alzamiento que este oficial dirigió contra el entonces presidente Rafael Núñez, durante el cual venció a las tropas oficiales en la batalla de Humareda.
Huyó al Casanare, en donde otro Genearal, Gabriel Vargas, lo acogió y fue allí en donde surgió su estilo panfletario y demoledor que lastimó a los "líderes" de la llamada "Regeneración Nacional".
Considerado como el pensador más elocuente de su tiempo, no ha sido suficientemente estudiado pero sí constantemente satanizado, principalmente por las Iglesias y por los sectores dominantes de la sociedad, por causa de su mordaz acento condenatorio contra los opresores y violadores de los Derechos Humanos y principalmente de la Libertad de Prensa, desde las páginas de sus libros que son, a la vez, hermosas piezas líricas. Porque además de guerrero fue un poeta.

En una de sus piezas autobiográficas, el autor reconoce que "detrás de Ibis y Aura o las violetas no hay sino literaturaje y politicaje despreciables, dignos de quedar enredados en las selvas bárbaras que atravesé" y se lamenta de haberles dado mucho valor y encariñarse de ellas.

Porque sus críticos no conocen o desconocen de manera deliberada obras como De la Historia, Ars Verba, Laureles Rojos, Verbo de Admonición y de Combate", Prensa Libre, La Conquista de Bizancio, Césares en Decadencia, Los Parias, Los Divinos y los Humanos, Los Parias, entre otros, que son excelsas pinturas de la tiranía y de lucha por la Libertad y por la Verdad, de manera contundente, permanente y siempre leal a sus principios.
Fue tanto el odio que despertaron sus obras, que se ofrecieron jugosas recompensas por la captura -vivo o muerto- del hombre que inauguró el estilo incisivo y abrasador contra los poderosos. Además, se recurrió -como sigue ocurriendo hoy- a la difusión de de noticias falsas sobre el autor, como asegurar que su misantropía, su misoginia, su odio a la iglesia católica nacían del hecho de ser hijo de un cura y una monja. Que era homosexual, que apoyaba acciones terroristas, que presidía sesiones de satanismo, que era impotente y hermafrodita.


Los curas amenazaron con las llamas del infierno a sus fieles y calificaron de grave apostasía la lectura de sus obras. Paradójicamente, las noticias falsas como las amenazas, aumentaron su popularidad y en varios países sus obras fueron leídas con entusiasmo y la crítica internacional le otorgó el título de Maestro. 


En el prefacio para la edición definitiva de sus obras, enfermo y casi ciego, Vargas Vila escribió que "miraba la llaga miserable de su corazón" y admitió que fueron las tragedias de su espíritu las que les dieron vida a sus obras: "la sal de mis angustias regó el prado en que nacieron esas rosas violentas y líricas, llenas de un perfume de desolación".

En La Simiente, personalmente veo un autoretrato de Vargas Vila en el protagonista Leonardo Bauci, serio, franco, voluntarioso, pero rudo a la vez, quien en una de las veladas a las que concurrían sus más allegados, sostiene que "es el milagro de pensar lo que engendra la gloria de vivir".
En la introducción de la edición de sus obras completas, Rubén Palacio Viso sostiene que "las obras de Vargas Vila son más que un monumento literario de un hombre que llenó el fin de un siglo y el comienzo de otro. Es la voz de un hombre que entre clamores y batallas sembró en las almas el más loco amor por la Libertad"
Y para cerrar, de Ars Verba, extraigo esta sentencia que se refiere la inmortalidad del pensamiento y de la palabra: "solo la muerte hace enmudecer al Genio...y el Genio empieza a vivir el día que muere".
Vargas Vila nos dejó un ejemplo de lucha y de elocuencia. Quienes aprendimos algo de su vida entendemos por qué los dueños del poder intentan eliminar a los hombres que buscan la Libertad. Y en Colombia, son muy frecuentes y crueles los casos en que esos intentos son materializados.