sábado, 31 de octubre de 2015

Creatividad, magia y sorpresas en la noche del "Halloween"



El primer niño que llegó a mi apartamento reclamando dulces con motivo de la noche de brujas, vino disfrazado de Álvaro Uribe.
-"Si no me das dulces, te pego en la cara, marica, te monto un par de falsos positivos, te pongo de nuevo a Pachito en RCN” y como estoy a punto de enmosarme con el exvice, te doy un coscorrón, me dijo con acento paisa cuando abrí la puerta.

 Los niños ven la realidad de una manera muy particular y a partir de un hecho, de una frase, de una fotografía o de una simple conversación, comienzan un proceso mental que desemboca en la elaboración de su cosmovisión, fantasiosa, sofisticada o verdadera, se apropian de ella y la defienden con la fuerza de su corazoncito, con lágrimas, con sonrisas, con caprichos o con rabietas y hasta con silencios inexplicables.
Los pequeños perciben el mundo sin las prevenciones de los mayores, palpan los hechos inconvenientes de sus padres y de sus profesores; observan y sufren la violencia pero no son capaces de comprenderla y mucho menos pueden justificarla. Al pedir explicaciones sobre los conflictos -incluido el armado- entran en un verdadero purgatorio, en una cascada de dudas y penalidades porque los mayores no somos capaces de dárselas. O se las damos amañadas a nuestros puntos de vista, o simplemente dejamos que saquen conclusiones a partir de lo que les dicen los grandes Medios manipuladores. Del mismo modo, los pequeños no tienen las competencias para entender las decisiones inapelables de sus papás, no comprenden muchos fenómenos sociales como las injusticias, la corrupción o los avances tecnológicos, pero están inevitablemente sometidos a sus consecuencias.
En fin, los menores viven en medio del huracán de la vida social, política, científica y deportiva, no como protagonistas sino como elementos pasivos, como una especie de David, con su honda entre las manos, a la defensiva, ante los gigantes que los asedian, los amenazan, los agreden, los explotan, los manipulan y los dominan.
Para muchos niños, la vida no está siempre suspendida entre la obediencia, el miedo y las privaciones porque tienen el privilegio de vivir como reyes, en medio de la abundancia, aunque sin mucho cariño, porque sus padres son ricos... pero no tienen sino dinero.
Los hijos del pueblo, los que viven en las zonas deprimidas, aquellos que se quedan solos en sus casas mientras sus padres trabajan; los que toman aguadepanela y comen arroz diaria y persistentemente; los que sufren periódicos accidentes o son víctimas de los malvados, los que van a la escuela del barrio o de la vereda, los que sufren la guerra que tampoco entienden, de la misma manera viven la dinámica social sin comprenderla. Ellos también tuvieron este 31 de octubre un mensaje para la sociedad que no los protege de manera adecuada, que algunas veces los desprecia y en muchas ocasiones los utiliza como coraza para defenderse o para la comisión de algún delito.
Porque la llamada noche de las brujitas se universalizó con distintas denominaciones, entre ellas "día de la muerte" o "noche del espíritu", pero de todas maneras con el predominio de la versión gringa "Halloween", como consecuencia de la expansión ideológica "made in USA"  que tiene como objetivo la homogenización del pensamiento y la cultura, es decir, poner a la gente a pensar de manera unánime porque la controversia desbarata las mentiras, y ante la debilidad de las instituciones nacionales y su falta de creatividad para diseñar fiestas originales, auténticas que no reproduzcan modelos extranjeros.

Anoche, hasta los ciudadanos más distraídos sentimos una agitación de pequeños guerreros por las calles de pueblos y ciudades, metidos entre los disfraces que ellos imaginaron, entre las figuras de su simpatía o de su odio, utilizadas como mensajes de protesta o gratitud, como expresión de un anhelo, como provocación, como denuncia, como reflejo de las opiniones de sus padres y profesores o simplemente como un instrumento para hacerse reconocer, para salir del anonimato, o para reclamar un momento de atención.
“Dame amor, dame dulces por favor” fue la consigna más agitada por los pequeños, muchos de los cuales salieron acompañados por personas mayores. Tocaron la puerta del apartamento desde las 5 de la tarde hasta pasadas las 10 de la noche.
El primer grupo, se abalanzó sobre el paquete de dulces en una competencia anárquica como la izquierda colombiana.
-Vamos en orden, niños, les reclamé mientras los puse en una fila que llegó hasta las escaleras del primer piso.
Antes de comenzar la entrega de las golosinas, les pedí que cada uno explicara su disfraz a medida que pasaban por la puerta.
-Soy el presidente Santos, y necesito dulces, mermeladas y dinero para ganarme al Congreso y para financiar las inversiones del postconflicto, dijo un niño embadurnado de silicato de magnesia, imitando la voz gangosa y seca del mandatario.
-Solo dulces puedo darte y, por favor, no pidas ni recibas dinero esta noche, le advertí.
-Soy un signo de interrogación y quiero saber hasta cuándo seguirá la guerra, se identificó el siguiente.
-Difícil respuesta, anoté. Por Uribe y su combo de ultraderecha, secundado por el fundamentalista exprocuraGODOr y otros personajes obsesionados por la violencia, la tendremos durante muchos años más y entonces ustedes, como Yo, nunca conocerán la paz.
-Soy un verdugo, ejecutor de las penas de muerte y quiero acabar con los corruptos, con los violadores de niños y con los maltratadores de mujeres, gritó uno, entre la fila, con evidente enojo, desde el interior del disfraz de "la santa parca".
-Soy Iván Márquez y reitero que el mundo no ha dado ni un paso hacia la civilización sin la ayuda de las armas y sin un ejército del pueblo...tengo los fusiles y un ejército ya desmovilizado pero no tengo pueblo. No tengo sino esperanzas de que "El Paisa" no se vuele de la zona de transición. Sacó dos barriletes, 3 supercoco y muchas bombas, se puso el pasamontañas y bajó veloz las escaleras.

-Soy un campesino de "El Pato" y quiero una reconstrucción histórica basada en las huellas de la sangre, en la memoria colectiva, sin reservas sobre la verdad de la violencia. Una paz verdadera, sanadora y duradera...me salió en verso, agregó recogiendo su poncho que se le cayó cuando al saludar hizo una venia.
-Soy congresista de la iglesia cristiana, dijo una pequeña, arrodillada ante el paquete de dulces, extrañada por su marca...¿son dulces MIRA?, preguntó.
-Casi adivinas, pequeña...son Miraflores, pero leíste solo la mitad porque tengo la bolsa doblada, le dije.
-Dame muchos dulces y los diezmos para llevarle a mi pastor, me rogó, mientras estiraba una bolsa grande de tela, igual a las que utilizan en las iglesias de la Piraquive para recoger las vacunas de los fieles.
-Soy un puñal de luz que me quiero meter en el corazón de los Medios de comunicación porque están inundados de basura mentirosa, declaró el muchacho que llevaba un micrófono colgado en su pecho con los logotipos emblemáticos de RCN y Caracol, radio y televisión.
-Somos dos enfermos que padecemos el calvario de las EPS, más grave que nuestra propia enfermedad, y ya no tenemos ni fuerza ni paciencia pues llevamos 6 meses a la espera de citas con el especialista y turno para una cirugía, dijeron con voces casi inaudibles dos niños metidos en esqueletos que semejan cadáveres ambulantes.

-Soy la tierra, exclamó una pequeña de 8 años, gordita y metida en un mapamundi. Todo está muriendo en Mí porque todos me han vuelto la espalda, empujados por la ambición. En el futuro amasaremos mucho dinero pero no tendremos mercancías para comprar, pronosticó.
-Me llamó la atención una niña que murmuraba debajo de las escaleras, asustada y sola, con un loro en su mano derecha y una anaconda plástica que le envolvía el cuello.
-Qué te pasó?, le pregunté desde arriba
-Soy la exalcaldesa de Florencia y...
-y qué?, la acosé
-Pues como estoy condenada espero mi turno, aquí escondida, anotó, ocultada por un velo sostenido por uno de sus contratistas.
-Soy Cárdenas, el extécnico del deportivo Casi, me dijo un pequeño parándose al frente de la puerta, con un balón verdiblanco en el piso, un fusil al hombro y un estribo en su mano derecha.
-Bueno, le dije, pero si eres Cárdenas, cómo explicas lo del fusil y el estribo?
-Ahh, mirá, ve, tu sabes que Yo siempre juego a la defensiva...y el estribo porque dicen que no sirvo sino para meter la pata.

Llamó la atención de los concurrentes la llegada de dos mujeres jóvenes y hermosas que trajeron a una niña dentro de un raro cajón metálico.
Apenas saliendo del singular empaque, la pequeña se confesó:
-Soy un fruto LGBTI y fui adoptada por ellas. Mi cosmovisión y mi estructura socio-política son tan inusuales como el cajón en el que llegué...pero antes que me den dulces, quiero quejarme porque... ¡¡ustedes no se imaginan lo trágico que es aguantarse la opresión y la cantaleta de dos mamás!!.
-Soy congresista, se me presentó un niñito de 7 años, vestido como un rey. Soy el rey del ausentismo...y desapareció, como hacen los congresistas luego de contestar el llamado a lista.
-Soy el exfiscal corrupto anticorrupción, gritó un muchacho casi adolescente desde el interior de un toro mecánico que, sacudiéndose, subió las escaleras.
No veo la asociación entre corrupción y el disfráz, observé.
-Soy un toro mecánico porque tumbo a todo el que se me arrime, incluidos abogados, jueces y magistrados.
-Estas fiestas, estos pedidos de dulces, estos disfraces están hechos para poner a la gente del común, especialmente a nosotros los niños, a pensar, a sentir y a esforzarse para vivir como los gringos, me dijo una jovencita que hizo fila pero no recibió dulces ni juguetes y tampoco estaba disfrazada.

-Soy el pueblo, me dijo tímidamente al oído un niño que llegó en medio de dos banderas de Colombia.
-Y tus banderas que representan?, le pregntó el niño que seguía en la fila.
-Una está arriada...es la bandera de las luchas...y esta otra está izada...es la bandera del conformismo, la resignación y el servilismo, respondió. El pueblo adora la servidumbre.
Con alardes de preciosismo literario y acompañada por dos papagayos, una linda muchacha, de ojos azules, llegó atropellando al grupo. Soy la mentira, se identificó. Me encanta la seducción y dio varias vueltas en el descanso, al pie de la puerta.
- Y los pagayos?, la interrogué.
-Son la prensa y la radio...mis más importantes conquistas, contestó a tiempo que metía a los animales en una jaula.

Un delfín amarillo bajó del  sexto piso y, muy de prisa, confesó que
representaba a Rodrigo Lara.
-El alcalde de Neiva o el hijastro de mi amigo Vargas Lleras, le preguntó un inquieto niño disfrazado de director de Noticias Caracol que agitaba un incensario.
-El de Vargas Lleras, dijo tranquilo.
Primer delfín amarillo que veo, reclamó "la paloma de la paz" que comía maíz pira en el suelo.
-Amarillo de la pena con mi papá que fue asesinado por la gente que ahora defiendo, exclamó con el cinismo que ya es natural entre los congresistas.
-Soy la paz, gritó el último niño de la cola, soltando una paloma flaca y desplumada que se precipitó sobre la bandeja de maíz pira que repartí entre los niños.  
-Estoy moribunda y sucesivamente manoseada. Primero por diálogos más largos y aburridores que "sábados felices", después por la disputa del SI y el NO y ahora por los partidarios de la violencia, dijo mientras tomaba los últimos dulces y juguetes que quedaron del desfile de disfraces.
Una niña, disfrazada de pata sola, llegó cuando ya me retiraba
-Soy la izquierda y no quiero dulces. Solo pido que todas las "patasolas" de Colombia, todos los que hemos sufrido por causa del Estado excluyente, corrupto e injusto, implantado por unas pocas familias, nos juntemos para fundar una patria con justicia social. El sectarismo, la incompetencia y el complot de la derecha nos ha dejado históricamente sin opciones.
Cerré la puerta, agotado por la faena con los niños y su fiesta de brujas pero cuando empecé a quitarme los zapatos sonaron en la puerta tres golpes extraños y atropellados, como cuando alguien llega de prisa, perseguido, o acosado por un cólico de amebiasis.
-Soy la parca, llavecita, me gritó en la cara.
Desperté a las 7 a.m. envuelto en una cobija térmica que me puso mi hermana  Martha para enfrentar una de las noches más frías de este otoño en la zona metropolitana de Washington. Soñe con el mundo sin alma, que celebra el día de los niños sin enseñarles a pensar, a comprender el universo y los conflictos sociales, a entender por qué la justicia y la ley han sido sustituidos por la fuerza. 
Mi sobrina Karina encontró un billete colombiano de $100 mil -que alguien metió por debajo de la puerta- cuando salió a las 6 de la mañana.
-Tío -me dijo por celular- me acaban de llamar de la oficina de una campaña política desde Bogotá para decirme que el nietecito del señor de la foto del billete no pudo llegar al desfile de disfraces por causa del paro de Avianca pero que unos amigos suyos pasarán más tarde para que le firmemos un certificado chimbo de su asistencia.
-Más fácil le firma Santos!!, le dije mirando el billete del abuelo del "coscorronero"
-¡Y saber que en Colombia nunca tuve uno de estos en mis manos!!
Me tomé un café de orígen "Kajamarca" que personalmente recogí, despulpé y sequé. Tostado en el SENA Agropecuario de Armenia, me traje 12 libras para degustar en las tierras del mono Trump.
Con el primer sorbo solté una sonrisa por las amenazas del niño que inició anoche el desfile. Y me senté a escribir este relato.


viernes, 30 de octubre de 2015

¡¡Hasta luego, compa “Robert”!!



Rendimos honores a Pablo Beltrán Polanía
Oficial de Bolívar
Coronel del Pueblo
Compañero del M-19
¡Hasta siempre, Robert!


Después de haber creído por muchos años que la justicia social y la libertad se conseguían y se amparaban con la lucha armada, y de haber actuado en sincera correspondencia con ese precepto, Pablo Beltrán Polanía, el compa “Robert” del M-19 -en donde muchas veces vio la muerte saliendo de los fusiles del enemigo- regresó a la legalidad y cambió el fusil por  la Palabra, como instrumento para degollar la desigualdad que nos priva de la felicidad.
Y llegó a la Asamblea del Caquetá en donde, movido por su amor desenfrenado por la libertad, luchó constantemente hasta convertirse en un referente, en un guía político de muchas personas que sin haber sido militantes del “Eme”, se congregaron alrededor de sus principios democráticos tras la amnistía y entrega de armas por parte del movimiento guerrillero.

Abatido por el caciquismo, la politiquería, la perfidia de muchos de sus compañeros y desencantado de un pueblo conformista y cómplice de sus desgracias políticas, pero siempre consagrado de manera casi obsesiva a las tareas de combate por la equidad y la democracia, “Robert” entró prematuramente a la tumba abrazado a sus ideales, con la nostalgia que despierta la ingratitud del olvido.
Si las palabras de los muertos tienen doble resonancia, nos corresponde a quienes fuimos sus compañeros de lucha, enarbolar sus banderas para que su ejemplo y su tenacidad no se vuelvan cenizas como el cuerpo que yace en las entrañas de la tierra desde esta semana.

Toda acción política sincera es una lucha por  la  defensa de los derechos de los más vulnerables y ahí quedan tus huellas eternas del inconformismo, la persistencia y el atrevimiento como señales en la vía, siempre mostrando la meta de la igualdad, la solidaridad y el buen genio.
Crisantemos majestuosos crecerán en tu tumba bajo el cielo de tristeza que ha quedado entre nosotros, compa “Robert”. Personalmente, con la noticia de tu muerte sentí que una ráfaga de infinito pasó muy cerca de mí, como una balada del último sueño en honor a un grande luchador que ha caído.

Es tanta la procesión de amigos muertos que en el crepúsculo de la vida ya caminamos por una avenida de tumbas, buscando la nuestra. La lista de quienes se anticiparon en el viaje de la muerte es más  grande que la de los que todavía recorremos el huerto espinoso de la vida.
Duerme en paz discípulo de Bateman, idólatra de la libertad, compañero de la cruz que hoy recuerda el cuerpo de hombre que luchó con pasión por la justicia y la convivencia.
Cuando ya hemos calmado casi todas las ambiciones, más temprano que tarde te seguiremos en el viaje al corazón de la eternidad. Mientras tanto, sobre tu tumba germinarán las semillas de la convivencia, abonadas por la lluvia de lágrimas de tus compañeros angustiados por tu temprana partida.

Llegará el día cuando no sea necesario morirse para que los reconocimientos dejen de ser como un sudario, como un lienzo que se pone sobre aquello que ya no es.

sábado, 24 de octubre de 2015

Solano, Caquetá, 84 años. Una belleza abandonada en el corazón de la selva


Desde "la bocana", en donde el río Orteguaza se encuentra con su hermano mayor, el Caquetá, y en medio de una turbulenta contradicción devalúa sus ímpetus para entregarse, casi sensual, con todas sus espumas, peces, vegetación, mariposas multicolores, historias de vida y muerte, y también con su contaminación, se ve Solano como un pesebre encumbrado sobre el majestuoso horizonte del gigantesco afluente.
Solo, entre la inmensidad de la selva caqueteña, Solano es también otro socio del club de municipios abandonados por un Estado excluyente, mentiroso, corrupto y déspota que solo los reconoce como suyos cuando una de sus postales hermosas causa sensación en círculos internacionales, cuando los buscan en el mapa para definir alguna estrategia militar o para el diseño de planes demagógicos que nunca tienen impacto sobre sus habitantes.

El club de pueblos perdidos en la fascinante amazonia, fundados casi todos por compatriotas expulsados de sus territorios nativos por la violencia, el hambre y la falta de oportunidades. O simplemente atraídos por el misterioso encanto de la manigua.


Llegando al muelle, y mientras el conductor de la "voladora" le busca refugio entre un bosque de canoas y otros deslizadores, se siente el rumor de la gente, de los transportadores, y hasta hace pocos  años de los bañistas y de las lavanderas con sus cantos, carcajadas y gritos descomplicados. Niñas, mujeres adultas y algunas ancianas, con sus blusas traslúcidas por la humedad, lavaban, nadaban y jugaban en un espectáculo que desapareció con la apertura del servicio de acueducto.


En el río han comenzado muchas historias de amor y también han terminado muchas ilusiones.El bullicio del puerto, el viento que sopla enérgico, los pescadores que llegan con sus cosechas, los botes que pitan al zarpar y el tropel sonoro de una bandada de loros que pasa casi rasante y veloz, despiertan una sensación combinada de libertad y miedo.

La gratificante llegada a estos pueblos ribereños, cuyos habitantes vivieron históricamente de la caza y la pesca acompasadas con sus canciones y bailes, contrasta con las expectativas, que saltan como los nicuros, ante el inminente escrutinio de los misterios que la selva esconde.

Desde la "bocana" hasta el puerto; desde el muelle hasta el colegio; desde el parque principal hasta las veredas de la carretera en construcción que irá hasta La Unión Peneya, en cualquier parte, se obtiene una copia fiel de la naturaleza, seductora, llena de halagos, tenebrosa pero cautivadora.


De conformidad con los testimonios de los más antiguos residentes, los primeros aventureros llegaron a Solano en los años 30 y poco después de su fundación, el 12 de noviembre de 1936, fue eregido a inspección del municipio de Puerto Leguízamo, que años más tarde se segregó del Caquetá. Sus habitantes, ya enamorados del territorio, se quedaron en el Caquetá, en una de las primeras manifestaciones de regionalismo.

Solano es un municipio, con 43.112 kkms cuadrados, un poco menos del 50% de la extensión total del departamento y está formado principalmente por llanuras bajas y húmedas, cubierta de selvas vírgenes que vienen de la amazonia por las escarpas y serranía del Araracuara y por la serranía de Chiribiquete.

 En el mapa, Solano se ve como el extremo sur-oriental del departamento y presenta graciosos apéndices que bordean el río Caquetá, como la raíz de una muela, y en el extremo opuesto se mete coqueto en territorios vecinos para configurar los límites con Valparaíso, Milán, La Montañita, Cartagena del Chairá y San Vicente, en el Caquetá, y con los departamentos de Guaviare, Vaupes, Amazonas y Putumayo.


Solano es la capital de la belleza. De la belleza natural y humana, de su paisaje, de sus mujeres y de su río portentoso que se recoge, se represa, se  encrespa y rompe la escarpa de la serranía del Araracuara con la furiosa desesperación de sus aguas, que en medio de un espectáculo alternativamente tenebroso y placentero la parten en dos, como una potente motosierra en un tronco podrido.

Pero es, del mismo modo, el único municipio del departamento que no tiene vía terrestre para su acceso, es la región del departamento con el mayor número de necesidades insatisfechas y hace apenas un par de años fue interconectado al sistema eléctrico nacional. Entre todas sus necesidades insatisfechas, hay dos que deben ser resueltas de manera urgente, con el apoyo del alto  gobierno: la disposición final de los residuos sólidos, que se hace a campo abierto, a pocos metros del matadero local y de la Institución Educativa, y el pésimo servicio de acueducto, por calidad y por cobertura. El agua que se suministra en la actualidad no es apta para el consumo humano por causa de las limitaciones de su planta de tratamiento. El servicio se ofrece cada dos días, durante 3 horas y el líquido contiene partículas en suspensión muy visibles.


Durante los últimos años se ha registrado una dramática disminución de los caudales de los ríos Orteguaza y Caquetá, atribuida a procesos erosivos, únicas vías de acceso al municipio. Expertos en la materia calculan que en pocos años estos afluentes perderán sus condicione de navegabilidad durante el verano y entonces numerosas comunidades podrían quedar aisladas.


Al estilo de los viajes de Maqroll, el viajero, del genial Alvaro Mutis, a Solano, "los productos, los dolores, la enfermedades y hasta las pequeñas soluciones llegan en oxidados planchones empujados por un remolcador que asciende la corriente con una  lenta y terca dificultad de asmático".

 El río es la vida de este pueblo. Es su belleza, es su medio de comunicación, de sobrevivencia. En él se han tejido miles de historias dramáticas  amorosas,  mágicas y hasta de terror. La explosión de un carguero por causa de la obstrucción de su vaporizador, que lanzó a algunos de sus habitantes varios kilómetros adentro de la selva, hace 50 años, es una de las leyendas más contadas por los más antiguos residentes del pueblo.

Son muy mentados aquí, igualmente, los llamados "bakaki" uitoto, los mitos y leyendas de esta etnia, muy numerosa en las riberas del río.


Pocos metros antes del puerto principal, una isla obliga al río a dividir su caudal y solo durante los inviernos implacables es inundada por el afluente. Le dicen Cuba y guarda muchos secretos de travesuras infantiles, juegos de adolescentes y encuentros furtivos. "Muchas veces contemplé a la luna errante que subía al cielo y yo encontraba morada para mis pasiones en esa isla", me dijo hace un par de años el senador Jorge Guevara.

 El poeta León Gerumano también confesó haber visto en esa isla "la sombra  aumentada de los barcos y sentido el agua hechizada que ardía en su pecho" durante aventuras juveniles. "El viento y el amor soplaban con fuerza en ese pedazo y desde allí mirábamos los cocuyos de luz mortecina en el muelle", relató el poeta, quien vivió su juventud muy cerca de la finca de Toño Perdomo.


Hace 20 años, los recorridos por los afluentes tributarios del río Caquetá, se hacían entre paujiles, pavas, micos, tentes, loros y hasta culebras amenazantes. Los pescadores capturaban presas de tamaños colosales, de las cuales no quedan sino las fotografías de los gringos con sus trofeos. Los paujiles son una reliquia, los micos son muy escasos y los tentes que las señoras adoraban porque cuidaban a los niños como a Zoro, en la novela de Jairo Aníbal Niño, son puro recuerdo

La gente sueña con la carretera y los más optimistas creen que ahora, en el posconflicto, se acabará el laberinto de promesas, corrupción, politiquería y disculpas que ha enredado el rumbo de las soluciones para este lejano pero paradisíaco rincón de Colombia. Actualmente existe la trocha que llegando a La Unión Peneya, municipio de La Montañita, conectará a Solano con Florencia. Hace apenas dos semanas, un motociclista aseguró haber hecho un viaje desde la capital del Caquetá hasta Solano, en solo 4 horas y media, por la trocha, transitable solamente en tiempo  seco.

Como otras  poblaciones de Colombia, Solano también es reconocido por su condición de escenario importante del conflicto armado y muchos de sus moradores, especialmente de la zona rural, han sido víctimas de la violencia. Durante los últimos meses se advirtió la presencia de grupos armados pertenecientes a las llamadas "disidencias Farc"  o "Nueva Marquetalia" y de hombres  que se han autoproclamado como miembros del cartel mejicano de Sinaloa, que hace apenas dos semanas ocuparon el centro poblado de Yurilla, a solo dos horas en yate desde Solano.

Solano tiene dos tesoros naturales y culturales, las serranías de Araracuara y Chiribiquete. La primera, con atractivos naturales exóticos principalmente por la espectacularidad del río Caquetá a la entrada y salida del cañón abierto por sus aguas. La furia y la desesperación del río se perciben en toda su dimensión desde “El infierno”, pocos metros abajo de la salida de las aguas del estrecho, desde donde se esparce el rocío refrescante de la vaporización.
Por su parte, la serranía de Chiribiquete, declarado Parque Natural Nacional, con 50 especies de flora y fauna nuevas para la ciencia, y pictografías de 20 mil años de antigüedad que contradicen la historia de la presencia del hombre en América, es uno de los lugares que merecen mayor atención por parte de investigadores de todo el mundo.



Solano también tiene otro atractivo que lo distingue, es  el embrujo de su tradición oral, contada y desatada por indígenas uitoto, pescadores, motoristas de yates, canoas y botes; por campesinos, por ancianos, por niños, que dejan en silencio a los visitantes que los escuchan atentos en la maloca o en cualquier esquina del pueblo. Todos narran sus historias apoyados en atractivos lingüísticos y simbologías muy particulares. Son verdaderas películas amorosas, dramáticas, mágicas y algunas llenas de terror.
Las desgracias, la pobreza y la exclusión se abaten sobre los habitantes urbanos y rurales de este municipio. Pero la tragedia y el olvido los han engrandecido y, como la corriente de su río poderoso, la gente va es "pa´adelante con toda".
Y la grandeza de su sacrificio consiste en apartarse de las cosas muertas y de aquellos que por años les han mentido. Los ideales del pueblo viven ahora entre los jóvenes porque la lucha contra las viejas mañas de la politiquería es el el objetivo.








































martes, 13 de octubre de 2015

ARMENIA, 126 AÑOS. REGRESO AL BARRIO EL JAZMÍN

Calle 36 con carrera 26, barrio El Jazmín, hoy Santander
Caminando por los senderos de la evocación, me tropecé justo en la esquina de la calle 36 con carrera 22, con una casa vieja en donde funcionaron algunas aulas de la escuela Jesús María Ocampo. Me detuve emocionado ante el recuerdo  de tanta belleza espiritual sepultada bajo ese rancho y, como arrancada por la fuerza de un huracán, emergió la figura del profesor Ramón Velásquez, con quien aprendí las primeras letras y de quien, asimismo, recibí los primeros castigos por mi conducta de diablo chiquito.
Sentí que no podía continuar sin dedicarle unas cuantas líneas a ese sector de Armenia, el antiguo barrio el Jazmín, lindo nombre de ese oloroso arbusto, de flores de 5 pétalos, soldados por la parte inferior a manera de embudo, que por asuntos relacionados con la politiquería, sufrió el cambio de nombre…le pusieron barrio Santander. Así son los políticos, cambian perfumes por mierda.
En la esquina del frente, funcionó la más grande tienda del sector, La Palmera, de Doña María Agudelo y su esposo Pedro Villamizar, y una cuadra más abajo, las aulas hermanas de la escuela en donde mandó con mucho criterio el profesor Luis E. Olarte, pero a quien se le salió de las manos muchas veces la anarquía escolar al paso de “Buche”, la demente incurable que entraba en crisis peligrosas de disociación de sus funciones síquicas cuando le gritaban su apodo, desde las ventanas de la escuela.
Zurda, con su cauchera de dos hilos sin orqueta, Buche fue durante muchos años un factor de perturbación grave, no solo en el barrio El Jazmín, sino en toda la ciudad y no es exagerada la afirmación de entonces, según la cual cuando una persona alcanzaba algún reconocimiento le decían que se había vuelto más famosa que esa loca. Mientras los muchachos estimulábamos los trastornos de la loca como una manera de interrumpir  la monotonía escolar, Buche comenzaba un periplo compulsivo y violento por todo el barrio, desde el parque hasta el paso del ferrocarril, por las calles 33, 34, 35 y 36. La gente se encerraba pero los “patos”, sacando la cabeza por los postigos –muy comunes entonces- gritaban el apodo y renovaban la pasión de Buche.
Calle 36 No 26-42, casa paterna entre los años 1956 y 1961
El sacerdote Fernando López, párroco de la iglesia de San José, con jurisdicción en el Jazmín, intentó en vano muchas veces apaciguar los arranques violentos de la famosa loca y algunos vecinos se vieron obligados a intervenir para protegerlo. En mi recorrido, vecinos del ahora Santander, recordaron la frecuente coincidencia de Buche con “Avenegra”, otro demente cuyo hábitat era la “Cueva del humo”, pero que también incursionaba por el sector. Su mención, me recordó al otro “Pinga Pérez”, un manco alcohólico que merodeaba principalmente por los cafés y cantinas del centro de Armenia, de mesa en mesa. Fue un personaje simpático que algunas veces, a causa de la sobredosis, ofrecía espectáculos bochornosos que obligaron la intervención de las autoridades.
Los escolares nos gozábamos a Buche, pero nos aterrorizábamos ante otro personaje siniestro de la época, el “Mono Pirobo”, un individuo blanco, alto, que usaba gafas oscuras, que nos acosó muchas veces con piropos de doble y triple calibre.  También recordaron a “Chencha”, una mujer bajita y coja que solo se perturbaba cuando le hablaban de su estatura. 
El "Conde de El Jazmín" o "doctor cuajada", y “Guacarí” fueron otros personajes del barrio, satanizados por los muchachos pero realmente inofensivos.
Las familias Rave y Castañeda fueron las más numerosas del barrio, con sus pilares don Jacobo y don Félix, respectivamente, un conductor de taxi que con el paso de los años alcanzó figuración y reconocimiento en la empresa Tax Páramo.  Junto con don Kiko Mesa, Mercedes Rodas, la familia Quintero, don Tista Velásquez, Juan Casallas, Arcángel Espinosa, la familia Aguilar, doña Carlota León, con su fábrica de arepas, la familia Ramírez,  los hermanos Garcés, uno de ellos conocido como “Chonto” y excelente futbolista. El barrio creció con su nuevo nombre y comenzó la construcción de las nuevas viviendas que remplazaron a las casas de bahareque.
Esas horas inquietas de la niñez romántica y lirica, que ya son rumores lejanos del viaje que empezamos en el Jazmín, tuvieron el acompañamiento de la profesora Hortensia en la escuela de niñas, Nuestra Señora del Carmen, y de don Diego Mejía Mejía, con los muchachos, que tomamos leche abundante y comimos  grandes pedazos de queso amarillo en los recreos, como parte del programa gringo “Alianza para el progreso”.
Esquina de la calle 36 con carrera 22,  costado sur-oriental del actual parque del barrio Santander
El servicio de transporte público lo prestaba la naciente cooperativa de  buses urbanos o buses blancos, que competía con la de los buses amarillos y era algo así como la empresa pobre contra la rica. Buses que salían de rutas nacionales, de expreso boliviariano, flota Magdalena y expreso Palmira, eran enganchados a la cooperativa sin cambiarles de pintura. Eran los parches de la empresa, pero los más preferidos porque representaban la renovación del parque automotor.
Las preocupaciones de hoy son demasiado tristes frente a las de entonces, cuando en medio de la jocosidad, el facilismo y especialmente la tranquilidad se alegraban los momentos más trascendentales de la vida infantil. Las noches del alumbrado, de la velitas, transcurrían en absoluta calma, sin los temores de hoy derivados de la inseguridad, la violencia y la pólvora, y quizás una de las mayores atracciones era la de recorrer el barrio en una divertida tarea de recolección de parafina, con la que construimos figuras de distintas formas y tamaños. Hoy, las velitas fueron sustituidas  por las luces eléctricas y en las calles abundan los tacos de pólvora y los ladrones.
Además, muchos niños viven en las calles, con sus conciencias y cuerpecitos deformados por una sociedad que los satanizó por su pobreza y los marginó, los arrinconó a los vericuetos tenebrosos en donde aprenden a delinquir para sobrevivir. Esos niños que no gozaron en la escuela sino que sufrieron en las calles, son los delincuentes que te matan para robarte el celular.
Nostálgico de estos bellos parajes de la memoria, llegué a casa y entonces mi vida reapareció fría, desnuda y desgarradora, como si una mano traidora me hubiera puesto en la frontera de la realidad. ¡Claro!, en una fiesta del niño, mi mama me disfrazó de diablo, con cachos y cola…hice llorar a muchos pequeños y asusté hasta los mayores pero no he podido dejar de ser el diablo que me pusieron encima.

lunes, 12 de octubre de 2015

CONFORMISTAS Y SERVILES, PERFILES DOMINANTES


Hay momentos felices, hay momentos tristes, hay momentos de llanto, hay momentos de gloria, porque la vida es un torrente dinámico, un columpio de venturas y desventuras. Y, del mismo modo, no hay momentos neutros.

La vida es un combate constante, para mantener una condición o para salir de ella. Los poderosos –léase los políticos, los gobernantes y los dueños del dinero- se nutren con las mentiras y traiciones, mientras el pueblo lucha contra ellos en un intento por mejorar sus condiciones, para sobrevivir, como la boruga atrapada por los perros de cacería que defiende la guarida y sus cachorros. Mientras más luche, mayores serán sus posibilidades de salvarse. Pero nunca, aunque la pelea es desigual, la boruga será indiferente ante el ataque de los perros y sus amos.
Por qué el hombre asume una actitud indiferente ante algunas amenazas ciertas, inminentes y feroces que lo han asediado históricamente, que se transmiten de generación en generación?.

Por qué mientras se prepara para eventuales terromotos e inundaciones, inclina la cabeza y dobla sus rodillas ante los ataques contra la Verdad, contra la Libertad, contra la Educación y contra su propia comida, y prefiere someterse antes que luchar?.
Sencillo. Porque las iglesias y los grandes medios de comunicación que son de los poderosos señalados arriba, maquillan las garras y las fauces de los perros de cacería mediante operaciones retóricas que modifican la cosmovisión de los borugos colombianos, hasta hacerles confundir los zarpazos con caricias. Entonces, se vuelven adictos a esa condición de sometimiento.
En Colombia, los vicios contemporáneos más fatales no son la corrupción, el alcoholismo y la drogadicción, sino el conformismo, precursor del servilismo, y la indiferencia. Se afirma que los alcohólicos y los drogadictos pierden la autoestima, pero los indiferentes y conformistas pierden el sentido de la Libertad.

Pero, tal vez lo más grave, es que vivimos entre esclavos que aman su condición. Y, peor aún, cuando rebelarse contra el conformismo es una apostasía, cuando no una utopía romántica; cuando no se triunfa con los principios y doctrinas sino con las “posiciones” porque la virtud fue sustituida por el “éxito”, entendido como la capacidad para obtener bienes materiales. El mundo estomacal.
El pensamiento y la rebeldía son anacronismos, de acuerdo con los líderes de derecha y los izquierdistas conciliadores que se sienten muy grandes entre el tumulto de arrodillados que es Colombia entera. Me avergüenzo de los “dirigentes”, no de la Patria, ni de mis regiones amadas, Quindío, mi natal terruño, y Caquetá, que me adoptó.
El camino ha quedado, y seguirá marcado, por las batallas que libramos y el eco de las voces inconformes reverbera en los aires aunque todavía no se escuchen las voces gemelas que, como en la leyenda bíblica, se disputen el peso de la cruz de la lucha constante.

La dignidad debe ser una bandera, un gesto supremo que debe convertirse en actitud contra el despotismo. Y es a través de la palabra que nos corresponde denunciar la indiferencia porque es preferible un pueblo muerto a uno mudo. Es menos peligroso el tirano que sus acólitos y vale más un hombre muerto que un esclavo vivo.
Todo con la palabra, porque no hay nada contra ella.


jueves, 1 de octubre de 2015

El juego de votar y botar. No botemos los votos, botemos las basuras


































Históricamente, el pueblo ha sido manipulado políticamente, engañado, puesto al servicio de caciques y “patrones”,que lo botan al olvido después de cada voto comprado con falsas promesas, con mercaditos, con botas de caucho, votos de confianza y hojas de zinc. Como al ganado, que lo llevan al abrevadero antes del sacrificio, a los electores los llevan a las mesas de votación a botar su voto secreto que, por el contrario,es conocido con antelación por las camarillas que lo compran. En la misma mesa de votación, el ciudadano hace votos, expresa su deseo favorable a la democracia pero siempre bota su voto porque es un voto sin conocimiento, sin reflexión, porque no es un voto a conciencia.
Otros, los que no votan –que en nuestra falsa democracia son la mayoría- botan la oportunidad de participar en la toma de decisiones con sus votos y aunque son críticos, permanecen en silencio ante los problemas comunes que pueden resolverse con el voto de conciencia.
Ante el espanto doloroso que vive el pueblo por causa de la corrupción y la politiquería, votemos con rabia contra los vicios enquistados en el poder, es decir, botemos esas basuras con el voto.
Ante el derrumbamiento de tantas cosas que construyeron nuestros abuelos, nuestros papás, como la honestidad, el cumplimiento de las promesas y la capacidad ejecutiva, votemos contra el silencio porque quien puede votar y no vota, está botando, está desperdiciando la oportunidad de hacer notar su inconformidad y, de alguna manera, es un cómplice silencioso de los delincuentes de cuello blanco que vendieron previamente sus votos a un procuraGODO poderoso para que no los bote cuando los investigue.

Ante la marea de infamia,corrupción y despotismo, los campesinos votaron el paro que es ejemplo de lucha, apoyados por las redes sociales y la gente sufrida de este país, y botaron sus herramientas y su miedo para protestar legítimamente contra un Estado ladrón que los botó a su suerte, les dice delincuentes pero que los necesita para pedirles los votos que hasta ahora ellos han botado. Un Estado que negocia con los que echan plomo y le echa plomo a los que protestan,
Ante el despelote administrativo, ante el momento histórico, ante el enojo por la miseria y el olvido, ante el silencio tradicional, votemos ahora como un ejercicio que marcará la historia de las elecciones regionales, para que aprendamos a botar a los que traicionan a sus electores. Aunque el triunfo no transformará inmediatamente las basuras que botemos, votemos por el cambio que comienza, como un primer levantamiento contra el crimen administrativo. Votemos por la vigencia de las ideas distintas, por la soberanía popular. Botemos la desconfianza, votemos por la recuperación de las glorias pasadas. Botemos las negras horas de desesperanza, votemos por la ilusión. Botemos lo caduco, votemos por los espíritus nuevos y prendamos la hoguera del cambio con las tablas de los corruptos.
No botemos el voto, votemos las basuras oficiales con el voto de conciencia, un voto que no se bota, llavecitas.