lunes, 15 de junio de 2015

Fanatismo deportivo, la llama que funde a la gente con sus opresores


El fanatismo se define como el apasionamiento de una persona que defiende con tenacidad desmedida una creencia, un gusto, una opinión o un personaje. Pero son relativamente pocos quienes intentan explicar satisfactoriamente los orígenes de esa condición, inevitablemente atada a la cosmovisión del sujeto que la padece.
En una sociedad como la nuestra en la cual las formas de percibir el mundo son modificadas, maquilladas por la clase dominante a través de sus aparatos ideológicos que le vendan los ojos a la gente sobre las cosas materiales y se los abren sobre los misterios y la superstición, es muy fácil deducir que el grueso de la comunidad actúa de acuerdo con los lineamientos que trazan aquellos que sustentan el poder político y económico.
Los fantásticos y fabulosos dramas bíblicos, las actuaciones de sus equipos favoritos y los planteamientos de algunos políticos, le interesan más a la gente que sus propios dramas porque han sido encadenados espiritual e ideológicamente a ellos desde la familia y la escuela, y reforzados por los medios masivos de comunicación que fabrican falsos personajes de la vida cotidiana, los endiosan y los convierten en ídolos por sus “hazañas” políticas, religiosas y deportivas, principalmente. El expresidente Uribe, Messi, Cristiano Ronaldo y ahora Falcao y James, en lo político y deportivo, se suman al Corazón de Jesús y la virgen del Carmen, en lo religioso, como expresiones relevantes del fervor popular, que despiertan sus “virtudes”.


El fanatismo deportivo, que es una verdadera pasión para los hombres y cada día para más mujeres, cuyas manifestaciones llegan a niveles de verdadera irracionalidad y a determinar hasta formas de vida muy particulares, es una conducta modelada, desde la masa ignorante, por los dominadores sociales que conducen la opinión del público hacia sus propios puntos de vista, en otras palabras hacia sus intereses.
Apoyados en la teoría conductista según la cual el entorno no es más que un conjunto de estímulos y respuestas, que surgió de las investigaciones evolucionistas de Carlos Darwin con las que demostró que el individuo se adapta a su medio, los ideologistas burgueses diseñan mecanismos –léase trampas- con las cuales conducen a las masas hacia los puntos de vista, hacia los anhelos de los poderosos, hasta crear sentimientos como el falso patriotismo o patrioterismo, según el cual quien no apoye a la selección Colombia es un apátrida. En otras palabras, es poner a la gente del común a pensar, a sentir y a esforzarse para vivir como los miembros de la clase dominante.


Pero el interés que mueve la modificación de la conducta  de los sectores populares no es meramente ideológico. Obtenida la respuesta de las masas a los estímulos ofrecidos a través de los grandes Medios de comunicación, viene la cosecha, es decir, el usufructo económico de esa condición de sometimiento y es cuando se disparan las ventas no solo de las camisetas y de productos promocionados por esos ídolos de barro. Todo desemboca en el consumismo innecesario. El deporte y, particularmente el fútbol, es el eje de uno de los negocios más prósperos del planeta.
Ídolos de barro que se desmoronan, estrellas que se apagan después de haber sido utilizadas para los propósitos comerciales de vender mercancías o ilusiones, tal es el caso de Lance Armstrong, de los 7 títulos que obtuvo en la carrera ciclística más importante del mundo mediante dopaje sistemático. Y  Alvaro Uribe, quien pasó de ángel a demonio en cuestión de meses, a quien la crema-nata de la oligarquía utilizó para reverdecer unas rosas que se le marchitaban en el huerto de su reino.


Desde el punto de vista práctico, ¿de qué le sirve a una persona de "mano pueblo" que la selección Colombia clasifique al mundial de 2018?. O que quede campeona?.¿En qué la perjudican sus derrotas?. Para el campesino que abandona sus labores y se desplaza hasta dos horas por caminos difíciles para mirar un partido por tv y se emborracha tras la victoria, su rutina  y sus dramas de pobreza serán los mismos aunque Colombia sea campeón mundial. El fútbol, como todos los espectáculos, no debe ser más que un instrumento de distracción y de descanso.
El fanatismo es una pasión que esconde miedos y alimenta esperanzas pero no deja de ser una conducta aprendida, una reacción ante los estímulos, ante las mentiras convertidas en verdades por los Medios masivos de comunicación. Y sus 3 principales manifestaciones, política, religiosa y deportiva, son igualmente nocivas. Creo que me quedo corto con ese adjetivo puesto que efectivamente estas formas de apasionamiento son generadoras de violencia en todo el mundo. Las guerras del medio oriente tienen su origen en el fanatismo religioso. La violencia que desangra a Colombia desde tiempos inmemoriales comenzó y se nutre del fanatismo político y en los estadios mueren inocentes, por lo general menores y jóvenes, por causa del fanatismo deportivo.


La dominación ideológica precede a la dominación económica y se ejerce a través de los Medios masivos de comunicación, de la Iglesia y de la educación con el fin de crear un monopolio del pensamiento que facilite la manipulación de las masas, grandes consumidoras de mercancías y también de ilusiones conformistas.
El Periodismo alternativo, que modifique el actual estilo de comunicación vertical –un emisor para muchos receptores- por uno horizontal –muchos, para muchos- y despojado del poder jerárquico de los grandes Medios, en el que cualquier persona se informa, pero simultáneamente ofrece información para el colectivo, a partir de las experiencias y vivencias cotidianas, nos ayudará significativamente a la construcción y fortalecimiento de la identidad nacional, que exprese y represente los verdaderos intereses y anhelos populares.
Los grandes Medios imponen condiciones laborales miserables a los profesionales de la comunicación, con lo cual los limitan y los exponen a las tentaciones del chantaje, el soborno y los atan a las ventas de publicidad, a la politiquería y al gobierno. El poder de los grandes Medios se refuerza con el ejercicio del periodismo de biberón que se alimenta de los presupuestos oficiales y por tanto es acrítico, complaciente y mentiroso.
El periodismo alternativo es, pues, una opción que nos permite cortarle la carótida a la politiquería en la información y romper esa cadena que condena a los comunicadores a su dependencia del gobierno, de los poderosos, del comercio y hasta de las congregaciones religiosas.
Un periodismo alternativo que, además, por su carácter horizontal, se retroalimenta de manera constante y pone la controversia fraternal como elemento fundamental en la dinámica informativa que, del mismo modo, genera grupos de estudio y trabajo que no solo contribuyen al registro verdadero de los hechos, sino que también impulsan procedimientos dirigidos a transformar la realidad en donde se ejercita.


El periodista alternativo es, asimismo, un generador de ideas, un inquieto creativo de circunstancias, un inventor de nuevas formas de mostrar los hechos y de explicar sus implicaciones, un analista permanente y a su vez autocrítico que corrige las fallas en un aprendizaje permanente.
El periodista que no tiene un sentido maravilloso de la armonía, que no es fanático de la belleza y del don de la conmoción, nunca podrá ser un poeta dotado de la capacidad de convencer y, especialmente, de reinar sobre el corazón de los lectores...además de veraz, el periodista debe ser un gran encantador.
El periodista alternativo es un verdadero fanático de la Verdad y de la Libertad.

miércoles, 10 de junio de 2015

El juego de votar y botar. No botemos los votos, botemos las basuras

Históricamente, el pueblo ha sido manipulado políticamente, engañado, puesto al servicio de caciques y “patrones”,que lo botan al olvido después de cada voto comprado con falsas promesas, con mercaditos, con botas de caucho, votos de confianza, hojas de zinc, tamales y dinero en efectivo.
 Como al ganado, que lo llevan al abrevadero antes del sacrificio, a los electores los llevan a las mesas de votación a botar su voto secreto que, por el contrario, es conocido con antelación por las camarillas que lo compran. En la misma mesa de votación, el ciudadano hace votos, expresa su deseo favorable a la democracia pero siempre bota su voto porque es un voto sin conocimiento, sin reflexión, porque no es un voto a conciencia.
Otros, los que no votan –que en nuestra falsa democracia son la mayoría- botan la oportunidad de participar en la toma de decisiones con sus votos y aunque son críticos, permanecen en silencio ante los problemas comunes que pueden resolverse con el voto de conciencia.


Ante el espanto doloroso que vive el pueblo por causa de la corrupción y la politiquería, votemos con rabia contra los vicios enquistados en el poder, es decir, botemos esas basuras con el voto.
Ante el derrumbamiento de tantas cosas que construyeron nuestros abuelos, nuestros papás, como la honestidad, el cumplimiento de las promesas y la capacidad ejecutiva, votemos contra el silencio porque quien puede votar y no vota, está botando, está desperdiciando la oportunidad de hacer notar su inconformidad y, de alguna manera, es un cómplice silencioso de los delincuentes de cuello blanco que vendieron previamente sus votos a un procuraGODO poderoso para que no los bote cuando los investigue.
Ante la marea de infamia,corrupción y despotismo, los campesinos, los Maestros y los transportadores votaron el paro que es ejemplo de lucha, apoyados por las redes sociales y la gente sufrida de este país, y botaron también sus herramientas y su miedo para protestar legítimamente contra un Estado ladrón que los botó a su suerte, les dice delincuentes pero que los necesita para pedirles los votos que hasta ahora ellos han botado. Un Estado que negocia con los que echan plomo y le echa plomo a los que protestan.





Ante el despelote administrativo, ante el momento histórico, ante el enojo por la miseria y el olvido, ante el silencio histórico, votemos en las las próximas elecciones como un ejercicio que puede marcar la renovación de la historia del país. Aunque el triunfo no transformará inmediatamente las basuras que botemos, votemos por el cambio que comienza, como un primer levantamiento contra el crimen administrativo. Votemos por la vigencia de las ideas distintas, por la soberanía popular. Botemos la desconfianza, votemos por la recuperación de las glorias pasadas. Botemos las negras horas de desesperanza, votemos por la ilusión. Botemos lo caduco, votemos por los espíritus nuevos y prendamos la hoguera del cambio con las tablas de los corruptos.
No botemos el voto, votemos las basuras oficiales con el voto de conciencia, un voto que no se bota, llavecitas.