jueves, 16 de julio de 2020

Día de los transportadores. Perfiles: choferes de buses y busetas, operadores multifuncionales







Los conductores de buses y busetas de servicio urbano conforman un grupo de operadores excepcionalmente multifuncionales, privilegiado en el conocimiento de las conductas de la población, pues por sus vehículos circulan diariamente las masas de "mano pueblo", con sus problemas, sus anhelos, sus frustraciones, sus "éxitos", sus lágrimas, sus sonrisas, su ingenio y hasta sus enfermedades.

Como escapando de una persecución, se mueven con frenesí, dando la impresión de estar a punto de ser devorados por los depredadores, que en su caso son la planilla, el reloj y  la llamada "guerra del centavo", que azota a la mayoría de trabajadores independientes o "freelancers", aquellos  que no tienen jefe, que son su propia empresa y ofrecen servicios o productos a terceros, o simplemente quienes trabajan bajo la modalidad chupasangre de "Orden de Prestación de Servicios", OPS.

A pesar de la presión de los minutos, de los trancones, del bullicio callejero, de sus problemas familiares y de la gritería de los pasajeros, los choferes de buses y busetas de servicio urbano mantienen su atención automática para desarrollar muchas operaciones de manera simultánea: aceleran, frenan, meten los cambios, miran por los retrovisores internos y externos, reciben el pago, dan las "vueltas" - o devueltas-, hacen sonar las cornetas, le mientan la madre a los "chupas" o "condoritos" de tránsito, le suben el volumen a la radio o cambian de emisora; le dan vueltas a la cabrilla, responden preguntas sobre las rutas y gritan "corránse p´atrás".

Devorados por las injusticias y por la impotencia de sus esfuerzos, la mayoría de los conductores es indiferente a los problemas del país pero mantiene viva una gran fraternidad gremial y, además, tiene una característica predominante, con muy pocas excepciones: su lenguaje desvergonzado pero fluido, espontáneo, alejado de las reglas, que escandaliza a los oyentes convencionales.

Son personas con familias que dependen de su trabajo y muchas veces llegan a pie a sus casas situadas en sectores populares; son felices aunque saben que sus patrones, las autoridades de tránsito y la misma gente no los comprende y al acostarse sus cerebros reviven las principales escenas del día en las que ven retratadas sus tribulaciones laborales y la impotencia de todos sus esfuerzos. 

En las grandes ciudades, el gremio de los conductores de buses y busetas ha sido fuertemente golpeado con la puesta en marcha de los llamados Servicios Integrados de transporte, pues se calcula que, por ejemplo en Bogotá, salieron para chatarrización casi 4.500 buses, busetas y colectivos, o sea igual número de conductores. 
Cuando se producen las movilizaciones del sector transportador, pocas veces se mencionan los problemas de los conductores y regularmente son los empresarios quienes ganan con el escudo que ponen los hombres del volante y en los acuerdos con los nuevos empresarios de los servicios integrados siempre pierden los choferes mayores, a quienes consideran personas "deterioradas".
El sindicato que los agrupa ha insistido en que “tiene que haber un resarcimiento por el resto de tiempo que no podrán laborar. Esa es la pelea que nosotros como sindicato tendremos que dar”, sostiene Francisco Mora Guerra, su presidente.
Denunció asimismo que las nuevas empresas transportadoras están obligando a renunciar a los conductores, como una forma de quebrar su antigüedad y facilitar el tránsito hacia el nuevo sistema integrado. “De esa manera les va a salir muy barato el cambio y van a dejar a mucha gente en la calle”.

Como la mayoría de colombianos, los conductores de buses y busetas son escépticos, que no creen en nada ni nadie porque han sido sucesivamente engañados y es sabido que para los que no creen en nada, es indiferente que los demás crean. Es la cadena que ata al pueblo con la resignación.
Por su condición de hombres del pueblo y pese a las distancias recorridas, a los "cabrillazos" y a las aceleraciones, al acostarse, los conductores de buses y busetas en sus sueños sienten que todas las rutas de su vida convergen a las fuerzas hostiles, no hay un destino claro para evadir los dolores de la discriminación.
Porque para la gente del pueblo, nunca lo que vive corresponde con lo que sueña.