jueves, 18 de abril de 2024

Estoy a punto de olvidar (5). Mi encuentro con Bateman

Sin proponérmelo, mi aproximación al M-19 empezó a caminar desde la misma campaña publicitaria de expectativa en los principales periódicos: "¿Gusanos, parásitos?...ya llega el M-19", decía uno de los mensajes publicados al estilo de las mejores estrategias de mercadeo, en lo que parecía una ofensiva para la promoción de un vermífugo. Anuncios en el momento preciso en el que la gente busca lo que tu ofreces, es una norma del mercadeo.
Cuando el EME sustrajo la espada de Bolívar, el 17 de enero de 1974, la gente supo que, de verdad, se había iniciado la eliminación de los gusanos y parásitos producidos en el estercolero de la vida nacional y de la gangrena moral que desde el aparato estatal también los incubaba. El M-19 empezó a cambiar la historia con acciones que interpretaron el sentimiento popular de entonces y las masas se enamoraron de ese estilo espectacular.

Pocos meses después, la barca de la vida me llevó al Caquetá y desde las modestas páginas de El Zurriago, el ejercicio periodístico que nació en el entonces corregimiento Cartagena del Chairá, en 1975, expresado en hojas tamaño oficio, impresas en mimeógrafo, previa "picada" del papel esténcil en el que se estampaban las letras y los dibujos para que la tinta pasara a través de los cortes que se hacían con las teclas de las antiguas máquinas de escribir, también sin proponérmelo, desarrollé la "línea" del EME, que todavía no llegaba a esa región. El mimeógrafo fue el multicopista de la época.

Tengo a la vista una edición del periódico Mayorías, con sus hojas amarillentas en las que observo la alusión y el facsímil que ese Medio hizo de nuestro Zurriago, como un milagro en "la profundidad de la selva", gracias al informe que le hizo a ese medio Gerardo Lozada, un docente ya retirado, quien visitó el corregimiento durante algunos días, sin mencionar que se trataba de un "espionaje" exploratorio por parte del EME.
Seguramente por mi piadosa admiración que nunca oculté por el naciente EME, o quizás por los contenidos insolentes y abiertamente a favor de los sectores excluidos en el  modesto periódico, también en formación, fuimos vistos como elementos potenciales para reproducir su propuesta política y, naturalmente, para la expansión del movimiento, del cual solo se conocía su audacia y su contundencia en los operativos, y en mi caso personal ni siquiera conocía su línea política. Yo era del EME, románticamente.

Con el paso del tiempo y después de la pérdida de la batalla con el cura José Manca, quien logró sacar del colegio y, desde luego de la pequeña población, al equipo responsable de El Zurriago, y tras la cualificación  sindical y política, nos adherimos al movimiento político Organicémonos, bajo cuya carpa participamos en distintos procesos dentro de la lucha sindical y social, en medio de la lluvia de fuegos y cenizas en una de las más sombrías etapas de la historia reciente, bajo crueles restricciones de las libertades fundamentales y la violación permanente de los Derechos Humanos. Fueron los tiempos del macabro "Estatuto de Seguridad". 
Trabajo en la elaboración de un capítulo de la serie Estoy a punto de olvidar dedicado a mostrar un resumen de esas luchas y de las propuestas políticas y la metodología de Organicémonos que, sin lugar a dudas, fue el mayor tributario para el proceso de expansión del EME, para el enriquecimiento de su propuesta política, para el "endoso" de masas probadas en la la lucha y, claramente, para el aumento de sus tropas. La influencia de Organicémonos fue notoria en mi ejercicio como miembro de la junta directiva del sindicato de Maestros y como periodista.
Mi admiración por Bateman, por su vehemencia, por su claridad, por su conocimiento del país, por sus propuestas sobre la justicia social como precursora de una Nación mejor; por su liderazgo, por su lucha por la Libertad, por su imaginación creativa y hasta por su informalidad y simpatía, fueron evidentes aún sin ser un militante de esa agrupación.
En mi vida no he visto luchar a un hombre con su singularidad y ahínco,  con su claridad, con la variedad de formas comunicativas sencillas e impactantes, hasta el punto de hablar sobre la "revolución como una fiesta, como un sancocho nacional". Un fenómeno de masas que entre el clamor de las luchas clandestinas clavó su nombre entre la gente de "mano pueblo" como ninguno otro y produjo una inocultable influencia sobre la conciencia de la gente.
-Bueno paisita, comencemos, me dijo Bateman acercándose a la hamaca en la que descansé durante 12 horas continuas después de 4 días de largas y accidentadas caminatas, desde Lago Agrio, Ecuador, hasta el campamento donde se realizó la Octava Conferencia.
Hay momentos en que parece que todas las fuerzas se apartaran de nosotros; quedamos sumidos en la sombra, al garete, como lanzados a un abismo profundo y se nos aparecen los fantasmas del desamparo.
-Bueno, balbucié tembloroso, con mi voz saliendo de ese circuito siniestro que me atrapaba de manera tempestuosa.
-Con la sinceridad de un niño, se lo digo, comandante...estoy severamente perturbado por la ansiedad, por el proceso, por la búsqueda de este momento y por la admiración que le profeso.
-Eso no es naaa, hombe!, me dijo mirándome con sus ojos apacibles, agrandados debajo de su sombrero...Yo soy un intermedio entre león y chacal, compañero.
-La embriaguez que produce el brillo de los operativos y esa avalancha de golpes impactantes, no puede perjudicar la sensatez que se necesita para sacar al país de este momento crítico?, le pregunté para arrancar, con voz trémula todavía.
-Solo la lucha compañero, solo la lucha mantiene la voluntad de triunfo y no existe otro camino...y ese camino lo hemos ido aprendiendo y dando ejemplo de dignidad, valentía, de heroísmo y de creatividad...si tú miras al pueblo sencillo, a las bases populares, encuentras más alegría, más sabiduría que en las otras clases...somos intérpretes de esas condiciones y las elevamos al nivel de la lucha...todo lo que hacemos, lo logramos mirando el espejo del pueblo y reflejando lo que la gente quiere oír, lo que la gente quiere que se haga en este país...
-La revolución es el arrasamiento de todo lo que va en contra del pueblo para construir sobre las ruinas con el renacimiento de las ideas...porque en Colombia se habla de cambios pero solo se ejecutan trastornos para favorecer el pillaje...es el triste periodo que que vive el país y que tenemos que cambiar con la participación de la gente, desde abajo, añadió
Con una mezcla de su misticismo simpático y su rigurosa disciplina, mirándome con sus ojos penetrantes como rayos X, dijo:
-Compa, pasado mañana, 7 de agosto, de manera simultánea con la instalación del Congreso de la oligarquía, que no es para servirle a la patria sino para traicionar a los que los eligieron, aquí instalaremos la Octava Conferencia, que le va a hablar muy claro al país, con sus hombres que quieren la Paz, pero no la Paz para ellos sino para el pueblo y usted sabe que la Paz sin justicia social es imposible...después de mi discurso de instalación volveremos a hablar de política, paisita. Y encendió un habano.

Efectivamente, coincidiendo con la instaslación del Congreso por parte del recién posesionado presidente Betancur, con su elocuencia de soñador, Bateman sorpendió a sus tropas con el anuncio de la propuesta de Paz, luego de hacer un análisis de la coyuntura política nacional:
-La inspiración de la guerra está agotada, gritó en el patio de armas después de hacer un recorrido por las luchas, las pérdidas y la persistencia de las condiciones de pobreza e inequidad entre los colombianos. Mencionó los principales operativos, los más sonados, pero también lloró por las pérdidas de vidas; también autodefinió al EME como el más audaz políticamente pero sin muchos resultados militares de importancia.
Dispersas las tropas como por una tempestad, quedó un vacío perceptible fácilmente por el silencio que caracterizó las horas siguientes y algunos de los "guerrillos" custodios me dijeron que para ellos el fin de la lucha armada era como una herida en su alma, sobre su rebeldía tormentosa.
-Yo quiero morir combatiendo, no perdonando, porque tengo sangre luchadora me dijo en tono suave uno de los muchachos encargados de mi seguridad.
Al día siguiente, Bateman llegó hasta mi "cambuche", acompañado por Iván Marino Ospina y la periodista Ligia Riveros, con la propuesta de Paz firmada por los dirigentes, dirigida a Belisario Betancur:
-Esta propuesta de Paz, esta mano tendida hacia la negociación, se irá con ustedes...la besó y cerro el sobre de manila, en una ceremonia semejante al padre que despide a sus hijos rumbo a la construcción de sus proyectos de vida.


Ese hombre grandulón y fraterno se gozó el momento y con sus palabras de libertad pronosticó que seríamos más famosos que el ángel San Gabriel porque "el legado del M-19 para Colombia será la Paz".
-Y tu paisita, creo que entendiste ese rollo de la decadencia de la lucha armada pero, no lo olvides, en ningún momento, antes de un acuerdo bajaremos la abnegación, los sacrificios y la alegría que le hemos consagrado a esta lucha...y aún en la eventual legalidad, permaneceremos firmes en la lucha por la justicia social.
Todavía hoy tengo fresca la figura de ese hombre que en mis notas de entonces definí como una especie de analista, cruel con sus ojos pero generoso  y divertido con su actitud.
Ese hombre legendario cuya muerte produjo dolor nacional, pero que la voz de su alma resuena y empuja todavía un gran movimiento de liberación nacional.
Porque con una sentencia entre filosófica y pragmática, el comandante "Pablo" también dijo -durante la ceremonia de instalación de la Octava Conferencia- que "mientras exista un solo hombre dispuesto a morir por una causa justa, habrá esperanza para el pueblo".
!Y esa sentencia fue más allá de una frase de mercadotecnia: es la linea vigente del M-19 cincuenta años después!!!


martes, 19 de marzo de 2024

La mano de Topogigio

Los análisis de antropólogos y criminalistas no alcanzan a explicar la adoración del instinto, el reinado de la fuerza y la venganza que muchas personas -y grupos armados- utilizan para dominar a los demás. En las regiones de la "Colombia Profunda", profunda por la brecha de desigualdad y olvido, se perciben todavía como normales las manifestaciones de fuerza para imponer puntos de vista y "modelos" sociales.
Desde personas adictas a los puños y el machete, hasta bandidos reconocidos; los de uniforme y los disfrazados, así como otros soñadores de la muerte, movidos por la discriminación, la miseria, el hambre, el olvido, los dolores, la venganza y las ambiciones. ¿Cómo podemos desarmar el odio?.





Hoy me fui de funeral. Una de las más pintorescas historias recientes de la tradición oral del municipio de Solano, Caquetá, refiere el entierro de la mano de “Topo Gigio”, un mecánico, excelente contertulio y, al estilo de la gente campesina, un buen peleador, o por lo menos, un peleador muy frecuente.

Por disputas aparentemente pasionales, Oliverio Palomino, “Topo Gigio” y Tito Ramírez, tenían casada una “bronca” que, cuando estos personajes se pasaban de tragos, desembocaba, inevitablemente, en bulliciosas peloteras en las que, por lo regular, se involucraba mucha gente del pueblo.

Un domingo al caer la tarde, “Topo Gigio” llegó a su casa, situada en el puerto principal, en un barranco que ofrece una vista espectacular hacia la bocana, donde el río Orteguaza devalúa sus ímpetus y en una contradicción antagónica y fatal, tributa sus aguas al padre de la hidrografía regional, el río Caquetá.

Desde el orinal, “Topo Gigio” observó a Tito en la popa del bote en el que trabajaba y entonces los aguardientes se le subieron a la cabeza, le mentó la madre de un grito, lo acusó de ladrón y le anunció que "voy bajando para que nos matemos” porque, según le vociferó, “el odio ya no me deja dormir”.
Se armó con un cigüeñal de motor fuera de borda, con lo ojos brotados como los de un sapo y con una caneca de trago en el bolsillo trasero del pantalón, descendió las escalinatas del muelle y cuando su pie derecho pisó la proa para ingresar a la embarcación, Tito Ramírez le cercenó la mano izquierda de un solo machetazo…
-”No siga, gran hijueputa, porque me le llevo la otra”, le dijo.

 Pero Gigio avanzó hacia el interior del bote porque apenas sentía un poco de ardor y mucho enojo. Rosa Cardona, esposa del Topo Gigio, y su hijo Alveiro, le gritaron que corriera para el hospital porque le habían cortado la mano, pero no les hizo caso. Después de dos vueltas de persecución por las bordas, el herido resbaló, soltó el cigüeñal, observó el muñón impresionantemente rojo, con la piel arremangada y se desmayó. La mano brincaba en busca de su dueño y en medio del pánico Alveiro la pudo recoger y con sus manos como bandeja se la trajo para el hospital en donde, envuelto en una sábana, su papá esperaba en una camilla al médico de turno.

“La mano de "Topo gigiio”, gritaban los muchachos que como un enjambre de abejas acompañaron el recorrido de cinco cuadras hasta el centro asistencial. La madre del exsenador Jorge Guevara, Elcira Guevara, recuerda que los dedos de esa mano gorda se movían como si estuvieran escribiendo a máquina. 

Trasladado a Florencia, el herido se recuperó pero en Solano sus amigos colgaron la mano en el dintel de una puerta. La gente pasaba, la miraba, la tocaba y quedaba impresionada con la precisión del corte, que parecía hecho con motosierra.

Dos días después, la metieron en una pequeña caja de madera y en una romería que terminó en fiesta popular, la llevaron al cementerio tras un ritual que fue desautorizado por el párroco de la época, el sacerdote italiano Pepe Svanera.

Algunas personas recuerdan que mientras el médico atendía a "Topo Gigio", colocó la mano sobre una máquina en la que escribía las fórmulas y hacía las historias clínicas de sus pacientes y muchos aseguran que cuando el galeno dijo que definitivamente no se podía reimplantar en el muñón, la mano cercenada se movió violentamente sobre las teclas. Al recogerla, los muchachos que la llevaron se sorprendieron con una frase salpicada de sangre y escrita con pésima ortografía…era un madrazo contra Tito Ramírez.

viernes, 15 de marzo de 2024

Tradición oral/ El hombre que conversaba con el diablo

Con respeto y cariño, a don Pachito Rentería, tronco de una de las familias históricas, emblemáticas, del municipio de Solano, Caquetá.

Con frecuencia -acentuada por el paso del tiempo- me olvido de lo que publico y muchas veces son mis amigos o mis detractores quienes recuerdan algunas notas. Hoy, al pasar por la residencia de don Pacho Rentería, lo vi sentado en la silla perezosa que remplazó a su viejo taburete de vaqueta.
-Buenos días, don Pachito, cómo amaneció?
-Muy bien, señor, con la memoria patinando, pero todavía me alcanza para recordar algunas cositas de mis ya casi 95 años, me dijo con su mirada perdida.
-Venga, siéntese porque me parece que nosotros conversamos algo sobre el abuelo de mi papá, hace como 25 años, Dimas Rentería, famoso por su fuerza, pero no recuerdo más, me dijo mientras su nieto Jhon Fredy Mancera nos tomaba una foto.
Actitudes como estas son las que me hacen sentir cariño por los relatos que garrapateo periódicamente y me llaman a prestarle atención a las notas que en su momento absorbieron todo mi interés.
Decidí, republicar este relato que hace parte de la tradición oral del municpio de Solano, del cual también tengo en este blog contenidos alusivos a su trdicional oral indígena: los bakaki uitoto.
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La abundante, entretenida y anecdótica tradición oral de los habitantes históricos de los ríos Orteguaza y Caquetá menciona a un personaje famoso por su fuerza y lo sitúa a comienzos del siglo XX, en pleno auge de la actividad cauchera. Se trata de don José Dimas Rentería, ancestro de una de las familias más tradicionales y numerosas del municipio de Solano, en el departamento del Caquetá.
Aunque por la época el yagé estaba reservado exclusivamente a los indígenas, los testimonios sobre las facultades casi sobrenaturales del señor Rentería parecen relatados o arrancados a personas bajo fuertes sobredosis del bejuco.
Increíbles y abundantes, las historias coinciden principalmente en atribuirle una excepcional resistencia física y una fuerza en sus brazos capaz de desarraigar los arbustos de caucho escogidos para odeñarles el látex. Considerado como el mejor boga, don Dimas cargaba sus canoas de 4 toneladas en el puerto de Solano sin la ayuda de otras personas, soltaba la embarcación, se paraba en la proa, metía dos palancazos a cada lado, se iba para el centro, cargaba su cachimba y se ponía a fumar hasta la bocana del Orteguaza, en donde repetía la operación, seguía fumando tabaco y hablando solo mientras su bote se metía veloz entre troncos y raudales. Los remeros que bajaban quedaban impresionados, especialmente asombrados porque pocas veces vieron al viejo Rentería con las palancas en movimiento.
Grande, moreno, como de 2 metros, llegó de Buenaventura con su hermano menor. Robusto y silencioso se metía al monte en épocas de poca carga y, también solitario, construía sus canoas, que metía debajo del brazo, como hacen los mancos con los pequeños paquetes, las arrastraba hasta el río y las empujaba al agua. Algunos relatos afirman que el hombre tenía una colita y unos cachos diminutos que tapaba con el sombrero. Muchos bogas se le anticipaban hasta dos día en su viaje al puerto del Curiplaya en Florencia, pero don Dimas los alcanzaba y dejaba botados con su paso frenético. Algunos testimonios de sus descendientes afirman que un día don Dimas fué sorprendido en una curva, antes del caserío Granario, entre San Antonio de Getuchá y Remolinos, en pleno invierno, cuando conversaba con el diablo y le recriminaba porque estuvo a punto de dejarlo naufragar. El diablo, refiere el relato, le explicaba, justificándose, que ahí en ese punto, los vientos están en oposición y contraste, como en el tristemente célebre Triángulo de las Bermudas, al tiempo que pronosticó la ocurrencia de graves tragedias.  Motoristas botes, yates y embarcaciones pequeñas confirmaron la ocurrencia de muchos naufragios en épocas relativamente recientes. Muy cerca de ese sitio, acuatizó, hace 44 años, un avión cargado con armas del M-19, en la también tristemente célebre "Operación Aeropesca", que desencadenó una de las etapas más violentas de la zona situada en sus contornos.

Los relatos de personajes conocidos en Solano, como Leonardo Perdomo, Efraín Valencia y Diocelino Cuero, entre otros, confirman que don Dimas conversaba con el diablo, pero su bisnieto, Don Pachito Rentería, quien se sienta a conversar con sus amigos sentado en un viejo taburete de vaqueta y es un aficionado al biscocho de achira que prepara la profesora Inés Vargas, sostiene que esas son calumnias y que, por el contrario, don Dimas era muy católico y en el ángulo escondido que tienen todas las canoas en sus proas, el viejo tenía una estampa de San Antonio, del cual era muy devoto.
-El viejo no conversaba con el diablo...le relataba canciones extrañas al alma de la selva, le dije a don Pachito.
-Eso sí, eran como rezos anticipados a los náufragos futuros, me dijo días después otro personaje de la historia local, don Arturo Echeverry, fallecido en el 2023.
Don Dimas murió de una hernia, provocada por una mala fuerza y sostienen los relatos que murió sin ser atendido porque, aparentemente, no quiso admitir que un árbol le había ganado y, además, porque nunca aceptó que se le acercaran demasiado como para que le vieran la colita de diablo que tenía.