domingo, 3 de mayo de 2015

¿Libertad de prensa ?



“Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala”
Albert Camus (1913-1960)
En la conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa (3 de mayo), la FLIP informa cuáles son los medios de comunicación, las zonas y los contextos en los que resulta más riesgoso ejercer el periodismo en Colombia. Este informe se basa en los ataques a la libertad de prensa registrados por la FLIP entre el 3 de mayo de 2013 y el 3 de mayo de 2015.

En Colombia, todas las formas de Libertad están contempladas en la Constitución y en las leyes. Pero, como decía mi papá, “del dicho al hecho, hay mucho trecho”.
Claro que hay Libertad y puedes hacer lo que quieras, pero siempre serás satanizado y castigado si lo que haces no encuadra dentro de los esquemas, dentro de las reglas de manejo, de comportamiento, establecidas por la cultura dominante, lo que se denomina como el manual de interacción del ser humano.
En la hipócrita conducta social, la ley establece lo que se debe hacer y la moral dice qué se hace, cómo se hace,pero siempre proyectadas dentro de unas reglas de manejo de los seres humanos,determinadas en correspondencia con los intereses de los dueños del país y de su gobierno.
Todas las formas de Libertad y los derechos que la garantizan, escritos y proclamados, no son recíprocos, son verticales, desde arriba hacia abajo. Es así como los derechos a la educación, a la vivienda, a la salud, al vestido, a la alimentación, a la movilización, a la opinión, la información, entre otros, que alimentan la conducta de la gente y garantizan su permanencia, son parciales y claramente sectorizados.
Sin embargo,  el Estado y la política  modelan estructuras mentales e imponen formas de visión de la realidad y legitiman unos estilos de pensamiento trasformados posteriormente en códigos, rituales, cultos y otras obediencias con las cuales se refuerza la cultura dominante.
La concentración del capital económico, va de la mano  con el llamado capital informacional, mediante el cual el Estado elabora, concentra y maquilla la  información, con la ayuda de los grandes Medios de comunicación, las Iglesias y los poderes económicos. Es decir, se homogenizan las formas de comunicación, se establecen unos patrones que producen impacto ideológico sobre las masas, que regularmente los asimilan sin cuestionamientos. El conformismo y la indiferencia ante la realidad, son las principales conductas obtenidas por esta técnica de sometimiento.


En el caso concreto de la Libertad de prensa y la libertad de información de la gente, es claro que existen pero para aquellos que estén sometidos a los patrones impuestos, para quienes actúen en correspondencia con los esquemas diseñados por quienes monopolizan el pensamiento oficial. Y como los grandes medios de comunicación hacen parte del Establecimiento, sus periodistas deben actuar de conformidad con sus objetivos de refuerzo ideológico. Para lograrlo, se establecen currículos de formación academicista y acrítica, complementadas con la fijación de condiciones labores miserables que obligan a los comunicadores a reforzar sus ingresos con los llamados “engrases” o coqueteos con sus fuentes de información, con los gobernantes, con los empresarios y con los políticos.
El silencio de los labios y de las manos ante la corrupción, la inequidad y los problemas generales de la población, es la consecuencia nefasta de tales coqueteos y entonces cuando algún periodista lanza sus flechas de combate, es desarmado prontamente por el dueño del medio, por sus mismos colegas que sienten amenazados sus ingresos y alejadas sus fuentes de información y, desde luego, por quienes se sienten lesionados con sus publicaciones. Y los oyentes y lectores, siguen ciegos, ante el delito.
La gravedad dolorosa del momento histórico que vive el país tiene su origen en el silencio ante los hechos perturbadores y en la manipulación y maquillaje de las informaciones, pues es a su sombra que el delito avanza. El “tapen, tapen”, se hace con al apoyo de periodistas sobornados, amenazados, silenciados o eliminados.
La musa inmaculada de la verdad, como le aprendí a uno de mis profesores, es degollada de manera permanente con el hacha del Establecimiento y la politiquería o con la del miedo y la cobardía de muchos periodistas menesterosos  del “engrase” porque no tienen otra forma de subsistencia.
Porque -también lo aprendí en mi formación- los periodistas no podemos mentir aunque tengamos delante de nosotros los aplausos y detrás, la cuchilla de un verdugo.


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