domingo, 12 de abril de 2020

Un día en cuarentena



El canto de los pájaros y los gallos, el bramido de las vacas, la agitación del viento y la nariz fría de Teo en mi frente, me despertaron a las 5:30 de la mañana y antes de ponerme de pié vi el aviso del control social que en un lado dice coronavirus y en el otro, cuarentena. Un aviso lapidario con perfume de tragedia.
En estos momentos, cuando la naturaleza indignada con el hombre que se cree su dueño, lo contempla burlona en su soledad, surgen momentos caóticos, aparecen las dudas y tambalean  las teorías científicas, geopolíticas, sociales y también las asociadas con el comportamiento humano durante un confinamiento.
Con el auge de la tecnología y las redes sociales, brotaron los apóstoles de la especulación, la hechicería, la superstición y el miedo, en un mundo ignorante manoseado por la ideología dominante y proclive a la subordinación y a las explicaciones inmateriales e ilógicas de los fenómenos naturales
En medio del desamparo aterrador fomentado por los grandes Medios de comunicación hablados y audiovisuales que por causa del encierro rescataron a sus oyentes que estaban fugitivos por la lambonería, las mentiras y las manipulaciones, a la mayoría de colombianos les tocó apretarse en esas casas y apartamentos diminutos, como cajas de fósforos, financiadas por el Estado. Pero, qué puede importarle al gobierno y a las clases dominantes la humillación del encierro en esos calabozos donde muere la dignidad nacional?. A otros nos tocó el confinamiento entre cafetales, guamos, guaduales, arroyos, naranjos y pájaros.
Después de un baño con agua caliente y un café especial preparado por mi sobrino, el "loco" Javier, cuyo aroma despierta una voluptuosidad casi morbosa, enciendo el televisor y me encuentro con la imagen del presidente Duque, una rara mezcla de histrión y bacán, quien lee en el telepronter una retórica ajena con las estadísticas de la evolución de la pandemia en el país.
De verdad -le digo a mi cuñado Alberto, "el Pato" Ramírez- estamos en un país en decadencia, y no precisamente por el Covid-19 sino por el tipo de personas que lo desgobiernan con su farsa, que no saben qué es lo que quieren, ni hacia dónde se dirigen. Una agrupación híbrida de corruptos y falsos académicos que por cuenta de coronavirus alcanzan protagonismo.
A las 7 y media, un rayo provoca el apagón que me libera del despiste presidencial y entonces voy a la cocina, abro la nevera y saco huevos, cebolla tomate y arepas para el desayuno de los 5 individuos que nos movemos entre las vacilaciones, los sustos,  el mamagallismo,  las esperanzas y en general entre todas las manifestaciones que distinguen la cobardía, en una pequeña parcela del municipio de Salento, Quindío, muy cerca del poblado Boquía, por donde pasó el libertador Bolívar en su último viaje hacia Santa Marta.
Apenas acabo de poner la "chocolatera" cuando llega el lechero con 5 litros acabados de ordeñar. La fragancia de la leche cruda me pone en el ordeñadero y entonces los recuerdos desfilan entre la boñiga y los accidentes con los animales cachudos en el corral...cachudos pero no de los inocentes, sino de los buenos.
Mi hermana Martha sale de sus alcoba y me interroga:
-Esto será duradero?
-Lo de Duque?
-No, tan bobo, lo de la cuarentena...
-Este duelo entre la Naturaleza y las glorias del hombre, entre los ultrajes y el Medio Ambiente que resiste; entre los poderosos, los soberbios, los individualistas, los científicos y los analistas de la geopolítica, será una transición dolorosa anormal, como un castigo.
-Pero tranquila que esta sombra no será eterna, le repetí, porque, de verdad, de los 5 confinados, ella es la más trágica y a cada momento se refiere a la gravedad y deja ver su pesimismo y su miedo, pero también su capacidad organizativa y preventiva entre los "desordenados" del grupo, que somos los demás.
Después del desayuno se volvió rutinario la presentación de un balance personal de la situación, el informe general sobre los últimos hechos, las noticias de la familia y amigos más cercanos y, desde luego, el análisis de esta coyuntura de amenaza. Caracterizados por nuestros espíritus contestatarios, sensibles al dolor colectivo, formados en el debate pero del mismo modo implacables en la crítica a las clases dominantes y corruptas que han gobernador al país, cada uno puso su punto de vista, con la impronta de la rebeldía instintiva. Ah, y unidos por una condición especial, el uso del lenguaje coloquial que para muchos es irrespetuoso e irreverente pero para nosotros es la más sencilla, clara, frentera y breve forma comunicativa.
-Los lloriqueos por las muertes de los médicos son "chimbadas" llenas de hipocresía...por qué a cambio no les dan dotaciones adecuadas?, manifestó Javier.
-Los médicos y los Maestros son muy importantes para la sociedad pero mientras los profesores se movilizan, los "doctores" apenas miran por las ventanas de sus consultorios, opinó Alberto , y nos regaló una de sus quintas:
"En cuarentena seguimos
la distancia conservando
y nuestra manos lavando
porque de casa no salimos
con este virus rodando"
-Estoy muy triste por la muerte de los médicos...y esto apenas comienza, dijo Martha, con evidentes señales de miedo.
-Mas grave que esta puta pandemia es el cáncer de Petro, observé levantándome de la silla.
-La elocuencia de su palabra, la vehemencia de su carácter y el conocimiento del país han ayudado a levantar a Colombia y sus ideas han sido el alimento para la lucha contra la corrupción, la discriminación, la injusticia y el despotismo, les dije.
Después del almuerzo, y también como un ritual, tocamos a todo el mundo, entre madrazos y caracterizaciones graciosas y realmente irrespetuosas...el Presidente y su incompetencia, los funcionarios que se roban las ayudas para los más pobres, la situación de los millones de compatriotas que se levantan la comida con el rebusque, las maricadas que nos llegan por el whatsapp, los analistas que le atribuyen el virus a una siembra selectiva por parte de los chinos, el Papa solitario que muestra sus riquezas mientras millones de personas mueren por el hambre, la "ñeñepolítica", el silencio del Fiscal con su amigo presidente y hasta los memes más dolorosos por cuenta del coronavirus.

La tarde nos deja tiempo, también, para la lectura y escritura mientras que Martha y Geraldine bordan en silencio sobre unas toallas que aspiran a poner en los baños dentro de 5 años cuando cese el miedo que siembran desde el gobierno y las iglesias. 
Por la noche, también como rutina impajaritable, la televisión es el programa obligatorio. Por decisión mayoritaria, me tocó regresar a las lágrimas de las telebobelas pero también gozo con las buenas peliculas a través de Direct Tv.
Me voy a la cama con más enredos que un bulto de anzuelos:
-El coronavirus es una excusa para desgravar la deuda mundial?
-Vivimos el colapso liberal global?
-Estamos en una guerra biológica?
-Quedaremos más quebrados que huevos en accidente?
-El malestar social podrá conquistar las reivindicaciones populares?
-Cómo serán los controles sociales después de la pandemia?
-Los trabajadores de la salud aprovecharán la crisis para mejorar sus condiciones laborales?
-Los avances científicos no son tan reales como lo proclaman?
-Los controles se extenderán a los Medios para maquillar los efectos del coronavirus?
-En Colombia está controlado el virus, o la información?
-Se inventarán un nuevo modelo económico, distinto del capitalismo?
Desde la lontananza del sueño vi a Colombia, un país ya muerto para la justicia social, agonizando para la libertad, con su gente proscrita en su propia tierra...y como en la guerra, a sus "dirigentes" pegados de las estrías del virus, como de una ubre generosa que alimenta su corrupción congénita.
Y cuando ya me desconectaba, el perro Teo aulló con un silbido que desastilló las veraneras que mi hermana Martha cuida con esmero especial...de acuerdo con papá Jesusma, cuando un perro aulla, anuncia un hecho grave...
Pero Yo siento un desprecio sublime por el peligro...

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