viernes, 15 de marzo de 2024

Tradición oral/ El hombre que conversaba con el diablo

Con respeto y cariño, a don Pachito Rentería, tronco de una de las familias históricas, emblemáticas, del municipio de Solano, Caquetá.

Con frecuencia -acentuada por el paso del tiempo- me olvido de lo que publico y muchas veces son mis amigos o mis detractores quienes recuerdan algunas notas. Hoy, al pasar por la residencia de don Pacho Rentería, lo vi sentado en la silla perezosa que remplazó a su viejo taburete de vaqueta.
-Buenos días, don Pachito, cómo amaneció?
-Muy bien, señor, con la memoria patinando, pero todavía me alcanza para recordar algunas cositas de mis ya casi 95 años, me dijo con su mirada perdida.
-Venga, siéntese porque me parece que nosotros conversamos algo sobre el abuelo de mi papá, hace como 25 años, Dimas Rentería, famoso por su fuerza, pero no recuerdo más, me dijo mientras su nieto Jhon Fredy Mancera nos tomaba una foto.
Actitudes como estas son las que me hacen sentir cariño por los relatos que garrapateo periódicamente y me llaman a prestarle atención a las notas que en su momento absorbieron todo mi interés.
Decidí, republicar este relato que hace parte de la tradición oral del municpio de Solano, del cual también tengo en este blog contenidos alusivos a su trdicional oral indígena: los bakaki uitoto.
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La abundante, entretenida y anecdótica tradición oral de los habitantes históricos de los ríos Orteguaza y Caquetá menciona a un personaje famoso por su fuerza y lo sitúa a comienzos del siglo XX, en pleno auge de la actividad cauchera. Se trata de don José Dimas Rentería, ancestro de una de las familias más tradicionales y numerosas del municipio de Solano, en el departamento del Caquetá.
Aunque por la época el yagé estaba reservado exclusivamente a los indígenas, los testimonios sobre las facultades casi sobrenaturales del señor Rentería parecen relatados o arrancados a personas bajo fuertes sobredosis del bejuco.
Increíbles y abundantes, las historias coinciden principalmente en atribuirle una excepcional resistencia física y una fuerza en sus brazos capaz de desarraigar los arbustos de caucho escogidos para odeñarles el látex. Considerado como el mejor boga, don Dimas cargaba sus canoas de 4 toneladas en el puerto de Solano sin la ayuda de otras personas, soltaba la embarcación, se paraba en la proa, metía dos palancazos a cada lado, se iba para el centro, cargaba su cachimba y se ponía a fumar hasta la bocana del Orteguaza, en donde repetía la operación, seguía fumando tabaco y hablando solo mientras su bote se metía veloz entre troncos y raudales. Los remeros que bajaban quedaban impresionados, especialmente asombrados porque pocas veces vieron al viejo Rentería con las palancas en movimiento.
Grande, moreno, como de 2 metros, llegó de Buenaventura con su hermano menor. Robusto y silencioso se metía al monte en épocas de poca carga y, también solitario, construía sus canoas, que metía debajo del brazo, como hacen los mancos con los pequeños paquetes, las arrastraba hasta el río y las empujaba al agua. Algunos relatos afirman que el hombre tenía una colita y unos cachos diminutos que tapaba con el sombrero. Muchos bogas se le anticipaban hasta dos día en su viaje al puerto del Curiplaya en Florencia, pero don Dimas los alcanzaba y dejaba botados con su paso frenético. Algunos testimonios de sus descendientes afirman que un día don Dimas fué sorprendido en una curva, antes del caserío Granario, entre San Antonio de Getuchá y Remolinos, en pleno invierno, cuando conversaba con el diablo y le recriminaba porque estuvo a punto de dejarlo naufragar. El diablo, refiere el relato, le explicaba, justificándose, que ahí en ese punto, los vientos están en oposición y contraste, como en el tristemente célebre Triángulo de las Bermudas, al tiempo que pronosticó la ocurrencia de graves tragedias.  Motoristas botes, yates y embarcaciones pequeñas confirmaron la ocurrencia de muchos naufragios en épocas relativamente recientes. Muy cerca de ese sitio, acuatizó, hace 44 años, un avión cargado con armas del M-19, en la también tristemente célebre "Operación Aeropesca", que desencadenó una de las etapas más violentas de la zona situada en sus contornos.

Los relatos de personajes conocidos en Solano, como Leonardo Perdomo, Efraín Valencia y Diocelino Cuero, entre otros, confirman que don Dimas conversaba con el diablo, pero su bisnieto, Don Pachito Rentería, quien se sienta a conversar con sus amigos sentado en un viejo taburete de vaqueta y es un aficionado al biscocho de achira que prepara la profesora Inés Vargas, sostiene que esas son calumnias y que, por el contrario, don Dimas era muy católico y en el ángulo escondido que tienen todas las canoas en sus proas, el viejo tenía una estampa de San Antonio, del cual era muy devoto.
-El viejo no conversaba con el diablo...le relataba canciones extrañas al alma de la selva, le dije a don Pachito.
-Eso sí, eran como rezos anticipados a los náufragos futuros, me dijo días después otro personaje de la historia local, don Arturo Echeverry, fallecido en el 2023.
Don Dimas murió de una hernia, provocada por una mala fuerza y sostienen los relatos que murió sin ser atendido porque, aparentemente, no quiso admitir que un árbol le había ganado y, además, porque nunca aceptó que se le acercaran demasiado como para que le vieran la colita de diablo que tenía.


1 comentario:

  1. Hay que agregar que, cuando el viejo Dimas daba los dos palancasos,miraba hacia atrás, y decia:bueno, pilotee!, y se sentaba a hechar picadillo de tabaco a la cachimba..

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