miércoles, 7 de mayo de 2025

Cataño en TransMilenio



Solo, en medio del tumulto; resignado ante el frío que sopla quemando; atento a las palpitaciones del corazón que retumban en mis oídos; con una respiración sucia, de aire contaminado por los gases de los automóviles y por una cloaca gigante paralela a la avenida, espero impaciente la llegada del alimentador del Transmilenio mientras observo las caras de preocupación y ansiedad  en ese grupo inquieto por el paso de los minutos.
Me asombro ante  la disputa feroz por el ingreso y, empujado, casi levantado por el grupo, caigo a una de las sillas del bus, que se pone en movimiento después de los sonidos intermitentes que anuncian el cierre de las puertas.Es un retrato fiel del individualismo voraz que se asume como un instrumento de supervivencia en las grandes ciudades, en una clara deshonra de la organización social de la raza humana, en una apostasía colectiva contra la solidaridad. Es un espanto que se agita a medida que el automotor se sacude en los huecos de las vías y en los arranques de los semáforos.
En medio de esta anarquía y como movidos por un pánico general, los ocupantes se lanzan veloces a la plataforma para iniciar una nueva disputa: el acceso a los vagones de los buses articulados. Algunos tienen tarjetas, otros hacen cola para comprarlas, angustiados, cobijados y temblorosos.
En el interior de la estación del portal norte siento un aire de devastación porque todo el mundo corre, nadie habla, pero la mayoría mira sus relojes y los tableros de las rutas en el horror de esa hora pico de la mañana. Es un apuro instintivo pero emblemático de la lucha por la supervivencia de un pueblo que no tiene tiempo para la reflexión.
Movidos por gestos espontáneos y con desconfianza mutua, los viajeros entran igualmente veloces a los vagones y aquellos que encuentran una silla vacía se sienten vencedores en ese fugaz momento, previo a las horas de desesperanza que siguen en su actividad cotidiana.
Me senté junto a una jovencita. Su belleza y agradable fragancia mañanera fueron un premio para este heroico triunfo presentido de obtener puesto entre 200 aspirantes que, como náufragos, se disputan las últimas opciones, los últimos palos, las últimas tablas. Que empujan y presionan ferozmente en busca de un lugar en el vagón que está a punto de arrancar.
La voz lenta y plana producida por el ingenio electrónico para manipular sonidos, anuncia las primeras paradas y el destino del gusano que avanza veloz por su carril exclusivo ante la mirada envidiosa de los cientos de conductores atascados en un embotellamiento monumental en la autopista norte. En cada estación se repite la disputa, un vómito abrupto, un desembarco y una invasión colectiva ajena a los pasajeros que, sentados o de pie, sienten en su corazón la esclavitud de la rutina y algunos de ellos, como Yo, pensamos en los caudillos que se proclaman redentores, o soñamos con algunos métodos para construir, la justicia social, la equidad, el bienestar y la felicidad en un país que se preocupa mucho más por la piernas de algunos futbolistas que por sus necesidades insatisfechas, Y hasta nos reímos y dibujamos memes sobre las payasadas y manipulaciones mediáticas de toda la clase política. ¡Colombianadas!


A diferencia del  chofer del bus convencional, quien representa al trabajador multifuncional por las diversas operaciones que ejecuta de manera simultánea con manos, pies, ojos y su procaz locuacidad, el conductor de Transmilenio solo mueve su pie derecho, entre el acelerador y el freno, pues las máquinas son automáticas. Y su mano izquierda presiona un botón para la apertura y cierre de las puertas. Por reglamento, no puede hablar con los pasajeros y entonces es apenas una silueta representativa de la amarga y creciente automatización de nuestras vidas. Muchas personas piensan que las voces  robotizadas que anuncian las estaciones y próximos destinos, son las de los conductores imperturbables y elegantes que manejan esas larvas rojas que forman una gran mancha en calles y avenidas de la nevera bogotana.
Los que sí echan mano de su capacidad multifuncional son los pasajeros que cuidan sus bolsillos, sus pertenencias, miran con recelo y miedo al vecino, mientras escuchan atentos los anuncios automáticos, se prenden con fuerza y con cuidado a la vez. Son momentos de tensión, pánico, insolidaridad; de soledad y ansiedad que viven los usuarios de este servicio público de transporte. Las mujeres sufren el doble pues, además de los robos de celulares principalamente y otros objetos, se han denunciado numerosos casos de acoso sexual y abusos reales en el interior de las vagones
Al desembarcarme en la estación "Corferias", tuve un sentimiento combinado de asombro y satisfacción por la rapidez del viaje, y de soledad cuando, a lo lejos,  apenas pude distinguir el vivo color de esa oruga gigante y anillada, que levanta multitudes sin convencerlas y las  riega en una expectoración crónica que se desvanece en las estaciones finales. ¿En qué frío rincón del mundo estamos?, le pregunté al paisa "Eusajo" al salir de la estación en medio de una llovizna suave, caminando hacia la Filbo 2025, pero no encontré retórica posible  porque el silencio, la soledad y el temor no son la vida…tres minutos después, sentí un fresco alentador cuando vi la torre del Hilton Corferias.

viernes, 18 de abril de 2025

Aquellas Semanas Santas...

 


Quienes nacimos antes de los años 60 del siglo pasado, sufrimos restricciones severas que afectaron nuestro desarrollo, derivadas de llamado "Pacto Social", del modelo, de los estereotipos impuestos por los sectores dominantes y por la Iglesia através de sus aparatos ideológicos, soportados principalmente en el miedo y el terror como instrumentos de dominación y opresión.

Aleccionados y atados fuertemente por los empresarios de la religión, y su doctrina judeocristiana, nuestros padres, fueron prisioneros voluntarios y reproductores de sus mitos y rituales muy cercanos al chamanismo de los indígenas, con sacerdotes y pastores proclamados como intermediarios entre sus feligreses y un ser espiritual infinitamente superior que domina el universo.

Desde el miércoles de ceniza, que en el calendario litúrgico marca el comienzo de la cuaresma -según la leyenda, 40 días antes de la última cena de Jesús con sus apóstoles- fuimos sometidos al bombardeo de contenidos sobre el hombre-Dios y advertimos un ligero cambio en la apariencia de las personas. Un cambio superficial, postizo, pues aunque aumentaban los rezos, las oraciones, las jaculatorias y otros gestos como santiguarse, signarse y persignarse, en su cotidianidad, en su relación con los demás, en sus comentarios, la vida seguía igual. La hipocresía que finge sentimientos distintos a los que se tienen realmente.

Su mundo impuesto al nuestro y, lo peor, aceptado, asimilado y ejercido porque no tuvimos ni el conocimiento ni la opción de la duda, la precursora de la Verdad. Mutilada nuestra imaginación, reducidos a la observación de cómo se extendía como una ola esa condición homogénea del pensamiento y la acción. Todo el mundo pensando de la misma manera.

En téminos prácticos, fuimos sometidos a la tortura del silencio, el recogimiento y la tontina durante los jueves y viernes santos, principalmente, cuando  no se podía hablar ni con sus propios hermanos, ni desarrollar actividad alguna; las emisoras de radio apagaban sus equipos, los comercios, los bares y cantinas no abrían. Recuerdo dos frases de la época, utilizadas para expresar gráficamente la situación: "Más sacudido que domingo de Ramos"...y "más pelado que puta en Semana Santa". Entre otras costumbres, las más conocidas eran las advertencias para no tener relaciones sexuales, bañarse en ríos, cortar carne o usar cuchillos y mamachetes; quien lo hiciera se podía quedar pegado con su pareja, convertirse en pez, en árbol o incluso ser víctima de desgracias. Todas funcionaban como normas morales "para fomentar el respeto y el recogimiento durante los días santos", en medio de ayuno obligatorio, primero, y algunos años después, con una pequeña porción de pescado. 

Entre los años 1964 y 1968, y como producto del deseo vehemente de mis padres católicos por tener un cura en la familia, me matricularon en el seminario San Pio X, de Armenia. Mis pobres conocimientos de Latín y Griego los recogí allí y también desarrollé mi vocación por el culto de la palabra y la elocuencia. Todos los de mi generación escucharon el famoso sermón de las siete palabras, pronunciado durante 40 años por monseñor Augusto Trujillo Arango con su voz timbrada, nítida y sonora. Eran un par de horas solemnes con el manejo magistral de los tonos, bajándolos, subiéndolos o moderándolos según el sentido de la frase. Y con un mensaje de alto contenido social. Creo que también a partir de la escucha de sus sermones, nació mi afición por la radio.

Además de traducir a Virgilio en las lecciones de latín, através de su viaje por el purgatorio y el infierno en la Divina Comedia de Dante, empecé a leer a Nietzsche, Dostoyevky, Darwin, Vargas Vila, Voltaire y Dawkins, entre otros, casi de manera frenética y entonces sentí el vértigo de las intuiciones metafísicas y de la dialéctica. Cuando empecé a revelarme a mí mismo, empecé a rebelarme contra los lirismos apasionados de las llamadas sagradas escrituras.

De a poco, y naturalmente como producto del desarrollo tecnológico, el proselitismo religioso y la servidumbre consecuente, así como la costumbre de imponerla a la familia, se han devaluado, aunque todavía se observan padres de familia y docentes que persisten en imponer los mitos y leyendas basadas en fábulas, metáforas e hipérboles adoptadas como normas de vida. La Constitución del 91 también deslindó los asuntos religiosos con la libertad personal:
  • Nadie puede ser molestado por sus convicciones o creencias.
  • Nadie puede ser obligado a actuar contra su conciencia.
  • El Estado no puede establecer una religión oficial.

Actualmente, la semana santa no es otra cosa que unos días de asueto, las actividades normales de la gente no se interrumpen, las emisoras de radio transmiten toda clase se música y los canales de TV también mantienen un programacion normal.

Es evidente la disminución de la clientela en las iglesias católicas y la ganancia de las sectas cristianas, pero la tendencia indica que los vendedores de Fe están en decadencia.

Este viernes santo hago una oración a la Naturaleza para que frene al avance de todas las formas de dominación disfrazadas bajo sectas y grupos, que cultivando la resignación, la indiferencia y el silencio, facilitan la opresión...Si toda la gente piensa y percibe la realidad de la misma manera, se le hace un favor a los sectores más retardatarios.

¡El poema y la fábula son el padre y la madre de los únicos dioses: los creados por la imaginación de los escritores.





domingo, 9 de febrero de 2025

Día del Periodista. "Los periodistas no podemos mentir aunque tengamos delante de nosotros los aplausos y, detrás, la cuchilla de un verdugo".


“Los hechos son independientes de la noticias”, aprendí cuando, desertado de la facultad de derecho de la universidad La Gran Colombia en Armenia, fui contagiado con el dulce veneno del periodismo. Y aprendí, además, que “un hecho requiere la intervención de un operador semántico para convertirse en noticia”.
Con el desarrollo de la tecnología, la segunda parte de mi aprendizaje inicial se devaluó progresivamente y entonces los operadores semánticos fueron menos indispensables para la transformación de los hechos en noticias. Desaparecieron los “cuartilleros” –embriones de cronistas y escritores- que fueron remplazados por los perifoneadores de las cabinas de radio con sus oraciones atropelladas y en los medios escritos se hizo más evidente la escasez de los añorados cuartilleros, en cuyas páginas surgieron los “razoneros” que algunas veces no pueden construir las noticias que correspondan fielmente a los hechos, enredados en galimatías semánticos, sintácticos y morfológicos que convierten sus escritos en verdaderas adivinanzas.
El vertiginoso auge de las redes sociales pulverizó, del mismo modo,  al operador semántico y con un solo “trino” en twitter o una línea en el muro de facebook, un hecho alcanza la categoría de noticia. En muchos casos, los ciudadanos corrientes conocen los hechos primero que los periodistas y pasan de su condición de receptores a emisores de la información, con una sencilla, fría y mal ejecutada operación semántica.
Este derrumbamiento de los procesos tradicionales  de la información que parecían inmodificables, provocó también el hundimiento de otras condiciones clásicas para el ejercicio periodístico en medio de la marea futurista, tales como la formación académica, la pasión por la Verdad y la Libertad, el compromiso con el dolor ajeno, la investigación, la duda y el interés por la cotidianidad y por las historias de vida que caminan por ciudades y campos del país.
Además, el deber y el compromiso del periodista con la verdad fueron lesionados por los empresarios de la información  que, al imponer condiciones laborales de hambre, obligaron  a los trabajadores de la palabra a convertirse en constructores de perfiles baratos, a maquillar los hechos, a decir mentiras a cambio de falsos reconocimientos, pautas publicitarias  y prebendas de distinto tipo para completar sus salarios. Aquellos que no pueden arrastrar la cadena de la pauta y la mentira, “no dan la talla” y son sustituidos cruelmente por asesores comerciales que originaron un híbrido muy peligroso para la Verdad y para el derecho de información. Desaparecieron, asimismo, los brillantes y vehementes editorialistas en la radio y en la prensa, aquellos periodistas que arrojaron la semilla del inconformismo y ante los cuales temblaron los politiqueros, los corruptos, los incapaces y los criminales. Fueron como águilas anunciadoras que, cumpliendo con su deber de voceras del pueblo, pusieron sus garras sobre las llagas de los destinatarios de las arengas. Fueron remplazados por ruiseñores que le cantan al poder. Es la prensa mediocre y venal que le hace coro y le dibuja muecas de satisfacción a los déspotas y traidores que engañan a la gente que dicen representar.
La verdad dejó de florecer en los labios y en las manos de muchos periodistas, quienes guardan en sus gargantas y en sus computadoras las palabras libres ante el soborno, el chantaje o las amenazas. La corrupción, la injusticia, la violencia, la indolencia y la politiquería marchan erguidas y soberbias, escoltadas por el silencio cómplice de los grandes Medios de comunicación y de algunos periodistas. El poder de los grandes Medios se refuerza con el ejercicio del periodismo de biberón que se alimenta de los presupuestos oficiales y por tanto es acrítico, complaciente y mentiroso.
El avance y la reconocida influencia de las redes sociales, que produjo los operadores semánticos espontáneos, no convencionales, abrió el camino para el ejercicio del periodismo alternativo que ya es más que una ilusión, es una esperanza para un país dominado por el despotismo, el crimen y la fuerza.
El periodismo alternativo es, pues, una opción que nos permite cortarle la carótida a la politiquería en la información y romper esa cadena que condena a los comunicadores a su dependencia del gobierno, de los poderosos, del comercio y hasta de las congregaciones religiosas.
Un periodismo alternativo que, además, por su carácter horizontal, se retroalimenta de manera constante y pone la controversia fraternal como elemento fundamental en la dinámica informativa que, del mismo modo, genera grupos de estudio y de trabajo que no solo contribuyen al registro verdadero de los hechos, sino que también impulsa procedimientos dirigidos a transformar la realidad en donde se ejercita.
La gravedad dolorosa del momento histórico que vive el país tiene su origen en el silencio ante los hechos perturbadores y en la manipulación y maquillaje de las informaciones, pues es a su sombra que el delito avanza. El “tapen, tapen”, se hace con al apoyo de periodistas sobornados, amenazados, silenciados o eliminados.
Entonces, el torrente informativo se nutre de hechos triviales que alejan a los receptores de la realidad nacional. Por eso, las piernas de James y las tetas de Sofía Vergara, entre otros, reciben un tratamiento amplio en todos los medios, mientras que las muertes de niños wayúu en la Guajira, el asesinato de líderes sociales, el incumplimiento de los Acuerdos de Paz, la reiterados hechos de corrupción y los sufrimientos de los usuarios de las EPS,  apenas son mencionadas brevemente. 


La duda, que es el estado perfecto del espíritu periodístico, dejó de ser una forma de enseñarle a pensar a la gente porque los periodistas asumen como cierto el contenido de los boletines oficiales, de los cuales son sus multiplicadores...y hasta sus incensarios.
El periodista alternativo es un generador de ideas, un inquieto creativo de circunstancias, un inventor de nuevas formas de mostrar los hechos y de explicar sus implicaciones, un analista permanente y a su vez autocrítico que corrige las fallas en un aprendizaje permanente.
En medio de los avances, los trabajadores de la palabra debemos mantener el grito de alerta aunque seamos derrotados, aunque caigamos salpicados de sangre porque el silencio y la indiferencia son crímenes contra la verdad, porque son más nocivos que la violencia y la corrupción. Porque la verdad existe, es un hecho, pero no siempre alcanza la categoría de noticia ante los sobornos, el chantaje y la violencia contra los operadores semánticos.
Porque -también lo aprendí en mi formación- los periodistas no podemos mentir aunque tengamos delante de nosotros los aplausos y detrás, la cuchilla de un verdugo.
Somos hombres de palabra, ¡HAGÁSMOSLA CUMPLIR!!!!

miércoles, 5 de febrero de 2025

Parque de la Vida, un jardín abandonado que perdió su encanto



El Parque de la Vida, un regalo de los cafeteros a la ciudad de Armenia con motivo de su centenario, en 1989, considerado como el lugar de máxima personalidad ambiental en la ciudad, es hoy el gran jardín abandonado que despierta un sentimiento combinado de tristeza y enojo entre sus pocos visitantes. Y deja al descubierto la tiranía de la burocracia, la negligencia y la politiquería, que hace imposibles las cosas posibles, como una esclavitud de la ciudadanía.
Hicimos la visita al parque en medio de la expectativa derivada de la belleza absorbente que se aprecia desde la avenida Bolívar, camino al norte de la capital quindiana. Inquietos y ansiosos, tomamos el sendero que conduce al corazón del parque y nos impresionó gratamente la perspectiva que ofrece el descenso al lago y la visión de las cascadas artificiales cuyas aguas, a lo lejos, semejan enormes cabelleras que caen apacibles sin generar admiración por su estilo repetido, desgastado y previsible, como un decreto.

El lago, turbio y con evidentes señales de revolturas dudosas, mantiene la admiración de su aislamiento, adornado por peces, patos y gansos de distintas especies, atractivo principal de niños y adultos que los alimentan con trozos de pan y galletas lanzados en distintos ángulos para estimular bruscos movimientos de las aves en su disputa por la comida.

Las altas y verdes siluetas proyectadas por los guaduales se alzaron, se mostraron majestuosamente, brillaron con el sol perpendicular del medio día y también hicieron reverencias, movidas por el  viento, como engrandecidas para llamar la atención de los visitantes, Pocas cosas tan bellas como esa estampa llena de sensualidad que domina el paisaje del parque con una mirada controladora y alegre.



Los senderos de la periferia, musicales, llenos de armonías extrañas producidas por el canto de pájaros, grillos, insectos, mariposas brillantes y por la numerosa presencia de guatines -guaras, en otras regiones- de distintos tamaños, pierden su encanto por falta de mantenimiento, como las fincas de las viudas. Una quebrada impresionantemente contaminada con aguas negras, una cloaca pestilente, desarma los espíritus y nos llena de enojo. Es una mancha, un fantasma denso y venenoso, un madrazo contra el medio ambiente. Sentimos y percibimos el esfuerzo de la gente para transitar por este sector, como si se enfrentara a una desviación del camino y entonces un sordo rencor los empuja a salir de ese paraje.

El triunfo por el contacto de la naturaleza se torna angustioso y entonces pensamos que en estas condiciones, al parque le ha pasado la edad para provocar emociones, es un sitio sin ambiciones después de una época dorada, amada y disfrutada por los cuyabros y por miles de  visitantes. Ahora es una gran superficie para homenajear a la negligencia y al desamor. La negligencia, principalmente, de la Sociedad de Mejoras Públicas que se olvidó de ese joven 36 años que hoy luce como un viejo que por cansado de tantas victorias, ya no merece  otras.


Entre la sombra de los guaduales y el gorjeo de los pájaros, nos sentimos como en medio de una pompa celestial y desde las ventanillas naturales por donde entra el sol, vimos garzas meditativas y muchos gansos que hunden sus plumas y sus picos en el lago tranquilo que empieza a recibir el tributo de las cascadas ficticias y silenciosas. Un ibis café oscuro se posó cerca al lago y con su pico curvo y largo nos trajo a la memoria la novela de Vargas Vila, en la que Teodoro, apasionadamente enamorado, es traicionado por Adela, su mujer. Como el pueblo, traicionado y burlado por los políticos que menosprecian la imporancia de este trofeo de la Naturaleza. Y en la densidad del follaje, una pareja que empieza la ceremonia tempestuosa del amor, tranquila, alejada de la vista del público, indiferente a los comentarios, en la sinfonía de las promesas, encendida por la pasión. El parque tiene todas las virtudes, comentamos .

Los pocos asistentes son rigurosamente disciplinados en el manejo de los desechos, pero los excrementos generados por la superpoblación de palomas se esparcen por todo el parque, como mancha grisácea.



Recobrada la calma y serenada la atmósfera, tomamos otro sendero que, poco a poco, pierde sus señales de transitabilidad, lleno de musgo y con tímidos signos de vegetación, nos indicó que el flujo de personas es poco, tal vez por la pérdida de atractivos. Al devolvernos, tomamos un nuevo rumbo que nos puso después de unos pocos minutos en la pista de patinaje, en donde resucitaron las sensaciones emocionantes, por su magnituid y belleza, por la espectacular vista del histórico cerro de las antenas y otros picos de la cordillera central, así como algunos edificios del norte de Armenia que con indiferencia se asoman en el paisaje.

El crepitante malabarismo de los patinadores de todas las edades nos elevó la pasión de esta visita y sus gritos triunfales refrendaron el éxito de la jornada mientras el sol avanzaba en su apoteosis de las 4 de la tarde.


Miles de personas visitaron el parque en diciembre, en las horas de la noche, atraídas por la campaña publicitaria Navidad Encantadora para disfrutar del espectáculo de luces y colores que las "Empresas Públicas" montan anualmente. Es decir, que la belleza del campo, la limpieza de su perspectiva, la novedad del paisaje, su vegetación, sus atractivos naturales y sus distintos espacios para la realización de eventos especiales y permanentes, ya son menos importantes que las luces artificiales.

El escenario principal es un tapete de excrementos de palomas, porque no existe agenda para que los artistas populares actúen diariamente, los espacios de exposición están vacíos, mientras artesanos, músicos, pintores y escultores exhiben sus trabajos en las calles.

Los estudiantes de las distintas Instituciones educativas deben ser los usuarios permanentes de sus instalaciones, pero es urgente la recuperación y aseo del parque. El tema de las palomas y su manejo debe ponerse al orden del día pues estas aves son transmisoras de graves enfermedades a través del contacto con sus heces, de forma directa o indirecta, pues los excrementos, al secarse y convertirse en polvo, pueden ser inhalado por las personas o contaminar las superficies, el agua o los alimentos, sostienen los expertos. Es urgente una labor interinstitucional para el manejo de la creciente densidad poblacional de esas aves y en general para la recuperación de esta joya medioambiental.

El parque es un joven enérgico que todavía ruge formidable,  con una rima de poema, que reclama una manito que le cambie su lúgubre encanto. Porque si persiste la negligencia y el desinterés, el texto de Alejandro Gonzáles, en el que se invita al funeral de la Naturaleza, podría ser, muy pronto, el epitafio para el parque de la Vida.

Con todo su irresponsable abandono, así descuidado, el parque conserva su esplendor magnífico y al momento de salir sentimos un aire de satisfacción al volver la mirada sobre este espacio ideal para los espíritus fatigados en busca de reposo. Disfrutamos ese paisaje, que aunque está a punto de convertirse en un antro tenebroso, es como un beso de placer, e imaginamos su belleza si fuera retocada por un gesto de solidaridad y responsabilidad del gobierno municipal.