La cercanía, la inmediatez, la imaginación y la inspiración de quienes la realizan, hacen de la Radio un instrumento casi mágico para el tratamiento constructivo de las diferencias, el cultivo de la tolerancia y la promoción de la convivencia.
A pesar del auge de la tecnología y las redes sociales, la Radio es el medio de comunicación más dinámico y atractivo que sobrevive gracias al vínculo siembre renovado e imperturbable entre los actores de este medio de comunicación, los emisores y sus oyentes, en campos y ciudades. La magia de las palabras que se meten por entre un micrófono, saltan a un equipo transmisor, ascienden por una antena desde donde saltan al vacío y se convierten en patrimonio colectivo, logra que, sin autorización, se metan, derrotadas o gloriosas, a todas partes y provoquen, además, situaciones comunicativas muy particulares porque el oyente tiene que imaginarse todo a partir de lo que escucha. Un oyente de radio nunca será un individuo solitario porque por esa magia siempre tendrá una compañía.
Los realizadores de Radio más reconocidos del departamento del Caquetá y dos del departamento del Guaviare, se encontraron este miércoles en un ejercicio promovido por el programa “Puntos de Encuentro” de la Oficina de Paz de la Universidad de la Amazonia, a propósito de la conmemoración del Día Mundial de la Radio y compartieron durante una hora la pasión que los une.
Las emisoras comunitarias de Curillo, Belén de los Andaquíes, San Vicente del Caguán, Puerto Rico, El Paujil, la 104.1 FM de Florencia, Radio Marandúa de San José del Guaviare y la 98.1 FM de la Universidad de la Amazonia, conformaron una cadena fraternal a través de la cual mostraron sus ejercicios cotidianos y contaron los orígenes de sus radiodifusoras.
Durante 60 minutos, hombres y mujeres que se identifican como los ojos, los oídos y la voz de sus oyentes, demostraron que la Palabra lo es todo, que la Palabra es la vida, que el silencio es la muerte y renovaron su pasión por la radio como instrumento para la propagación de la palabra conciliadora que permite el diálogo para el tratamiento de las diferencias cotidianas, para la consolidación de la convivencia en regiones que históricamente han sido escenarios del conflicto.
Admitieron que aunque en la actualidad existen más Medios, hay menos comunicación entre la gente y en muchos casos, como las redes sociales, se utilizan para difundir ingredientes contrarios a la convivencia.
Estuvieron de acuerdo en que por las condiciones económicas, la mayor parte del tiempo la ocupan en la búsqueda de anunciantes para garantizar la subsistencia, lo cual, muchas veces incide en la calidad de la producción.
Escuchando a los radiodifusores, concluimos en que la palabra oral es bella en los labios de quienes la pronuncian con espontaneidad y libertad.
La Palabra de la gente que hace la Radio cotidiana en la provincia, en pueblos y veredas, es reveladora, apasionada, solidaria y gloriosa. Pero, del mismo modo, la Palabra debe ser un acto que convenza, un ejemplo que fecunde. Nuestras palabras siempre deben corresponder con lo que pensamos y lo que hacemos siempre debe coincidir con lo que decimos. De lo contrario, nuestra Palabra sería tan traidora como el silencio cómplice.
La Palabra es el molde en el que vaciamos las ideas. Un molde mágico y sonoro, y la Radio es el verboducto para transportar los pensamientos.
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