sábado, 14 de abril de 2018

Personajes de la vida cotidiana. William Sepúlveda Maldonado, el dolor como precursor de la victoria

Como ocurre con los lugares comunes, existen personas en nuestro entorno a las que solo miramos, pero no vemos, y quienes a pesar de haber logrado un reconocimiento en otro sitios, son prácticamente invisibles en nuestro medio cotidiano.
Es el caso de William Sepúlveda Maldonado, estudiante y trabajador de la universidad de la Amazonia, en condición de discapacidad, quien a punta de perseverancia, sin apoyo oficial, quitándole tiempo a su descanso y a sus estudios de Ciencias Sociales, consiguió una destacada figuración en las pruebas de los juegos nacionales Paralímpicos.
Con un registro de 4 minutos 55 segundos para los 1.500 metros, Sepúlveda obtuvo medalla de bronce en las pruebas eliminatorias y de paso aseguró un cupo a los juegos nacionales. Desde el momento en que obtuvo su tiquete para las máximas justas deportivas nacionales, el deportista trabajó en el mejoramiento de su marca personal porque su objetivo era subirse al podio en los juegos. Aunque no lo logró, mantiene viva la esperanza y acelera su preparación para participar en las competencias selectivas para los próximos torneos.
Y con su solitario brazo zurdo hace un gesto de suspenso, como el que despierta una novela policíaca, complementado con un cierre de afirmación con el puño, como una propuesta sobre un proyecto de vida.
Esta historia de vida aparentemente simple, rutinaria y romántica, contiene pasajes de una existencia cuyos episodios oprimen por momentos las palpitaciones de quienes los han vivido y de quienes simplemente los escuchamos. Hijo de una adolescente, nació en Santander hace 30 años y en un brutal accidente de tránsito, ocurrido el día cuando se jugó la final del campeonato mundial del 2010, en el que murieron 3 personas, perdió su brazo derecho y estuvo en "coma" casi dos meses.
Hace parte de las varias generaciones de colombianos que nacimos entre el estruendo de las bombas y la sangre de la violencia bipartidista y de la derivada del narcotráfico y la confrontación entre el Estado y distintos actores armados, principalmente de las guerrillas. 
Como el común de la gente de este país, los sueños de su infancia  y adolescencia estuvieron interrumpidos sucesivamente por un hervidero de espantosas situaciones que en muchas ocasiones fueron como tinieblas que cerraron todos los caminos. También fue actor principal de la violencia como soldado profesional.
Del mismo modo, ya hace parte de los millones de colombianos concientes del gran papel en la vida futura del país, como es la lucha por el rescate de las libertades, contra la corrupción y por la justicia social en momentos en que se han suscrito acuerdos con una de las mayores máquinas de violencia en el país, la guerrilla de las FARC.
-¡Cómo es de bella la revancha cuando se tiene una condición de marcada inferioridad heroica!, dijo el deportista en voz alta, saboreando la doble victoria de su vida: la deportiva y la académica, como estudiante de octavo semestre de la licenciatura en Ciencias Sociales, con su gesto repetitivo de cerrar su puño único y golpearlo sobre la mesa.
De manera simultánea con sus entrenamientos, William trabaja en su  proyecto de grado que, anticipó, será un ciclón medioambientalista y el cual resumió con sus palabras en ráfaga, tan veloces y atropelladas como sus piernas.
En desarrollo de su diálogo con el cronista, Sepúlveda confesó que tras el accidente creyó que la brújula de su vida había quedado enloquecida, y con una actitud de reverencia aseguró que en un momento su soledad espantosa, que era como el principio de la muerte, compartió su dolor con el dios de su creencia que abrió toda la generosidad al llamado de aquella alma en pena y entonces quedó dormido bajo un ala grande y protectora y entró en una etapa de serenidad soñadora y armoniosa, como la melodía de una serenata.
Entró a formar parte de comunidad discriminada, excluida y deshumanizada que conforman las personas en condición de discapacidad, la minoría más numerosa y desfavorecida del planeta. Y por la pérdida de la funcionalidad de su brazo derecho, entró, asimismo, a otra franja discriminada de la población: la de los zurdos quienes, evidentemente, tenemos muchas desventajas en un mundo de mayorías "diestras".
Después del accidente tuvo que aprender de nuevo, no solo a caminar sino poner a marchar un proyecto de vida bien distinto al modelo desordenado que vivía en el momento del accidente. Se produjo, entonces, un cambio en la forma de percibir el mundo y de hacer elaboraciones a partir de sus competencias y potencialidades. 
En el modelo capitalista en el que se confunde la discapacidad con la mendicidad, que ha establecido un paradigma según el cual el asistencialismo y la caridad pública están por encima de las verdaderas oportunidades de integración de la población discapacitada, a la que se considera como víctima de una tragedia, y por tanto excluida de las posibilidades productivas, este deportista consagrado, quien solo ha recibido el apoyo de la Universidad de la Amazonia durante la gestión del rector, Gerardo Castrillón, dijo que mantendrá su lucha por la obtención de una medalla en Juegos Nacionales.
Porque la compasión es más humillante que un castigo, a William le duele que el apoyo recibido pueda verse como una limosna para una persona en condición de discapacidad y sigue aferrado a la velocidad, la misma que le produjo el fatal accidente, como instrumento para alcanzar la gloria. 
Porque a veces, el dolor es precursor de la victoria.




lunes, 2 de abril de 2018

Personajes de la vida cotidiana. Gloria Estrada, directora del hogar de paso para animales silvestres amazónicos

Su inteligencia y perseverancia brillaron desde muy joven y aunque se hizo cadete de la fuerza aérea, la pasión por la docencia y por los animales la hizo bajar de los aviones y aterrizar en las aulas y en el hábitat de los animales amazónicos. Una pasión transmitida en el código genético pues su madre llegó a ser la catedrática más antigua de la universidad de la amazonia y su padre murió mientras se desempeñaba como vicerrector de investigaciones de la misma alma mater amazónica.
Por entre la bruma triste que dejó el accidente de su padre, avanzó en el escenario académico  en el que sorprendió a quienes creen que el exceso de pensamiento mata las emociones. Su pasión por la docencia, por los animales y por la investigación hace parte de su invencible necesidad de gozar con el trabajo.
La profesora Gloria Estrada hace parte de los bellos talentos femeninos, plásticos, luminosos, sensitivos y luchadores que ya son muy visibles en el departamento del Caquetá y que son, además, componentes muy importantes del patrimonio académico regional con el cual marchamos optimistas por el sendero de la lucha por la igualdad, la justicia social y la convivencia.
SONIDO PROFESORA GLORIA
La profesora Gloria Estrada integra ese grupo de mujeres que aunque han sido discriminadas, han cosechado triunfos en la investigación en diversos campos del conocimiento, superando obstáculos de todo tipo. Esta caquteñaa está a la altura de Adriana Ocampo, quien lleva más de 30 años investigando en la Nasa, Nubia Muñoz, recibió —a finales de febrero— el Premio Fundación Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, Bbva, Fronteras del Conocimiento, en la categoría de Cooperación, por la vacuna contra el cáncer de cuello de útero; Sandra Milena Sanabria, bacterióloga santandereana la única galardonada con dos premios Travel Award por sus aportes para tratar el cáncer de seno triple negativo y Alexandra Olaya-Castro, física laureada con la Medalla Maxwell, por su trabajo en biología cuántica.
Ellas han generado un oasis en el espacio de las noticias negativas del país, de todos los días, donde la corrupción, la violencia, el narcotráfico, el abuso a las mujeres y la degradada política, que ha pasado del pensamiento, la reflexión, la crítica y la verdad, al insulto, la mentira y lo peor: a la polarización del país, son el pan cotidiano.
Hemos descendido del doloroso calvario de la violencia y con los brazos de esa cruz que cargamos durante muchos años, lucharemos por el cumplimiento de los acuerdos de paz, sin venganza, con perdón. Armados con la palabra y con el poderoso presupuesto humano en el que las mujeres científicas e investigadoras son parte fundamental, vamos a desaprender la guerra.