miércoles, 26 de diciembre de 2018

Viaje fascinante al Geoparque Nacional Toro Toro, Bolivia




Una carretera en construcción que haciendo esguinces y piruetas de ingeniería se mete por entre varias cadenas de montañas y picos de formas y coloridos singulares, entre huellas de dinosaurios, pinturas rupestres, pueblitos indígenas y cañones profundos, nos lleva a Toro Toro, en el departamento de Potosí, cuyo lema es ‘la ciudad de los dinosaurios’.
Y es el eje del llamado Geoparque Nacional, considerado como un tesoro que Bolivia protege y es ejemplo al continente y al mundo. Los expertos, como el científico brasileño Rualdo Menegat explican el origen del parque en que hace millones de años, Toro Toro era un mar entero que luego se fosilizó en el periodo Cretácico y que se llamó Marandino. Esto ocurrió antes de que se formaran los Andes, sostiene el geólogo.
Este mar tenía un largo de miles de kilómetros y un ancho de entre 300 y 400 kilómetros y a orillas de este mar deambulaban y vivían los dinosaurios, recapitula el científico. “Todo este océano andino se convirtió en un enorme sinclinal, en el que el lecho marino fue vertical, durante la formación de las grandes montañas”, añadió Menegat.
En un reconocimiento de la importancia del Geoparque, al que también se le denomina como ‘la inteligencia andina’, y ante el crecimiento del número de turistas nacionales y extranjeros, el alto gobierno y los gobernadores de los departamentos  de Cochabamba y Potosí se aliaron para la construcción de la nueva vía que tendrá 130 kilómetros con especificaciones internacionales. Finalizada la obra se ejecutará otro proyecto de extensión hacia Sucre, la capital del Estado Plurinacional boliviano.

Aunque existen varios atractivos especiales en Toro Toro, ante las condiciones del clima, nos decidimos por el recorrido al Mirador Huacasenqa o ‘nariz de vaca’, profundo  cañón por el que fluye un pequeño riachuelo formando pequeñas posetas naturales, semejantes Las Pailas en el municipio de Morelia, Caquetá. Es una de las 6 maravillas de Bolivia. Allí volví a vivir el terror, la ansiedad y la zozobra derivadas de mí ya reconocida acrofobia. Al asomarme al corredor semicircular construido sobre el vacío, sentí el silencio que le sigue a la muerte, vi la eternidad que fluía por la corriente como una raya caprichosa, como las sinuosidades del cráneo, que penetraron en mi cerebro y entonces entré en la tiniebla y sentí el agotamiento…me doblegué en medio de las risas y chanzas burlescas de mis acompañantes.
Las hijas de mi fallecida cuñada Elcy Vargas, Melissa y Maira Karina Miranda, disfrutaron con mi debilidad, tomaron fotografías y grabaron videos que después replicaron en  casa de manera inmisericorde y distribuyeron entre grupos de Chats de las redes sociales.
Esa tragedia de mi espíritu les dio vida y a su vez contribuyó con las notas alegres del recorrido. Sus risas y apuntes fueron mi refugio, como un perfume en esos momentos de soledad inabarcable en medio del grupo y entre los espasmos de algunos de mis músculos las vi como mariposas que flotaban en el abismo que me vencía.
Por momentos sentí enojo por la limitación que me impone esta patología durante mis recorridos pero me tranquilicé con las bromas y reconocí que no soy un viajero solitario y mejor sentí cómo mi espíritu se acaba de posar sobre el mismo cielo y entonces me puse a gozar con el letargo armonioso, inclinado sobre un canalete distante de aguas sonoras.

Retirado unos metros del Mirador, medité sobre ese gran milagro de la belleza en todas partes del planeta pero, de verdad, siempre me pareció más lejano el hilo de agua, allá en el abismo, que el mismo cielo de perla que nos iluminó durante todo el camino, en el que nos encontramos con un guía del parque quien nos reprendió severamente porque utilizamos un acceso no autorizado hasta el Mirador, por atajos que nos mostró mi concuñado boliviano Alberto Miranda.
TotoToro posee una extraordinaria riqueza natural y es, además de sitio turístico, un lugar ideal para las investigaciones paleontológicas, arqueológicas y culturales por su riqueza en fósiles, huellas de dinosaurios y restos.
Según las investigaciones, en el Parque Nacional de ToroToro existen alrededor de 2.000 pisadas de dinosaurios, entre ellos los saurópodos, anquilosaurios, terópodos  y dromeosáuridos.
En el parque, también se hallan yacimientos paleontológicos con una incalculable riqueza, ya que se encontraron más de diez zonas paleontológicas, entre las que se destaca el cementerio de tortugas de Molle Cancha, que tiene una antigüedad de 50 millones de años.
Otros sitios de interés son las Huellas de Dinosaurios: en la región de mayor representación paleontológica de Bolivia y una de las más importantes de Latinoamérica, Cementerio De Tortugas, restos fósiles fragmentados en zona a 3.5 km. Las Cavernas De Umajalanta: es la caverna más profunda de Bolivia y constituye un sitio de alto interés científico y espeleológico.

Llama Chaqui: sitio arqueológico Ubicado a 19 Kilómetros del centro poblado, y asentado sobre la ladera del cerro wayllas, Llama Chaqui, que significa pie de Llama, es un sitio que se considera que es de asentamiento Incaico cuya estructura ocupacional fue edificada en una topografía accidentada conformada por terrazas con sus respectivos muros de contención.
Pinturas Rupestres: Constituyen en otro de los atractivos importantes actualmente visitados. Su localización es al noroeste del pueblo a 25 minutos de caminata, en el margen izquierdo del río ToroToro y en medio de farallones rocosos; se percibe una serie de representaciones pictóricas, cuyos símbolos de formas geométricas aún no han sido descifrados.
Pero no solamente sus bellos lugares constituyen atractivo turístico. Algunas fiestas de especial relevancia folclórica atraen miles de turistas e investigadores cada año. Las más notorias y bulliciosas son las del 25 de enero, fiesta de aniversario de la población, que coincide con la celebración del día del apóstol Santiago, su patrono. Una réplica del apóstol, montado a caballo, recorre el pueblo, saliendo de la casa de un ‘pasante’ o anfitrión y va al encuentro con el diablo, al que desstruye en medio de la algarabía general.
Pero el atractivo mayor, que despierta el interés de los investigadores, especialmente de psicólogos, es el llamado ‘Encuentro entre Bandos’, los Laymis y los Pampas, considerada como una batalla real en tiempos modernos, que ha evolucionado con el paso de los años y se libra a puño limpio, en la que, además, las mujeres jóvenes traen sus pertenencias y se ofrecen para ser conquistadas. El hombre la despoja del sombrero y si la mujer lo ve atractivo, lo persigue en señal de aceptación. Mientras no corra sangre, la batalla se mantiene pero es vigilada por las autoridades locales porque, según nos explicó el concuñado Miranda, se pueden producir choques mortales.


Otras fiestas son las del 2 de noviembre o día de los difuntos, cuando los dolientes ofrecen comidas y bebidas para todos los habitantes entre ceremonias y rituales en las calles del poblado y en el cementerio, en donde se levantan altares con escalonamientos coronados por un cordero o chivo que al final es sacrificado. Las fiestas del 20 de noviembre, se caracterizan por los desfiles militares y finalmente las fiestas religiosas de la Semana Santa, que congrega miles de turistas, principalmente del extranjero.
A los pocos kilómetros de la salida de Cochabamba, el azul de la cadena montañosa se devalúa de manera progresiva y la vegetación escasea. De a poco, se ingresa en una región desértica en la que varios picos redondeados anuncian la presencia de una actividad volcánica confirmada en otros sitios del departamento, especialmente en la región de Uyuni, en donde se encuentra el salar famoso mundialmente.
La flora se limita a pequeños matorrales que salpican algunas de las miles de laderas que inundan el paisaje, mientras que abundan los caños secos entre la interminable línea de montañas que se matizan de distintos colores encendidos. Un relieve de formas y colores singulares que parecen pinturas gigantes que despiertan la fascinación hasta el silencio de quienes transitan por la carretera que aún tiene tramos difíciles.

Es como un silencio estremecido la sensación que provoca la contemplación de esa topografía fantástica y entonces de los ojos fulgurantes e incrédulos, brotan lágrimas de admiración y el pecho desgrana sollozos intermitentes de emoción. Son como altares de sacrificio, pero sin víctimas y con el fuego de la contemplación. Es la vibración de la vida, de la naturaleza que muchas veces atropellamos con la irresponsable interactuación con el medio, con el entorno.
Y entonces, el huracán del verbo también se devalúa, es apenas un viento suave impotente para el hallazgo de las palabras adecuadas que describan este espectáculo que merece un poema enfurecido, un relámpago que arroje sobre esos cerros una bocanada de palabras, un genio que cabalgue sobre esas cimas multicolores, rayadas y llenas de arabescos caprichosos, y las acaricie con metáforas y otras figuras…que les rinda un homenaje…
Pero, no…apenas puedo imaginar que esos cerros enrojecidos son apéndices sobre los cuales brota la sangre de las heridas que el hombre le causa al planeta todos los días.



sábado, 22 de diciembre de 2018

Cochabamba, corazón y granero de Bolivia custodiado por un Cristo colosal


En un vuelo de 40 minutos desde Santa Cruz de la Sierra, nos asomamos a una planicie resguardada por varios cerros grisáceos reflejados en las aguas del lago Alalay, que hoy se vio meditativo y soñador, pero que a veces gime azotado por fuertes vientos, de acuerdo con la auxiliar brasilera quien cortésmente nos indicó el fin del viaje y nos mostró el paisaje armonioso por entre la ventanilla del avión avro.
En tierra, sorprende la elevada temperatura, que contrasta con sus 2.700 metros de altura aún fuera de las instalaciones del moderno aeropuerto en el que se percibe un aire de cordialidad, de los funcionarios y de los concurrentes.
Los cerros más prominentes son el San Sebastían y el San Pedro, en donde se levanta el Cristo de la Concordia, una de las imágenes más grandes del planeta, con 40 metros de altura y un peso de 2.200 toneladas, que le da la cara a la ciudad antigua y la espalda a los sectores más recientes de su zona metropolitana que se tragan de manera progresiva todo el valle entre las cordilleras oriental y occidental.

Algunos expertos han expresado su preocupación por la incontrolada expansión de la ciudad que ya es una amenaza para la tradicional vocación agrícola de la región, considerada como la despensa de los bolivianos y han reclamado del alto gobierno mayor atención al crecicmiento de esta urbe, cuya población ha crecido notoriamente en los últimos años. En la actualidad, se clcula que 2 millones y medio de personas viven aquí.
Como hacen la mayoría de los turistas que llegan a Cochabamba, nuestro primer recorrido fue el ascenso del Cristo de la Concordia. Aunque existe un teleférico, hicimos el ascenso en auto por  aquello del temor, mejor, del terror a las alturas que que me priva de muchos encuentros con sensaciones extraordinarias. El teleférico parte desde el parque de la Autonomía, desde donde tsambién salen los vehículos de servicio público que conducen a la cima del cerro.

Sin emmbargo, en algunos recodos del camino y cuando la ciudad quedaba en el fondo, sentí  ese desestabilizador grado de ansiedad con solo pensar en una gran caída peligrosa. Me flaquearon las piernas y me gané la recriminación cordial de mis acompañantes.
Mi visión periférica me mostró algunos destellos de la belleza del paisaje que no pude disfrutar sino hasta el momento cuando el vehículo se detuvo en el comienzo de las escalinatas que conducen hasta el pedestal del enorme monumento.
Aunque la armonía y la belleza están por fuera de nosotros, en la naturaleza, en el paisaje, tambiém requerimos de especial sensiblidad para gozar con estas estampas que son como el renacimiento para el corazón fatigado de nuestros años postreros.
Con una vista de 360 grados sobre la zona metropolitana, cada mirada es una murmuración y una reafrmación de que no somos más que entes diminutos en el universo en donde hay más de 100 millones de galaxias, de las que la Vía Láctea es solo una. 
A diferencia de Santa Cruz de la Sierra, Cochabamba tiene muchos edificios modernos entre sus construcciones coloniales que son abundantes. Desde el cerro se aprecia el desarrollo urbanístico, colorido y multiforme y se puede dimensionar la extensión del lago Alalay, su sendero de 15 kilómetros, el jardín botánico, las avenidas, los parques y el río Rocha, de cuyo caudal apenas queda una lánguida corriente.

En medio de centenares de turistas, niños y personas de avanzada edad, con un clima sorprendentemente cálido en una altura de 2.850 metros, con el sol a punto de esconderse, entre vientos suaves y tibios, sentí una ráfaga combinada de enojo y ternura mirando muchos pequeños que piden monedas y dulces a los turistas que los miran con desprecio.
Muchas indígenas envueltas en faldas largas y gruesas, de pliegues, con sombreros negros y blancos, adornan el entorno y los visitantes toman fotos de manera compulsiva, brincan y algunos cantan. 
Ya en la tarde noche y en el norte de la ciudad, nos atendimos con la abundante y afamada cocina cochabambiana, que le da crédito como la capital gastronómica de Bolivia. Más grande el deseo que el estómago, dice Mamá Alicia, y nos precipitamos a poedir Pique Macho, Charque can y Chicharrón de Chancho, que no es chicharrón sino carne de cerdo en trocitos. Nos tocó recurrir a la colombianada tradicional de pedir una ''una bolsita para llevar'', que nos sirvió como desayuno del sábado. Miré el aviso del restaurante y leí ''Punto de Encuentro'' y entonces pensé que seguía en mi condición de zombi y me imaginé en la cabina de la emisora de la Universidad de la Amazonia.

Afuera, a pocos metros de la puerta de entrada, me topé con un reverbero humeante y el olor medio perfumado. Se trata de la quema del Kho'a, un tributo a la Pacha Mama, para dar gracias por la productividad y pedir la continuación de los ciclos de productividad. También es una práctica ancestral para pedir prosperidad y perdón por los errores cometidos.
Mientras se realizan la quema, los bolivianos ruegan por salud, prosperidad en los negocios o para que la Pachamama les provea las energías positivas de la naturaleza. 
En la noche, después de más de 25 años, durante los cuales cada uno marchó por senderos distintos, me reencontré con Ovidio Espinosa, quien aterrizó aquí para salvarse de la persecución que sufrió por causa de su decidida participación en la lucha sindical, política y social en el departamento del Caquetá.
Al aparecerse eufórico en la puerta de su apartamento, le vi un aire de intelectual en sus facciones acentuadas por el paso de los años. Su abrazo fue más que un saludo, un jirón de historia, como un viaje veloz al génesis de las luchas sindicales y políticas en Caquetá de los años setentas y ochentas que absorbió toda la savia de nuestras almas.
Como me sentí espantado por la cama muy alta que me dieron, le pedí a Inés que vigilara mi sueños por ese temor a las alturas pero solo logré que gozara de nuevo con mi acrofobia. De todas maneras dormí como un niño porque cada viaje es como la despedida del tedio que nos llega con el ocaso de la vida. 







miércoles, 19 de diciembre de 2018

Un mercado de Bazurto y protestas en Santa Cruz de La Sierra


Al despertarme al medio día de este miércoles pensé que mientras dormía, me habían cambiado de destino porque el calor y la humedad son perversas y perturbadoras. Pero no, estoy en Santa Cruz de La Sierra, el centro comercial de Bolivia, un gran centro de museos, restaurantes y discotecas, y acabo de acordarme que llegué en la madrugada en un vuelo de Avianca que comenzó en Neiva con los ya habituales incumplimientos de la otrora impecable aeroempresa.
-Avianca ya no es sino un nombre famoso, me dijo un pasajero cuando anunciaron el aplazamiento del vuelo de las 10 a.m., para la 1 de la tarde.
Después de abordar en Bogotá, solo recuerdo la algarabía de los familiares de Inés en el aeropuerto internacional Viru Viru -aparentemente proveniente del vocablo guaraní que significa pampa o llanura- el más grande e importante de Bolivia. De conformidad con los testimonios de los Vargas que llegaron a recibirnos, salí como un zombi que volvía a la vida tras un vuelo de 4 horas y de verdad no me explico cómo pasé los controles migratorios a la entrada al país de Evo Morales, contra quien se adelanta una huelga de hambre por sus pretensiones de atornillarse en el poder a pesar del fallo contrario del pasado febrero 21, que ya se volvió F21.
Es muy conocida mi condición de hombre que se duerme enjabonando a una modelo, la cual se acentuó al llegar al sexto piso y varias veces las auxiliares de las empresas de transporte terrestre de pasajeros me han despertado varias horas después de pasar por mi destino final, como en Ibagué, con tiquete Florencia-Neiva, o en Pereira, con tiquete San Vicente- Armenia.

Me volví, pues, como esa figura legendaria propia del culto vudú, cada vez que me subo a un medio de transporte, como si me hubiera mordido un zombi y sin que aparezca la persona que ha de resucitarme, así sea para convertirme en su esclavo. Esta madrugada del 19 de diciembre no fue la excepción y como un autómata crucé los puestos de control en el aeropuerto de Santa Cruz de la Sierra, con mi alma dual, un verdadero zombi corpóreo.
Media hora después de haber llegado a la casa de los anfitriones y entre el bullicio del recibimiento, extrañé mi bolso de mano, prendí las alarmas y recordé que en su interior tenía mi pasaporte y algunos billetes verdes que compré en Neiva, tras una sesión de asesoría con el experto Jaime Barco, exgerente del Banco Popular. Corrimos hasta el aeropuerto y con la ayuda de uno de los hombres de seguridad ingresamos a la sala de migración que ya estaba a punto de cerrarse.
-Ese es mi bolso, grité al verlo sobre un escritorio
Le expliqué al funcionario que lo había olvidado a mi llegada desde Colombia porque vivo un proceso de zombificación cuando abordo un medio de transporte.
-Si lo hubiera olvidado en Colombia, seguro lo habría perdido, le dije para estimular su Ego y enseguida le di detalles de su contenido…mi pasaporte, zapatos, algún pantalón…pero no le hablé del dinero por temor a que me cobrara la “vacuna”.
- Es suyo, señor
Recuperado el botín, volví a casa y los más provocadores afirmaron que el pequeño maletín fue abandonado por mi afición al celular y confirmaron su versión con un video de la llegada en la que, pegado a él, se observa que efectivamente no portaba el bolso.
Al salir por la tarde, pensé que seguía bajo el comando del cuerpo sin alma, pues por momentos creí que estaba en Florencia: además del calor húmedo, las vías descompuestas, las alcantarillas destapadas, los olores nauseabundos y aguas negras corriendo por algunas vías, percibí una ciudad asfixiada por montones de gente y automóviles que se circulan lentamente, resignados, apretujados entre vendedores ambulantes y estacionarios de todo tipo, desde los comistrajos malolientes, las bebidas, cacharros, ropa, utensilios de cocina, cremas y hasta la popular “Maka”, para “resucitar las bujías fundidas”.

Atraídos por voces de protesta y la entonación de consignas contra el presidente Evo Morales, llegamos a la plaza “24 de septiembre”, en donde, efectivamente se concentran muchas personas que se oponen y rechazan una cuarta postulación sucesiva del presidente, y también denuncian la decisión del Tribunal Supremo Electoral que habilitó una nueva candidatura de Morales, quien está en el poder desde el 2006.

Nos fuimos hasta la famosa feria de “Barrio Lindo”, un sitio que usted debe conocer antes que todo lo demás, según me dijo Carlos, mi cuñado. Tiene razón es el sitio campeón de la saturación, en donde se sufre por causa de una crisis de movilidad, ruido y ocupación del espacio público que no he visto en ninguna de las ciudades que he visitado en mi vida ya crepuscular. Tal vez, si, en el mercado de Bazurto, de Cartagena.
Barrio Lindo es como una isla independiente en donde el desorden y el caos son parte de sus componentes esenciales que hacen de este lugar un punto combinado entre el encanto y el miedo. En medio de una vetusta y gigante construcción, que ocupa al menos dos manzanas, las carpas y toldas sucesivas en las que se venden toda clase de artículos, están metidas entre un laberinto de callejones por los que, mientras hacía unas fotos, me separé del grupo y entonces me sentí más desamparado que un niño abandonado por su madre.
Me tocó pedir auxilio y con la ayuda de una vendedora de teteros y otras mercancías para niños, pude hacer contacto con mis compañeros que, del mismo modo, estaban muy preocupados por mi suerte.
La lucha de los concurrentes es más feroz por el espacio que la disputa por los productos ofrecidos a gritos, con pitos, a puro pulmón y con degustaciones de sus helados y bebidas.
-Aquí algunas mañanas no hay espacio ni para los pensamientos, me dijo la señora que me ayudó a conectarme con mis familiares, quien, además me contó que crio 6 hijos con su negocio.
Hombres, mujeres, niños y jóvenes, algunos sin camisa, atienden las ventas en esta vitrina singular que ofrece desde una aguja, frutas, yerbas, verduras, granos, repuestos de segunda, yuca, plátanos y carnes en medio de aguas negras y alcantarillas destapadas. Pero, la simpatía y la cordialidad a todo momento, confirman que el boliviano es un hombre simpático.

Durante los primeros minutos del recorrido, sentí desazón y fastidio por ese lugar, pero poco a poco me metí en el cuento, ante la calidez de los vendedores y la paciencia de los visitantes a quienes no les escuché ninguna manifestación de inconformidad.
Como los únicos momentos felices de nuestras vidas son estos momentos de olvido de nosotros mismos, mañana volveré a las calles de esta ciudad, considerada como el fortín de la Derecha chilena que siempre se opuso a los mandatos de Evo Morales, quien ahora les da papaya con sus intenciones de atornillarse en el poder.
Convencido de que no soy un muerto viviente, de que por mis venas corre mucha sangre y de que me estoy muriendo, pero de la risa, volveré a las calles de esta Santa Cruz de la Sierra en donde los “parrilleros” de las motos no son obligados a llevar casco, a las anchetas las llaman “canastones, a los camibuzos les dicen poleras, las sudaderas son buzos...y en donde te dan un dólar por 7 bolivianos, la moneda nacional y la mayoría de los autos son máquinas antiguas.
Porque bendito es el presente que nos libra de las penas de ayer, me asomaré por esta ventana boliviana antes de ascender a la fría Cochabamba y al salar de Uyuni, el legado del lago prehistórico que se secó y dejó un paisaje desértico de 11 mil kilómetros de sal blanca.





martes, 13 de noviembre de 2018

El desafío del Corredor Polaco en Manizales


Aunque ascendí al corredor polaco de la catedral de Manizales acompañado por Miguel, mi hijo; mi nieto Liam Miguel, de tan solo 4 meses; Erika, mi nuera, y otras 15 personas que hicieron parte de la visita guiada que ofrece la basílica, me sentí como un solitario absoluto pero descontaminado del mundo intolerante, conformista e indiferente que trepida allá abajo en la superficie, allende las fronteras de la ancha cordillera central llena de nubarrones.
Desde el círculo alrededor del pináculo cónico de la torre central, en donde se construyó un corredor de 360°, me sentí un solitario íntegro que entre la ansiedad, el terror, la agitación y la zozobra, observa cómo los dueños del país le dan la espalda a los problemas de los sectores populares. Un solitario angustiado que, del mismo modo, no puede establecer qué es más grave, si el despotismo de los "prohombres" de la política nacional o la indiferencia del pueblo ante los sucesivos atropellos que vencen a la justicia y hasta a la misericordia.
Confieso que mi fobia al vacío y a las alturas es tan dramáticamente  fatal que no solo me perturba cuando me expongo a ellos sino que también cuando pienso en ellos pero, sin embargo, tienen un atractivo morboso, una sensación de hacer todo lo posible para evitarlos pero al mismo tiempo de enfrentarlos, como un reto, como una posibilidad de vencer esas angustias.

Empujado por esa rara simbiosis de miedo y atracción, en la que el miedo predomina, compramos las boletas para el "tour" de ascenso con una hora de anticipación y mientras tanto le dimos una vuelta al sector céntrico de la capital caldense. En silencio, sufrí por un sentimiento de culpa que por momentos estuvo a punto de proponer la cancelación de la aventura e incluso sentí desvanecimientos al imaginarme en la cúspide, a 107 metros de altura. Tres días después, no he podido recordar muchos detalles del recorrido pues mi atención estuvo muy dispersa y lo único que recuerdo fue mi sudoración a pesar de la baja temperatura manizaleña. 
El guía explicó que el nombre del corredor fue puesto por un ingeniero alemán que lo construyó pues, justamente, la terminación de la obra coincidió  con la invasión de Alemania a Polonia, que se inició el 1 de septiembre de 1939 y ha sido considerada el detonante de la Segunda Guerra Mundial.
El ascenso al segundo piso se hace en ascensor. Después de un café espresso, de muy buena calidad, comenzamos la cuenta regresiva de los 462 escalones que nos condujeron hasta la punta de la torre que chuza el cielo encapotado y taciturno -como regularmente está en esa ciudad-. El primer tramo se hace por una escalera casi perpendicular, muy estrecha, considerada por el guía como un ejercicio preliminar para los pulmones.
-Respiren profundamente, despacio y exhalen por la boca, dijo el hombre.
El segundo tramo se camina por la parte externa de la estructura, aparecen las torres secundarias pero el pánico mete el primer flechazo al cruzar un corredor, el pasillo de la angustia, con el parque allá abajo. Pero el mayor desafío está enseguida: unos pocos escalones, igualmente casi perpendiculares, para ingresar a la parte central de la estructura.

Sentí una verdadera incapacidad de funcionar de manera normal y estuve a punto de declararme incapaz de continuar pero mi hijo psicólogo -con el nieto metido en su canguro- me convenció de que mi miedo era exagerado e irracional.
-No se sienta incapaz de controlarse, usted es más poderoso que sus miedos, me dijo con voz de terapeuta. 
A mitad de camino, con la respiración agitada y tranquilo porque solo me fijé en las escalas, como me lo indicó Miguel, hay un círculo de 3 metros de diámetro sobre el cual se ha puesto un vidrio que ofrece una vista directa a la nave principal del templo, desde esa altura, desde el mismo corazón de la basílica. Me llené de valor y me asomé para tomar una foto, vi las bancas del templo pero como un rayo me volvió la angustia y estuve a punto de soltar el celular. Me invadió el temor patológico y pensé que caería por ese hueco imantado que me  atrajo de manera inexplicable.
A medida que avanzamos hacia el corredor, la escalera en espiral se estrecha y algunos tramos van muy cerca de los antiguos peldaños de madera que fueron remplazados por los metálicos actuales. Recobrada la tranquilidad, siempre con la cabeza abajo y prendido de las barandas, supe que llegaba a la meta porque la escalera oscura fue invadida por un chorro de luz.

Esperé a Miguel para que me ayudara a enfrentar la agitación en crecimiento ante la inminente aparición del vacío y pensé que definitivamente necesitaba una terapia de relajación. A manera de autocontrol, pensé en las Cruzadas, la inquisición y otras formas de dominación eclesiásticas y hasta me pregunté cuánto tiempo tomará mi Caquetá del alma para renacer ahora que está libre de tomas y enfrentamientos. Vi la Paz como una persona que avanza con su muleta metálica por distintos escenarios, conmovido por los estragos del conflicto...en su recorrido, la gente no le habla sino de muertes y tragedia...los que le narran tienen el aspecto adolorido de las víctimas.
Mi hijo psicólogo me habló suave, en el oído izquierdo y me apartó de mis divagaciones complicadas. Me aferré del canguro en el que transportaba al bebé y di el pasó, como al vacío.
Deduje que todos los turistas y hasta el guía, sentimos miedo porque todos hablaban en voz baja a pesar de que el templo estaba muy abajo.  Solo escuché susurros, como en la habitación de un niño que duerme, y algunos hicieron señas para comunicarse. Siempre pegado a mi hijo y a mi nieto, tomé fotos de la perspectiva que no sirvieron y cuando bajé la mirada sentí que todo me daba vueltas y entonces creí morirme por pendejo.
Pero realmente, estaba ante una terapia para enfrentar mi fobia con una situación real y expuesto a ese temor comprobé que mi vida no corría peligro. La ansiedad se transformó en poderío que me permitió disfrutar  de ese momento solemne y vehemente durante el cual pude disfrutar no solo los paisaje del entorno, sino también los de la vida.

Anhelé unas competencias de poeta para interrogar desde ese corredor, con alma de pensador,  sobre el futuro de los acuerdos de Paz y del más cercano, el que firmaron los rectores del Sistema Universitario Estatal, SUE, con el presidente Duque. Y sobre el futuro de la lucha estudiantil.
Con el aire soplando duro, como una caricia, con las nubes regando su rocío, nos abrazamos duro, tomamos una foto final y comenzamos el descenso a instancias del guía.
Cuando bajé el último escalón y quedé en el segundo piso, pedí otro café, como trofeo porque, esta vez, aprendí a manejar mi fobia a las alturas y al vacío. Después de este triunfo en el corredor polaco, creo que ya na habrá otro escenario que pueda atemorizarme y hoy mismo estoy dispuesto a correr en la azotea de un edificio de 50 pisos.
Ganada esta batalla,  me propongo otra, no menos fácil, la de arrancarle todos los secretos a los enemigos de la Paz en Colombia para que, sin las terapias convencionales y en la decadencia del conflicto, tengamos un pensamiento colectivo a favor de la convivencia.
¿Si la fobia al vacío se llama acrofobia, cómo se llamará la fobia a la Paz?

viernes, 17 de agosto de 2018

Cuatro años sin el combativo Alonso Orozco

El Polo Democrático registró de esta manera la muerte de Alonso Orozco, ocurrida hoy hace 4 años
“El Comité Ejecutivo Nacional del Polo Democrático Alternativo, su presidenta Clara López Obregón; el secretario general, Gustavo Triana Suárez, lamentan el sensible fallecimiento de nuestro compañero y dirigente del Caquetá, Alonso Orozco Gómez, acaecido este miércoles 17 de septiembre en la ciudad de Bogotá, donde fue atendido de letal enfermedad”
Padrino de los huérfanos del poder, de quienes solitarios se enfrentan día a día a la indolencia oficial, de aquellos que sufren constantemente  los abusos del Estado y de los patronos; de los marginados, de las mujeres cabeza de familia, de los enfermos, de los pensionados, es decir, del pueblo, de la gente de a pie, para quienes su vida es un calvario,  Alonso Orozco adquirió esta condición y la maduró al calor de las luchas populares.
Pero, del mismo modo, fue el asistente eficaz, el intermediario persistente que mostró las ruinas de la democracia, de los derechos fundamentales, del bienestar general del pueblo, de los derechos de las mujeres, de las minorías y las del medio ambiente, como circunstancias proporcionales al auge de la ineptitud, del peculado, de la corrupción, de la opresión, de la inequidad y de la politiquería.

Haciéndole cortejo a la espantosa dominación del pueblo por parte de los poderosos, sostuvo Alonso, llegan la pobreza desastrosa, la exclusión, la pérdida de las libertades y las calamidades derivadas del olvido, la imprevisión y la ambición de quienes acceden al gobierno movidos por sus ávidos intereses personales y grupales.
Alonso fue uno de los precursores -en el Caquetá- de la inclusión del pueblo, de la ciudadanía, en las actividades asociadas con la solución de sus necesidades fundamentales y de manera progresiva involucró a la gente en los actos relacionados con las decisiones que lo afectaban y a las mujeres en la lucha por la defensa de sus derechos.
Históricamente, la política se ejerció de manera excluyente, caracterizada por unos caudillos que manipularon a las masas, cuyo anhelo principal era recibir beneficios del Estado y de los actores de la política. El conocido y fatal asistencialismo, basado en el amiguismo. Aunque estas condiciones no se han modificado sustancialmente, Alonso trabajó de manera importante en ese terreno, aún en la etapa siniestra de la llamada “guerra del Caquetá”.
Orozco hizo parte del puñado de dirigentes heroicos que durante la década de los años setentas libró las más enconadas luchas sindicales y sociales, principalmente con los campesinos y por los servicios públicos, jalonadas por el magisterio desde el otrora glorioso sindicato AICA. Fue la época cuando las masas desplazaron a los jefes políticos y le dieron un drástico giro al estilo de hacer  política y, actuando con convicciones apasionadas,  pusieron en marcha un proceso verdaderamente revolucionario al invertir la práctica política.
Alonso es considerado por los analistas políticos como el diputado estrella, por su honestidad, compromiso y, principalmente, porque siempre actuó en correspondencia con su pensamiento político. En su discurso y en sus posiciones políticas siempre señaló al Estado corrupto y a la oligarquía como generadores de las injusticias y desigualdades que incuban el odio y la desesperanza entre  la gente.
Siempre controvertido, poseedor de especial habilidad para la crítica mordaz y la réplica inmediata,  lideró un movimiento permanente de los sectores populares que, como es usual en Colombia, fue derrumbado por las estructuras montadas por los sectores dominantes que administran la región. Perdió su aspiración a la alcaldía de Florencia con Susana Portela.
Convencidos como nuestros antepasados indígenas de que el tiempo respeta y purifica las tareas del espíritu, confiemos en que podamos convertir este doloroso silencio corporal de Alonso en una lámpara votiva de esas que todavía hay en las iglesias católicas, para velar eternamente su pensamiento.
Pero, más aún, para ponerlo en práctica, para sembrar  el inconformismo, para mantener vigente la capacidad de denuncia y de lucha; para cultivar el debate y la controversia como instrumento que nos permita superar las diferencias, cuando algunas fuerzas oscuras le apuestan a la continuación de la confrontación sangrienta a pesar de la firma de los Acuerdos de Paz con la guerrilla más antigua del planeta..
Te recuerdo con mis ojos tristes pero con honores supremos, compañero de muchas batallas. Te devolvemos a la tierra, pero solo tu cuerpo quedará encriptado porque tus ideas nos permitirán sobrevivir al materialismo agresivo y conquistador contra el cual seguiremos en la lucha, iluminados por tu recuerdo y esperanzados en el cumplimiento, en la implementación de los Acuerdos firmados por el Estado y las FARC.
¡Hasta pronto, mi hermano!!!

martes, 14 de agosto de 2018

Los zurdos, otra minoría discriminada


Las personas zurdas sufrimos de una forma de discriminación que no necesariamente está ligada a la raza o al color, a la ideología, a la religión o la política, pero que efectivamente nos pone en condiciones de inferioridad en relación con los Diestros, palabra que tiene la connotación de "sagrado". Desde la niñez me dijeron que "Cristo, el hijo. está sentado a la diestra de Dios".

La rapidez vertiginosa con la que comencé esta nota se apaciguó cuando me tocó detenerme para mover el "ratón" desde el lado derecho al sitio de confort, en el izquierdo. Alguna persona Derecha usó mi computador de escritorio y entonces, como sucede con frecuencia, me enfrenté a un mundo dispuesto para los Diestros.

Como me tocó enfrentarme en la niñez cuando mis padres y algunos familiares forzaron la "corrección" con el uso de la mano derecha para coger la cuchara, para santiguarme, para el uso de los cubiertos, las herramientas y para la escritura. "La izquierda es la mano del diablo", me dijeron muchas veces, para explicar su opresión y hostilidad no deliberadas. Me transformé en lo que los especialistas llaman como un "zurdo contrariado", o sea un zurdo corregido por castigo, que desarrolla la capacidad de uso de su "diestra". 
En ocasiones, sostienen los expertos, "las personas forzadas a ir contra su naturaleza pueden sufrir una notable disminución de su autoestima y productividad". Con el paso de los años, comprendí por qué mi vida se volvió ilegítima en donde todo fue hostil, todo fue como una atmósfera de mentiras sentidas y consentidas, por causa de la ignorancia derivada de la dominación.  Apóstoles que predican sus dogmas sin interpretarlos.Y quizás esa percepción de los vacíos dejados por las correcciones forzadas, también produjo cambios en los hemisferios que me hicieron más verbal, más intuitivo, más emocional, más musical.

Pero también más contestatario. Siento una voluptuosa tendencia a oponerme a los convencionalismos, diría que hasta a lo "legal" que, como dijo Estefanía Ciro recientemente, "no siempre es legítimo y viceversa, muchas cosas ilegales son legítimas".

Las mujeres y niños; los  migrantes, desplazados y refugiados; la población negra, indígena y demás grupos étnicos; campesinos, población lgbti y los extranjeros, son los grupos de personas que más sufren la discriminación, pero los zurdos también somos objeto de burlas, incomprensión y maltrato corrector. Mientras se habla de Derechos Humanos, del Derecho como sustento de la legalidad; de la destreza como las plenitud de algunas competencias, la palabra izquierdo (a), se refiere a lo malo, lo siniestro, el infortunio, la debilidad y hasta la torpeza. Para algunas personas y  grupos sociales, la utilización de la mano zurda es augurio de mala suerte. En la India, no se admiten nueras con esta característica por ser de mal presagio, y en Japón no se permiten casamientos con estas personas. Hasta en política, la izquierda tiene la connotación de los "malos".

Pero, además, existen otras formas de discriminación, entre las cuales la más traumática es la escritura, de izquierda a derecha, y en general el uso de tijeras, molinos de mano, llaves de tocador y de baño, las palancas de cambio en los vehículos, las perillas de los relojes y los pupitres en escuelas y colegios, entre otras. 

Aunque en los últimos años las presiones y satanización de los zurdos ha disminuido por la constante lucha contra todo tipo de discriminación, en las redes sociales no se han incorporado emoticones con manos zurdas y persisten aforismos populares como "me levanté con el pie izquierdo" y se utiliza el término "siniestro" para referirse a un accidente, como sinónimos de la condición maldita de la izquierda.

El psiquiatra Osvaldo Castillo Contreras sostiene que "la dextralidad ni la sinestralidad han podido ser explicadas suficientemente, como tampoco por qué el predominio del  hemisferio cerebral izquierdo es más común, aún en la mayoría de los zurdos". Y nos da un dato: "las manos van acordes hasta llevarnos a la posición bípeda que permitió la conquista del planeta: herramientas, armas, vehículos y en general todo ha dependido de la coordinación entre el cerebro y las manos". Cita a Aristóteles cuando aseguró que "el hombre es inteligente porque tiene manos y tiene manos porque es inteligente".

"El niño manipula al mundo: toca, acaricia, explora su cuerpo y lo que lo rodea, succiona sus dedos, esculca y coge. Pero la capacidad de ser diestro o zurdo es cuestión de grado. En todas las sociedades han existido zurdos, pero todas han  tendido a ser diestras", agrega el psiquiatra Castillo.


La condición de zurdo me afirmó en la lucha para no permitir que se prostituya la individualidad por la imposición de leyes y cánones de comportamiento, de paradigmas acomodados. Pese a las correcciones sufridas, tengo la certeza de que mantengo, al menos, un átomo indestructible de mi personalidad y permanezco activo y feliz con mis lateralizaciones combinadas.

El rector de la UDLA, Gerardo Castrillón, pasó cerca a mi escritorio, le llamé la atención, le extendí la mano zurda para saludarlo y aunque extrañado me saludó cortés.

Hoy es el día de los zurdos, le dije para explicarle el gesto inusual.
Tenemos una forma personal de sentir la vida y una manera muy particular de expresarla.

Aunque seamos un grupo de almas incomprendidas, somos luchadores incondicionales por la igualdad y contra todo tipo de discriminación.




jueves, 9 de agosto de 2018

Día Internacional de las etnias indígenas. El fuerte siempre vence al justo

En medio del horror sin eco y entre la agonía producida por las presiones de los "occidentales" sobre sus territorios, se recordó este 9 de agosto el Día Internacional de las comunidades indígenas que, como a las hojas secas que el viento desplaza y borra en sus bosques, los "blancos" les clavan el hierro devorador de la discriminación.         

En el seno de sus selvas se libró la batalla formidable en la que el  invasor fuerte venció al nativo justo. Y desde entonces, bajo el indecoroso eufemismo del "descubrimiento", comenzó el aluvión de la Conquista, que incluye despojo, opresión, explotación, expropiación y adoctrinamiento mediante el cual se crean las condiciones favorables para el mantenimiento de la dominación.

De acuerdo con el reconocido dirigente de la Organización de Pueblos Indígenas del Caquetá, OPIAC, Custodio Joinama Kuyekudo, conocido simplemente como el "Abuelo Custodio", en el departamento del Caquetá viven 58 grupos indígenas, de distintas etnias y a las cuales clasificó en 3 grupos: las No contactadas, o contactadas solamente durante el tiempo de explotación de la tristemente célebre Casa Arana; otro que vive entre los cercos de la "civilización" y un tercer conjunto que se mueve entre la "civilización" y la sociedad. 
El "Abuelo" hizo algunas precisiones que sorprendieron a los académicos, principalmente, sobre el vocablo Murui utilizado últimamente para referirse a la etnia Uitoto.
"Yo soy Uitoto y quitarnos esa denominación es como quitarnos nuestra historia", dijo en tono vehemente el "Abuelo" antes de responder una pregunta relacionada con la conmemoración del Día Internacional de las Comunidades Indígenas. "De los 9 pueblos que conforman la Nación Uitota, solo dos grupos se reconocen como Murui, enfatizó, para señalar que "en consecuencia, llamarnos Murui es otra forma de excluirnos.

Explicó que si bien es cierto que el término uitoto corresponde a un apodo impuesto por los Carijona, ese término, así peyorativo, ya está reconocido internacionalmente y es apenas a partir de los últimos 5 años que los académicos han pretendido cambiarlo por el Murui. Pero más importante que el nombre, dijo, es el respeto por las distintas culturas que existen en el Caquetá y Colombia.´
Específicamente, somos respetuosos de las etnias indígenas que existen en Colombia, manifestó. "Cada pueblo es un universo independiente por sus principios", insistió.

Censuró severamente las actividades de comercialización del yagé por parte de personas que se hacen pasar por miembros de comunidades indígenas y dijo que para los uitoto esa planta constituye el Número 1 dentro del concepto de deidades y además es considerada como la última instancia de las investigaciones corporales y espirituales. "Para el uitoto no existen variedades del yagé, es una sola planta, cuya acción es integral, física, mental y espiritual;  es una experiencia catártica y liberadora que puede abrir la posibilidad para una vida más plena y satisfactoria. Es un espacio para la exploración de la propia conciencia.

Con el orgullo derivado de la ancestralidad reiteró que no existen razas inferiores, que el hombre es uno solo, procedente de las entrañas de la Naturaleza, con la cual el indio mantiene una relación estrecha, de profundo respeto. "La Naturaleza es la vida del indígena y viceversa. Sin selva no hay indígenas y sin indios no hay selva", dijo en tono afirmativo.

Y en efecto, no hay diversas humanidades, solo existe una sola humanidad, el mayor animal pensante del planeta, desde el caníbal antropófago al "bello animal rubio hiperbóreo", como llama Nietzsche a los alemanes. Ese remolino de todas las promiscuidades nos hizo una raza especial, una combinación de salvajismo y refinamiento, con los delirios de la selva y con la soberbia de Manhattan reflejada en las aguas del monumental río Hudson.

El "Abuelo" hizo un llamado a los jóvenes indígenas que se forman en distintas universidades para que reviertan sus conocimientos porque "el único que puede salvar a la selva es el indio". Y les advirtió sobre los peligros que representa la vida entre la "civilización" porque, notificó, "en el fondo de nosotros está el hombre blanco, somos una minoría atraída, retenida y fácilmente absorbida por el "occidental". Los fuertes cada vez son más fuertes y los débiles estamos en peligro de desaparecer, sentenció Joinama.

Parques Naturales, otro despojo
El "Abuelo Custodio", como se le reconoce, se declaró pesimista por el avance de las luchas de las etnias indígenas porque "nos falta una columna vertebral propia, una ley que nos permita generar una gobernabilidad en los territorios para enfrentar las presiones que ejercen los "blancos", que tengamos el poder para decidir, para decir ¡no más occidentales en nuestros territorios!!. Por ahora mantenemos una pelea de perros y gatos, y así, patas arriba, nos defendemos.

Al referirse a la zonas de reserva, como los parques y la ampliación de la zona protegida de Chiribiquete, el "Abuelo" dijo que se trata de medidas en contra de la naturaleza del indígena y que solo benefician a los "blancos". En esas zonas protegidas existen riquezas inconmensurables en minerales y el "blanco" las quiere para él". Es otra forma de disfrazar el despojo, aseguró, "porque esos pedazos de selva ya no son de los indígenas, que ni siquiera pueden cazar animales ni pescar para su sustento".
Las comunidades indígenas no quieren parques, necesitan resguardos, porque tienen claro que esas declaraciones de Parques Nacionales Naturales hacen parte del ruido del huracán de conquistas que desde siempre ha aventado pueblos, presas de la ambición. 
Y mientras las señales de angustia y alerta, como las del "Abuelo" Custodio, llegan débiles y tardías a los oídos de los poderosos, muchas veces con el silencio cómplice de los Medios, sus avisos apenas provocan sonrisas porque saben que el ponqué está servido.
La voz de los indígenas, que también es la voz de patriotismo, se ahoga y entonces Uno siente miedo del futuro pues los dueños de la sabiduría ancestral están proscritos de las decisiones importantes.





























































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































las garras   de la conquista