En medio del horror sin eco y entre la agonía producida por las presiones de los "occidentales" sobre sus territorios, se recordó este 9 de agosto el Día Internacional de las comunidades indígenas que, como a las hojas secas que el viento desplaza y borra en sus bosques, los "blancos" les clavan el hierro devorador de la discriminación.
En el seno de sus selvas se libró la batalla formidable en la que el invasor fuerte venció al nativo justo. Y desde entonces, bajo el indecoroso eufemismo del "descubrimiento", comenzó el aluvión de la Conquista, que incluye despojo, opresión, explotación, expropiación y adoctrinamiento mediante el cual se crean las condiciones favorables para el mantenimiento de la dominación.
De acuerdo con el reconocido dirigente de la Organización de Pueblos Indígenas del Caquetá, OPIAC, Custodio Joinama Kuyekudo, conocido simplemente como el "Abuelo Custodio", en el departamento del Caquetá viven 58 grupos indígenas, de distintas etnias y a las cuales clasificó en 3 grupos: las No contactadas, o contactadas solamente durante el tiempo de explotación de la tristemente célebre Casa Arana; otro que vive entre los cercos de la "civilización" y un tercer conjunto que se mueve entre la "civilización" y la sociedad.
El "Abuelo" hizo algunas precisiones que sorprendieron a los académicos, principalmente, sobre el vocablo Murui utilizado últimamente para referirse a la etnia Uitoto.
"Yo soy Uitoto y quitarnos esa denominación es como quitarnos nuestra historia", dijo en tono vehemente el "Abuelo" antes de responder una pregunta relacionada con la conmemoración del Día Internacional de las Comunidades Indígenas. "De los 9 pueblos que conforman la Nación Uitota, solo dos grupos se reconocen como Murui, enfatizó, para señalar que "en consecuencia, llamarnos Murui es otra forma de excluirnos.
Explicó que si bien es cierto que el término uitoto corresponde a un apodo impuesto por los Carijona, ese término, así peyorativo, ya está reconocido internacionalmente y es apenas a partir de los últimos 5 años que los académicos han pretendido cambiarlo por el Murui. Pero más importante que el nombre, dijo, es el respeto por las distintas culturas que existen en el Caquetá y Colombia.´
Específicamente, somos respetuosos de las etnias indígenas que existen en Colombia, manifestó. "Cada pueblo es un universo independiente por sus principios", insistió.
Censuró severamente las actividades de comercialización del yagé por parte de personas que se hacen pasar por miembros de comunidades indígenas y dijo que para los uitoto esa planta constituye el Número 1 dentro del concepto de deidades y además es considerada como la última instancia de las investigaciones corporales y espirituales. "Para el uitoto no existen variedades del yagé, es una sola planta, cuya acción es integral, física, mental y espiritual; es una experiencia catártica y liberadora que puede abrir la posibilidad para una vida más plena y satisfactoria. Es un espacio para la exploración de la propia conciencia.
Con el orgullo derivado de la ancestralidad reiteró que no existen razas inferiores, que el hombre es uno solo, procedente de las entrañas de la Naturaleza, con la cual el indio mantiene una relación estrecha, de profundo respeto. "La Naturaleza es la vida del indígena y viceversa. Sin selva no hay indígenas y sin indios no hay selva", dijo en tono afirmativo.
Y en efecto, no hay diversas humanidades, solo existe una sola humanidad, el mayor animal pensante del planeta, desde el caníbal antropófago al "bello animal rubio hiperbóreo", como llama Nietzsche a los alemanes. Ese remolino de todas las promiscuidades nos hizo una raza especial, una combinación de salvajismo y refinamiento, con los delirios de la selva y con la soberbia de Manhattan reflejada en las aguas del monumental río Hudson.
El "Abuelo" hizo un llamado a los jóvenes indígenas que se forman en distintas universidades para que reviertan sus conocimientos porque "el único que puede salvar a la selva es el indio". Y les advirtió sobre los peligros que representa la vida entre la "civilización" porque, notificó, "en el fondo de nosotros está el hombre blanco, somos una minoría atraída, retenida y fácilmente absorbida por el "occidental". Los fuertes cada vez son más fuertes y los débiles estamos en peligro de desaparecer, sentenció Joinama.
Parques Naturales, otro despojo
El "Abuelo Custodio", como se le reconoce, se declaró pesimista por el avance de las luchas de las etnias indígenas porque "nos falta una columna vertebral propia, una ley que nos permita generar una gobernabilidad en los territorios para enfrentar las presiones que ejercen los "blancos", que tengamos el poder para decidir, para decir ¡no más occidentales en nuestros territorios!!. Por ahora mantenemos una pelea de perros y gatos, y así, patas arriba, nos defendemos.
Al referirse a la zonas de reserva, como los parques y la ampliación de la zona protegida de Chiribiquete, el "Abuelo" dijo que se trata de medidas en contra de la naturaleza del indígena y que solo benefician a los "blancos". En esas zonas protegidas existen riquezas inconmensurables en minerales y el "blanco" las quiere para él". Es otra forma de disfrazar el despojo, aseguró, "porque esos pedazos de selva ya no son de los indígenas, que ni siquiera pueden cazar animales ni pescar para su sustento".
Las comunidades indígenas no quieren parques, necesitan resguardos, porque tienen claro que esas declaraciones de Parques Nacionales Naturales hacen parte del ruido del huracán de conquistas que desde siempre ha aventado pueblos, presas de la ambición.
Y mientras las señales de angustia y alerta, como las del "Abuelo" Custodio, llegan débiles y tardías a los oídos de los poderosos, muchas veces con el silencio cómplice de los Medios, sus avisos apenas provocan sonrisas porque saben que el ponqué está servido.
La voz de los indígenas, que también es la voz de patriotismo, se ahoga y entonces Uno siente miedo del futuro pues los dueños de la sabiduría ancestral están proscritos de las decisiones importantes.
las garras de la conquista
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