La Cacica Gaitana, precursora de la lucha del pueblo
opita
La historia de dolor y valor de la cacica Gaitana es,
guardadas proporciones, el mismo drama que vivieron cientos de madres huilenses
por cuenta del conflicto que termina.
La
cuenca del río Guarapas es uno de los 25 lugares con mayor biodiversidad del
mundo, en donde existen importantes especies de flora y fauna en vía de
extinción
Un Ocobo frondoso, las
palmas que lo vigilan, la iglesia que habla con sus campanadas, los ancianos
que irradian sabiduría, los vendedores de dulces y minutos, el rumor de los
motores de los carros, y la ceguera encantada de los estudiantes que se besan
de manera voraz, con ganas de consumirlo todo, son los componentes principales de un cuadro
natural que, como una sonrisa de luz, anuncia la espléndida belleza del valle
de Laboyos, predestinado como eje de la recreación y del desarrollo regional.
Es el parque principal de
Pitalito en donde hay, además, dos casas antiguas descuidadas, que son
testimonio de la historia arquitectónica de la región y en donde,
increíblemente, el sonido agudo, alto y penetrante de la sirena todavía anuncia
el medio día, un ritual desaparecido en las grandes ciudades. Con los vientos
de agosto, las hojas de una ceiba, un gualanday y un samán se vuelven arpas
vibradoras y armoniosas que emiten perfumes y plegarias.
El Ocobo, fértil y
formidable, sembrado por el exalcalde Roberto Molina Vásquez hace 52 años, y los
otros arbustos del parque, crecen abrazados por enredaderas tupidas que los
envuelven y acarician, en una convivencia de utilidades recíprocas que han sido
puestas de ejemplo para el desarme de los espíritus en la etapa del
posconflicto por los promotores de la cultura de la paz y la convivencia.
Es una estampa que también
resume la pasión por el trabajo, los misterios, mitos y leyendas de sus
antecesores y las grandes ilusiones de paz y progreso que crecieron en la zona
desde cuando se iniciaron los diálogos del gobierno con la guerrilla en la
perspectiva de negociar el conflicto que vivimos desde hace más de 60 años.
A pocas cuadras del parque,
en la vía al coliseo, hay otro anuncio de la
majestad exuberante de la pompa forestal, un pequeño bosque de árboles
cómplices por sus ramajes encubridores, rodeados de guaduales que protegen las
aguas del río Guarapas, referente histórico, cultural y ambiental de Pitalito,
cuyas aguas rumorosas y con altos niveles de contaminación descienden en busca
del río Magdalena.
El Valle de Laboyos
El Valle de Laboyos, hace
parte del Macizo colombiano y del
denominado Cinturón Andino, declarado por la
UNESCO en 1972, “Reserva de la Biosfera”.
La ubicación estratégica le
permite gozar de condiciones ambientales privilegiadas que le han llevado a ser
considerado, como uno de los municipios con el mayor número de predios
adquiridos para la protección de microcuencas.
Su territorio hace parte del
Parque Regional Natural Cueva de los Guácharos-Puracé, en el que se han
desarrollado procesos de planificación territorial ambiental, cartografía
comunitaria, redes comunitarias de conservación, grupos de monitoreo de
biodiversidad y proyectos productivos sostenibles. Estas experiencias han sido
catalogadas como modelo de conservación en el país. El gobierno local trabaja
en la materialización de un programa de guardabosques ambientales.
Además, fue uno de los
primeros municipios en constituir, el Parque Natural Municipal, estrategia de
conservación en donde se integra la reserva pública y privada para la
preservación de los ecosistemas hídricos que garantizan el abastecimiento del
acueducto municipal.
Los gobiernos de Pitalito y
Palestina participan en el plan estratégico de conservación y protección de la
cuenca del río Guarapas, afectado severamente por la deforestación, la
explotación agrícola y la minería. Del programa de protección de su cuenca,
hacen parte, además, el gobierno departamental y la CAM, para la cual es la
segunda prioridad, después de la cuenca del río Las Ceibas de Neiva.
Un vocero de la CAM le dijo
al cronista que la cuenca del río Guarapas es uno de los 25 lugares con mayor
biodiversidad del mundo, en donde existen importantes especies de flora y fauna,
muchas de ellas incluidas en las listas de la UICN, en peligro y en vía de
extinción como el Roble Negro, la Orquídea, la Guadua, el Oso Andino, la Danta
de Páramo, el Atlapetes Olivaceo, el Pato Colorado y la Reinita Naranja, entre
otras.
En una parcela cercana al
casco urbano, donde pasamos la noche, sentimos el estremecimiento del viento
frío, cargado de distintas fragancias, sobre nuestros ojos fatigados por tanta
belleza.
Encuentro con la historia
En el viaje a Pitalito, aunque
se vaya de afán, hay 3 asuntos impajaritables que atender: comida de biscochos
de achiras en Altamira, observación y admiración de la iglesia más antigua del
Huila, en Timaná, y la parada obligatoria en Pericongo, para la foto, para la
sacudida nerviosa y el sobresalto que produce la visión de un abismo sin fin.
La historia de dolor y valor
de la cacica Gaitana, es, guardadas proporciones, el mismo drama que vivieron
miles de huilenses por cuenta del conflicto que llega a su fin. Muchas madres,
como la Gaitana, perdieron a sus hijos en la guerra y algunas de ellas
estuvieron a punto del suicidio después de los actos salvajes de la guerrilla.
Muchos jóvenes fueron
reclutados a la fuerza, secuestrados, como hizo Pedro de Añazco con el hijo de
La Gaitana y, del mismo modo, muchos murieron en presencia de sus mamás. Aunque
las madres en Colombia no tuvieron oportunidad de la venganza, todas sintieron
deseos de sacarles los ojos y arrastrar de pueblo en pueblo a los victimarios.
La lucha de La Gaitana es un
símbolo de la resistencia de los
indígenas contra la invasión de los españoles y aunque a la larga fueron
derrotados, su liderazgo es un ejemplo histórico, invocado sucesivamente por
los defensores de la justicia, en estos tiempos de inequidad.
Los cientos de asesinatos
ocurridos en la región, de los cuales los de Héctor Polanía, Nelson Carvajal y
Flor Alba Núñez fueron los más notorios, hacen parte de la versión moderna de la
guerra que ha sembrado el terror por todo el paisaje colombiano, de manera
continua, durante los últimos 68 años.
La sangre de la periodista Flor Alba todavía está fresca y cuando está a punto
de cumplirse el primer aniversario de su crimen, la impunidad cabalga briosa,
como los ejemplares de la famosa feria de Asocala.
La historia de La Gaitana, y
la de todos los líderes indígenas a lo largo de la vida nacional, también han
sido mencionadas de manera insistente por los promotores de la paz y el fin de
la guerra, al señalar las luchas sangrientas como expresiones de la incapacidad
para solucionar los conflictos mediante el diálogo y la concertación.
Para los analistas de temas
asociados con la violencia, casi quinientos años después ya no es procedente
sacarle los ojos a quien nos ofende y tienen más validez los argumentos con los
que podamos evitar las acciones violentas.
En la actualidad, Timaná,
cuna de La Gaitana, es un ícono de la libertad y fue desde allí donde se gestó
la fundación de los municipios del sur del Huila. Es como la abuela de los
pueblos huilenses y del sur del país y su iglesia es uno de los destinos
turísticos religiosos más importantes del país.
La feria, otro motivo de orgullo
En ese jardín inmenso, con sus
antecedentes de batallas épicas, sus artistas reconocidos, sus bellezas
naturales y sus corazones solidarios, se celebra cada año la feria equina,
grados “A” y “B”, de manera separada, organizada por ASOCALA, la asociación de
caballistas laboyanos, que, al estilo del Pegaso mitológico, es un símbolo de
la vida, la lucha, la recreación y el transporte.
Además de la cabalgata, el juzgamiento
de los ejemplares que desfilan sobre la pista de resonancia, es uno de los
principales atractivos del certamen ferial, famoso entre los caballistas
colombianos y de América, pues a Pitalito llegan expositores de todo el
continente, atraídos por su importancia y rigurosa organización.
Porque el caballo también es símbolo del
heroísmo, del triunfo sobre las energías negativas y su nombre está relacionado
con las cábalas, la feria equina siempre será la reafirmación de la lucha, del
optimismo y de los cálculos realistas del progreso del municipio y de la
región.
ASOCALA convocará próximamente un
concurso de arquitectos, de cara a la construcción de su complejo de ferias, el
cual deberá estar listo para los eventos del próximo año, explicó Víctor Manuel
Ortíz, uno de los dirigentes más reconocidos de esa asociación.
De cara al futuro
El eco de las perspectivas
favorables para su desarrollo se ha convertido en una reverberación constante
que llegó a los oídos y a las mesas de prestigiosos inversionistas en todo el
mundo que se “pellizcaron” enseguida y comenzaron el proceso de construcción de
vínculos con esta región. Numerosas multinacionales, provenientes
principalmente de Japón, Corea, Holanda, Alemania y Estados Unidos, ya tienen
presencia en la zona, en los frentes de servicios e infraestructura.
De las 28 megaobras 4G que
impulsa el Gobierno Nacional y dentro del llamado paquete “segunda ola” se
encuentra el proyecto Santana - Mocoa – Neiva, que tendrá 22 kms de doble
calzada, 32 kms de nueva calzada sencilla y la rehabilitación de 422 kms, desde
Neiva - Campoalegre - Gigante - Garzón - San Juan de Villalobos - Mocoa –
Santana, con una inversión total $3 billones. La obra convertirá al valle de
Laboyos en la más hermosa flor del jardín surcolombiano.
Actualmente, el gobierno
local y las comunidades discuten la construcción de un puente elevado para el
paso de la carretera 4-G y otras opciones que inicialmente no fueron
contempladas.
Entre el 30 de septiembre y
el 8 de octubre, se realizará la versión 17 del festival cultural laboyano, “la
mejor fiesta cultural del Huila, después del San Pedro”, según la coordinadora
del evento, Maritzabel Guzmán.
-Este año las actividades
serán orientadas a la danza y al ejercicio de construcción de paz en el
posconflicto pues estamos felices con el anuncio de la finalización de la
guerra, comentó la funcionaria.
Lo que Uno ha soñado toma
forma aquí, mirándose en el espejo de la laguna Guaitipan, es como ver y sentir
la explosión de una rosa que se abre para perfumar el ambiente en medio de
la grandeza del valle de Laboyos.
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