Este relato de tradición oral indígena hace parte del paquete de bakakis extraídos por el psicólogo Carlos Enrique Zapata Bohórquez, a lo largo de 6 meses de convivencia con uitotos asentados en las riberas del río Caquetá, aguas abajo del municipio de Solano, departamento del Caquetá.
Editados y adaptados por Jesús María Cataño Espinosa
HISTORIA DE
NONOEITOMA.
El brujo caníbal , conocido como el hombre de piedra,
que nunca tuvo razones para hacer el bien, impetuoso y déspota, hechizó a su
hija, una hermosa jovencita, para que atrajera hombres mediante engaños con el
fin de satisfacer su deseo de carne humana.
Instaló una trampa mortal en la entrada de la casa, de tal manera
que todo hombre seducido por la belleza y por las mentiras de su hija, en
tránsito hacia su cama, quedaba atrapado y moría inevitablemente. La misma muchacha
arrastraba sus cadáveres hasta donde el padre antropófago quien se deleitaba
con los restos de los pretendientes de su hija.
Como se trataba de obtener placer con la cacería y con el consumo
de carne humana, el hombre no tenía barreras para obtener su satisfacción y
entonces estableció un plan “B” para asegurarse de que ninguno de los hombres
seducidos por su hija se escapara de la muerte en caso de superar con éxito la
trampa de la entrada: conjuró el cuerpo de la linda jovencita y lo llenó de
culebras y animales ponzoñosos que actuaban con sus venenos mortales al más
mínimos contacto físico.
Intervino Nonoeitoma
Intervino Nonoeitoma
Enterado Nonoeitoma de la perversidad del hombre de piedra y de su
hija, hizo una oración y su yonerï le iluminó para convertirse en un mico
bebe-leche y superar la trampa mortal. Con la habilidad de los Saguinus
fuscicollis, nombre científico de los citados micos que poseen un pelaje blanco
alrededor de la boca, saltó con destreza y cayó en el interior de la vivienda.
Cuando la hija del hombre de piedra llegó hasta la trampa para
recoger la nueva víctima, fue sorprendida por Nonoeitoma, quien con frescura la
saludo desde el otro lado del artificio mortal. Su padre corrió al llamado de
la asustada joven pero el héroe lo saludó con una exclamación:
-¡¡Todavía no es tiempo de que me comas!!
-No creo que seas un hombre verdadero porque hasta hoy ninguno ha
podido traspasar la trampa, le dijo el caníbal sin salir de la sorpresa.
El valiente bebe-leche replicó:
-“El hombre es hombre y nunca la maldad acaba al hombre limpio”.
Nogfierema se dio por vencido y no halló otra forma de
congraciarse con su valiente intruso sino ofreciéndole a su hija:
-Puedes dormir con ella, le dijo
Pero esa proposición fue rechazada de inmediato por el visitante,
quien le manifestó que los motivos de su presencia no estaban asociados con el
encantamiento pasional sino, exclusivamente, con la lucha contra el mal.
En un intento por desvanecer la tensión, y para buscar
alternativas que le permitieran deshacerse del héroe, Nogfierema lo invitó a
una “socola” o tumba grande en donde le tendió otra trampa. De manera
deliberada, dejó un árbol grande en la mitad de la socola, un árbol de piedra,
y le pidió que ayudado por sus virtudes lo derribara.
El yonerï del
hombre bueno le mostró las intenciones del caníbal y le advirtió que los frutos
de ese árbol eran piedras que caerían para matarlo:
-Toma el poder de
los hongos, conviértete en orejas de árbol y sobrevivirás, le advirtió
El héroe bebe-leche hizo la transformación y
se pudo salvar de la segunda prueba.
Terminada la
caída de los frutos, Nonoeitoma continuó en el tallo del árbol con el fin de
tumbarlo pero su yonerï nuevamente le advirtió que el hombre tenía un hilo
amarrado en el dedo más gordo de su pie derecho para halarlo en el momento de
mayor riesgo y podía matarlo.
Los quites que le hicieron al brujo
El yonerï le
habló de nuevo a su conciencia:
-“Si eres capaz de manejar el secreto del tábano, conviértete en
tábano y sobrevivirás”
Siguiendo el consejo, voló hasta la espalda de Nogfierema, se le
posó en un punto en donde no podía quitárselo y, como pegado sobre un caballo,
puso a funcionar su aparato bucal chupador-picador-cortador-succionador hasta
provocar la molestia característica de su picadura que, a su vez, desató un
movimiento brusco del hombre de piedra. El caníbal soltó la cuerda, el árbol cayó,
el tábano voló y Nonoeitoma sobrevivió.
En la continuación de los planes para asesinar al escurridizo
Nonoeitoma, la hija del caníbal Nogfierema retomó su iniciativa conquistadora.
Invitó al héroe a dar un paseo, a pescar y nadar. Con su actitud activa e
independiente, se desnudó provocativa y sensual se le insinuó, coqueta, desde
el agua. El hombre estaba a punto de ceder a la provocación cuando recibió un
mensaje de su yonerï en el que advertía sobre la nueva modalidad de la trampa
que le ponía la linda muchacha.
Hizo un esfuerzo para ignorar los fogosos escarceos de la linda
jovencita y se fue a pescar a un sitio alejado. Fueron abundantes sus capturas,
con las que preparó mucha comida para su “compañera” que comió hasta saciarse y
quedarse dormida.
Nonoeitoma encendió una hoguera y con una oración invocó su
sabiduría. Como un exorcismo, del cuerpo de la muchacha comenzaron a salir los
espíritus malignos, avispas, arañas, alacranes y por último el verrugoso, que
se quemaron a medida que brotaban, hasta dejarla completamente limpia.
Al despertar, la transformada joven lo miró con ojos de
sinceridad, se autodignificó y comenzó la construcción de una relación sincera,
simpática, amorosa y pasional. También apareció la fuerza de la sexualidad, del
deseo corporal, que fue retribuida vigorosamente por Nonoeitoma. Se amaron
intensamente, se acariciaron bajo la invocación de Zeus y Afrodita y, como un
regalo, después de los primeros orgasmos, nació un niño. Una hora después,
mientras seguían fundidos por la pasión, nació su segundo hijo. Ambos muchachos
nacieron dotados de todos los poderes y protegidos por los dioses.
Con sus dos hijos y abundante pescado, regresaron a casa del
hombre de piedra quien los recibió con indiferencia pero a la expectativa por
conocer detalles sobre el fracaso de los planes para acabar con el intruso.
Fingiendo tener un clavo en el pie derecho, el papá caníbal hizo
agachar a su hija y cuando estuvo subordinada la dominó y con los dedos del pie
izquierdo buscó en vano en su recto los animales que le había metido como parte
del conjuro para asesinar a Nonoeitoma. Decepcionado le preguntó al héroe en
voz alta:
-Por qué has venido a desbaratar mi canasta?
-Es que todavía no es tiempo para que me comas, le respondió
tranquilo.
Sin desistir de sus planes macabros, el hombre de piedra se llevó
a Nonoeitoma para la sementera, a otra socola y quema. Prendió un árbol
mientras el “sobreviviente” recogía madera y de nuevo apareció la voz de su
yonerï que lo previno sobre el peligro. También le sugirió convertirse en
camaleón y así, mimetizado, salió veloz entre las cenizas, cayó al río y se
convirtió en caloche.
Al retornar a su forma natural, se encontró quemado y ampollado
pero con el apoyo de su Yonerï consiguió achote que se aplicó superficialmente.
Pero fue sorprendido al ver que de la parte inferior de sus uñas brotó una
mojarra; de su piel, un caloche y muchos comejenes que comía compulsivamente
mientras cantaba “benomo-tide, benomo-tide”.
Llegó el malísimo suegro y aprovechando la debilidad de su yerno
le hizo un conjuro
-Ya es tiempo de que me coma el tigre, le dijo.
El antropófago regresó a casa y Nonoeitoma murió al atardecer por
causa de las quemaduras y ampollas infectadas.
Resurrección y rescate
Resurrección y rescate
Pero como se trata de un héroe, resucitó con fuerzas renovadas,
rescató a su mujer y a sus dos hijos, construyó una casa y reconstruyó su
proyecto familiar. Y como el goce del amor es irreductible, se hizo ilusiones y
fantasías en medio del placer provocado por la armonía. Por primera vez, su
mujer se sintió apreciada, amada y pletórica, sin ausencias afectivas ni
materiales, hasta el punto de confesarle a Nonoeitoma que su amor por Él era mayor que el que sintió alguna vez por su
padre.
Con sus poderes, el héroe de esta historia preparó una torta de
cazabe, la convirtió en piedra, le hizo un conjuro y se la dio a su esposa para
que le llevara a su padre. A pesar de que este siempre comía piedra, en esta
ocasión, al morder un pedazo grande, sintió dolor de muela…un dolor de muela
eterno que lo maltrató hasta el momento de su muerte.
Con su familia nuclear, viviendo en casa propia, cultivando frutas
y cazando, pasó el tiempo para la pareja, educaron a sus hijos pese a que
estaban dotados de poderes absolutos, envejecieron y murieron. Como el padre
tuvo poderes para predecir el estado del tiempo, se dispuso el entierro de sus
dos hijos en sentidos geográficos opuestos.
Uno en el oriente y otro en occidente, en donde nace y en donde
muere el sol. Así, como un axioma, cuando relampaguea en oriente, y en occidente
no hay respuesta, es señal de verano. Y, al contrario, cuando hay respuestas
sucesivas entre los hermanos, quiere decir que llegarán las lluvias.
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