domingo, 9 de febrero de 2025
miércoles, 5 de febrero de 2025
Parque de la Vida, un jardín abandonado que perdió su encanto
El lago, turbio y con evidentes señales de revolturas dudosas, mantiene la admiración de su aislamiento, adornado por peces, patos y gansos de distintas especies, atractivo principal de niños y adultos que los alimentan con trozos de pan y galletas lanzados en distintos ángulos para estimular bruscos movimientos de las aves en su disputa por la comida.
Las altas y verdes siluetas proyectadas por los guaduales se alzaron, se mostraron majestuosamente, brillaron con el sol perpendicular del medio día y también hicieron reverencias, movidas por el viento, como engrandecidas para llamar la atención de los visitantes, Pocas cosas tan bellas como esa estampa llena de sensualidad que domina el paisaje del parque con una mirada controladora y alegre.
Los senderos de la periferia, musicales, llenos de armonías extrañas producidas por el canto de pájaros, grillos, insectos, mariposas brillantes y por la numerosa presencia de guatines -guaras, en otras regiones- de distintos tamaños, pierden su encanto por falta de mantenimiento, como las fincas de las viudas. Una quebrada impresionantemente contaminada con aguas negras, una cloaca pestilente, desarma los espíritus y nos llena de enojo. Es una mancha, un fantasma denso y venenoso, un madrazo contra el medio ambiente. Sentimos y percibimos el esfuerzo de la gente para transitar por este sector, como si se enfrentara a una desviación del camino y entonces un sordo rencor los empuja a salir de ese paraje.
El triunfo por el contacto de la naturaleza se torna angustioso y entonces pensamos que en estas condiciones, al parque le ha pasado la edad para provocar emociones, es un sitio sin ambiciones después de una época dorada, amada y disfrutada por los cuyabros y por miles de visitantes. Ahora es una gran superficie para homenajear a la negligencia y al desamor. La negligencia, principalmente, de la Sociedad de Mejoras Públicas que se olvidó de ese joven 36 años que hoy luce como un viejo que por cansado de tantas victorias, ya no merece otras.
Entre la sombra de los guaduales y el gorjeo de los pájaros, nos sentimos como en medio de una pompa celestial y desde las ventanillas naturales por donde entra el sol, vimos garzas meditativas y muchos gansos que hunden sus plumas y sus picos en el lago tranquilo que empieza a recibir el tributo de las cascadas ficticias y silenciosas. Un ibis café oscuro se posó cerca al lago y con su pico curvo y largo nos trajo a la memoria la novela de Vargas Vila, en la que Teodoro, apasionadamente enamorado, es traicionado por Adela, su mujer. Como el pueblo, traicionado y burlado por los políticos que menosprecian la imporancia de este trofeo de la Naturaleza. Y en la densidad del follaje, una pareja que empieza la ceremonia tempestuosa del amor, tranquila, alejada de la vista del público, indiferente a los comentarios, en la sinfonía de las promesas, encendida por la pasión. El parque tiene todas las virtudes, comentamos .
Los pocos asistentes son rigurosamente disciplinados en el manejo de los desechos, pero los excrementos generados por la superpoblación de palomas se esparcen por todo el parque, como mancha grisácea.
Recobrada la calma y serenada la atmósfera, tomamos otro sendero que, poco a poco, pierde sus señales de transitabilidad, lleno de musgo y con tímidos signos de vegetación, nos indicó que el flujo de personas es poco, tal vez por la pérdida de atractivos. Al devolvernos, tomamos un nuevo rumbo que nos puso después de unos pocos minutos en la pista de patinaje, en donde resucitaron las sensaciones emocionantes, por su magnituid y belleza, por la espectacular vista del histórico cerro de las antenas y otros picos de la cordillera central, así como algunos edificios del norte de Armenia que con indiferencia se asoman en el paisaje.
El crepitante malabarismo de los patinadores de todas las edades nos elevó la pasión de esta visita y sus gritos triunfales refrendaron el éxito de la jornada mientras el sol avanzaba en su apoteosis de las 4 de la tarde.
Miles de personas visitaron el parque en diciembre, en las horas de la noche, atraídas por la campaña publicitaria Navidad Encantadora para disfrutar del espectáculo de luces y colores que las "Empresas Públicas" montan anualmente. Es decir, que la belleza del campo, la limpieza de su perspectiva, la novedad del paisaje, su vegetación, sus atractivos naturales y sus distintos espacios para la realización de eventos especiales y permanentes, ya son menos importantes que las luces artificiales.
El escenario principal es un tapete de excrementos de palomas, porque no existe agenda para que los artistas populares actúen diariamente, los espacios de exposición están vacíos, mientras artesanos, músicos, pintores y escultores exhiben sus trabajos en las calles.
Los estudiantes de las distintas Instituciones educativas deben ser los usuarios permanentes de sus instalaciones, pero es urgente la recuperación y aseo del parque. El tema de las palomas y su manejo debe ponerse al orden del día pues estas aves son transmisoras de graves enfermedades a través del contacto con sus heces, de forma directa o indirecta, pues los excrementos, al secarse y convertirse en polvo, pueden ser inhalado por las personas o contaminar las superficies, el agua o los alimentos, sostienen los expertos. Es urgente una labor interinstitucional para el manejo de la creciente densidad poblacional de esas aves y en general para la recuperación de esta joya medioambiental.
El parque es un joven enérgico que todavía ruge formidable, con una rima de poema, que reclama una manito que le cambie su lúgubre encanto. Porque si persiste la negligencia y el desinterés, el texto de Alejandro Gonzáles, en el que se invita al funeral de la Naturaleza, podría ser, muy pronto, el epitafio para el parque de la Vida.
Con todo su irresponsable abandono, así descuidado, el parque conserva su esplendor magnífico y al momento de salir sentimos un aire de satisfacción al volver la mirada sobre este espacio ideal para los espíritus fatigados en busca de reposo. Disfrutamos ese paisaje, que aunque está a punto de convertirse en un antro tenebroso, es como un beso de placer, e imaginamos su belleza si fuera retocada por un gesto de solidaridad y responsabilidad del gobierno municipal.