En la capital
arrocera de Colombia se avivaron los anhelos de paz tras la proclamación del
acuerdo del cese bilateral del fuego entre gobierno y FARC.
Los
habitantes del municipio que pone el alimento básico en la mesa de la mayoría
de los hogares colombianos, se despiden del país lejano, triste y hostil
Aprisionadas dos veces, en
Betania y en el Quimbo, las aguas del río madre de La Magdalena salen en
furiosa desesperación por el estrecho que separa tenuemente las cordilleras
central y oriental, y tranquilizándose en el primer valle de su recorrido, bordean
uno de los pueblos más pintorescos del Huila, el municipio de Campoalegre.
Es la capital arrocera de
Colombia, donde se cultiva el grano para las dos empresas más reconocidas del
sector y también escenario de uno de los más importantes procesos de
mecanización agrícola del país. Y en las laderas de la cordillera, el café, el
cacao, el fríjol y las verduras constituyen renglones determinantes de la
economía local que, sumados a la pesca artesanal en decadencia, son el eje de
su economía, de su organización social y de su cultura.
Pero sobre sus predios de
cordillera y sobre su llanura, se extendió el ala destructora de la violencia y
entonces, como en muchas regiones del departamento, el holocausto fratricida y
doloroso tiñó de sangre sus bellos paisajes y le cambió el rumbo a la vida de
muchos de sus habitantes. El Tabor, El Roble, Chía, El Guayabo, fueron las
veredas más golpeadas por la violencia guerrillera. En la vereda El Esmero
fueron asesinados el entonces alcalde, Luis Antonio Motta y dos concejales. En
San Isidro, la guerrilla mató al concejal y dirigente campesino, Roberto
Cortés.
-La violencia descendió
hasta las calles del pueblo y en el cementerio se agotaron los cupos para tanto
muerto, declaró el conocido dirigente local Marco Aurelio Rocha Caviedes, y se
refirió al asalto al molino Roa, el atentado en Puerta del Sol en el que
murieron el secretario del concejo y la esposa del presidente de esa
corporación y el perpetrado en la villa deportiva que le costó la vida a 3
policías y a varios civiles.
Y cómo olvidar el secuestro
del famoso “médico de los pobres”, Simeón Fierro, en el 2005, una de las
figuras más relevantes de la sociedad local, objeto de verdaderas
peregrinaciones desde distintos sitios del país con enfermos desahuciados.
-Don Jovany Lizcano,
propietario de la funeraria Santa Elena se convirtió en la única persona que recogió
los cadáveres pues ninguna autoridad se atrevió a practicar las diligencias de
reconocimiento de los cuerpos, pero a Él también lo mataron, contó el veterano
periodista Guillermo de Castro.
Rocha propuso para este 27 de
junio la realización de una jornada de celebración de la paz anunciada, que
incluye el vuelo de campanas de todas las iglesias y la entonación masiva del
Himno Nacional en guarniciones militares y en las oficinas públicas, a las 12
del medio día.
Cuarenta y ocho horas
después de la proclamación del “fin de la guerra”, desde Cuba, por parte del
presidente Santos y el jefe de las FARC, “Timoleón Jiménez”, los campoalegrunos
comenzaron el regreso a los sentimientos y anhelos que nacieron con ellos,
dejando atrás el enojo y la pena, mirando la disolución de la penumbra lúgubre
que los consumió por años, se sienten montados en la locomotora de la paz que,
confían, los llevará por el sendero de la convivencia y el progreso.
-Tendremos paz y obras, como
arroz, dijo en tono emocionado un vendedor de guarapo ante sus clientes
habituales, en una expresión que resume el optimismo de los sectores populares
en relación con los beneficios anunciados para las regiones más sufridas por
causa de la brutalidad del conflicto.
Una de las batallas
administrativas que adelanta el alcalde Aldemar Gutiérrez Muñoz ante el
gobierno nacional busca la inclusión del municipio en los territorios que serán
beneficiados de manera especial con los programas del posconflicto, si se tiene
en cuenta el sufrimiento y la destrucción que sufrieron los habitantes y su
infraestructura durante la guerra que termina.
Otro sector importante de la
economía local es la pesca artesanal que entró en decadencia aunque por razones
distintas al conflicto, asociadas a la construcción de las represas de Betania
y El Quimbo, que alteró sustancialmente el tránsito natural de la riqueza
ictiológica, reflejada en la dramática disminución de sus capturas. Las pruebas
sobre la afectación y el impacto entre la población dedicada a esa actividad
fueron presentadas recientemente en desarrollo de reuniones con funcionarios de
la ANLA, la Contraloría departamental y la CAM, con el acompañamiento de
concejales de los municipios afectados.
Todo apunta a la
conciliación. Hace apenas una semana, el gobierno y los dirigentes del paro
campesino o minga étnica y popular, suscribieron un acuerdo que permitió el
levantamiento de la protesta agraria y la consecuente conformación de una
instancia participativa que permita la generación de un escenario de
interlocución y concertación sobre los problemas denunciados por el movimiento
campesino.
Por entre la bruma de los
hechos pasados, que como en la mayoría de Colombia se iniciaron en 1948, los
habitantes de este municipio sienten que llegó el momento de “borrar pizarra” y
recomenzar las tareas del progreso que tantas veces se han aplazado. Y en ese
tema de la capacidad de recuperación, sus habitantes tienen mucha experiencia
pues además de la violencia política también han sufrido los efectos de la
violencia de la naturaleza. El terremoto de 1967 y el crecimiento de sus
quebradas en 1974, los pusieron a comenzar de cero, prácticamente, recordaron
algunos ancianos sentados en las bancas del parque principal.
Sus asentamientos más
notorios, hacia el sur, son los barrios Jorge Eliécer Gaitán, San Isidro Alto y
Bajo, 12 de Octubre y una zona industrial donde funcionan, las instalaciones de
Fedearroz y ladrilleras particulares. Su equipamiento básico comunitario consta
de los centros docentes Jorge Eliécer Gaitán y El Jardín del barrio San Isidro
y los polideportivos del barrio Gaitán, San Isidro Bajo y la cancha El Zancudo,
que suplen en parte la inexistencia de espacios públicos en el sector.
En el norte de la población se
ha consolidado un sector institucional que alberga el Colegio Municipal Eugenio
Ferro Falla, El Hospital del Rosario, El Ancianato, El Matadero, el vivero
municipal, la subestación eléctrica, la planta de gas natural, los talleres de obras
públicas municipales, centros docentes y jardines infantiles, el complejo
deportivo Francisco de Paula Santander y los molinos arroceros.
Hay más belleza, armonía,
estética y escala humana en la ciudad antigua, con sus casas en bahareque o
tapia pisada de uno o dos pisos, que en los nuevos asentamientos que presentan
gran variedad con calles que se inician y terminan de repente.
El alcalde Gutiérrez Muñoz explicó que el Plan de Desarrollo se
estructuró para que los ciudadanos ejerzan el mandato constitucional del voto
programático como instrumento de democracia, que les garantice realizar control
a la gestión por resultados, al mandatario municipal.
Bajo la sentencia, “Con Más Fuerza”, el
plan de desarrollo tiene en cuenta las metas propuesta en el plan de Desarrollo
Nacional “Todos por un nuevo país” y las que se incluyen en el Plan de
Desarrollo Departamental “El Camino es la educación”, situación que hace más
fácil la gestión que desde la administración se debe efectuar para hacer más eficientes
los recursos del municipio.
Su estructuración también
tuvo en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS, y en cada uno de
las dimensiones se puede encontrar la relación de las estrategias con estos objetivos,
puntualizó el funcionario.
Para la administración, las
obras que requiere con mayor urgencia el municipio son la construcción box
culvert en un sector populoso, el pavimento rígido de la calle 32 entre carreras
10 y 11 del barrio el Viso, el llamado parque de corazón por la infancia, la
construcción de dos puentes vehiculares sobre la quebrada la ciénaga y sobre el
río Neiva, en la vereda Llano norte y mejoramiento de las vías terciarias.
Sus centros poblados más
importantes son Otás, convertido en una atracción turística y religiosa por sus
casas antiguas y su iglesia centenaria, y La Vega, famosa por las artesanías en
arcilla, situados uno frente al otro, por la carretera nacional, poco antes de
la entrada al municipio de Algeciras.
No obstante, la construcción
de la doble calzada Neiva-Campoalegre, el parque industrial y la conexión por
carretera de todas las veredas, son el principal sueño de los campoalegrunos
que con sus 12 mil hectáreas de arroz ponen el alimento básico en todos los
hogares colombianos.
El imponente y frondoso
samán del parque principal, apacible rincón de sombra y de quietud, cobró más
notoriedad pues ahora será, además, el emblema del nuevo asilo de la paz y
también el símbolo de la lucha por la justicia social.
Cristian Fabián Manrique Durán, un
ejemplo de vida
A su nacimiento prematuro se sumó un
accidente que le produjo el desprendimiento de las retinas y entonces fue empujado
al abismo de la oscuridad absoluta y a la discriminación que sufren en nuestro
medio las personas con alguna discapacidad.
-Lo más importante es creer en nosotros
mismos, nunca conformarnos y siempre arriesgarnos, le dijo Cristián al
periodista después del relato de su esfuerzo y el de su familia para ponerlo en
el sitio en que se encuentra hoy, hecho bachiller y pianista con varios
conciertos en distintos lugares.
Sus recuerdos están relacionados con la
discriminación de que ha sido víctima en la escuela, en el colegio
departamental y por parte de la universidad Surcolombiana que le negó el acceso
a sus programas a pesar de tener los puntajes exigidos en dos participaciones,
con el argumento de no tener docentes especializados para el manejo de los discapacitados
visuales.
-La discapacidad está en la mente y el
poder nace de la convicción, agregó, para contar, orgulloso, que tiene estudios
en informática, archivismo y servicio al cliente. Su orgulloso no se deja herir
por la desilusión y la decepción que sienten Él y su grupo familiar pues a
pesar de sus competencias, no le han dado opciones laborales.
Le pidió un piano y una casa al
presidente Santos pero el mandatario le negó las peticiones “porque no existen
programas para atender esos pedidos”, en cuanto al piano, y “para aspirar a una
vivienda debe estar casado”, le respondió en un oficio.
-Pero a la guerrilla si le ha dado gusto
en todo, añadió con enojo. Sin embargo, me siento libre como un pájaro del
monte.
Sus padres son humildes vendedores en la plaza de mercado de Campoalegre quienes
el viernes pasado hacían “gimnasia” con sus amigos para recolectar el dinero
destinado al pago del servicio de agua. Su papá, Heyder Manrique, lo lleva
todos los días a Neiva, en una moto vieja, con la ilusión de que termine sus
estudios de piano.
-En el fondo, nuestra patria es un mundo
de dolor y de injusticia, dijo Cristián Fabián mientras sus manos palpaban con
movimientos compulsivos, como todos los invidentes, lo que esté a su alcance.