domingo, 26 de junio de 2016

Campoalegre también le dice adiós a la guerra

 En la capital arrocera de Colombia se avivaron los anhelos de paz tras la proclamación del acuerdo del cese bilateral del fuego entre gobierno y FARC.


Los habitantes del municipio que pone el alimento básico en la mesa de la mayoría de los hogares colombianos, se despiden del país lejano, triste y hostil


Aprisionadas dos veces, en Betania y en el Quimbo, las aguas del río madre de La Magdalena salen en furiosa desesperación por el estrecho que separa tenuemente las cordilleras central y oriental, y tranquilizándose  en el primer valle de su recorrido, bordean uno de los pueblos más pintorescos del Huila, el municipio de Campoalegre.
Es la capital arrocera de Colombia, donde se cultiva el grano para las dos empresas más reconocidas del sector y también escenario de uno de los más importantes procesos de mecanización agrícola del país. Y en las laderas de la cordillera, el café, el cacao, el fríjol y las verduras constituyen renglones determinantes de la economía local que, sumados a la pesca artesanal en decadencia, son el eje de su economía, de su organización social y de su cultura.


Pero sobre sus predios de cordillera y sobre su llanura, se extendió el ala destructora de la violencia y entonces, como en muchas regiones del departamento, el holocausto fratricida y doloroso tiñó de sangre sus bellos paisajes y le cambió el rumbo a la vida de muchos de sus habitantes. El Tabor, El Roble, Chía, El Guayabo, fueron las veredas más golpeadas por la violencia guerrillera. En la vereda El Esmero fueron asesinados el entonces alcalde, Luis Antonio Motta y dos concejales. En San Isidro, la guerrilla mató al concejal y dirigente campesino, Roberto Cortés.
-La violencia descendió hasta las calles del pueblo y en el cementerio se agotaron los cupos para tanto muerto, declaró el conocido dirigente local Marco Aurelio Rocha Caviedes, y se refirió al asalto al molino Roa, el atentado en Puerta del Sol en el que murieron el secretario del concejo y la esposa del presidente de esa corporación y el perpetrado en la villa deportiva que le costó la vida a 3 policías y a varios civiles.
Y cómo olvidar el secuestro del famoso “médico de los pobres”, Simeón Fierro, en el 2005, una de las figuras más relevantes de la sociedad local, objeto de verdaderas peregrinaciones desde distintos sitios del país con enfermos desahuciados.
-Don Jovany Lizcano, propietario de la funeraria Santa Elena se convirtió en la única persona que recogió los cadáveres pues ninguna autoridad se atrevió a practicar las diligencias de reconocimiento de los cuerpos, pero a Él también lo mataron, contó el veterano periodista Guillermo de Castro.

Rocha propuso para este 27 de junio la realización de una jornada de celebración de la paz anunciada, que incluye el vuelo de campanas de todas las iglesias y la entonación masiva del Himno Nacional en guarniciones militares y en las oficinas públicas, a las 12 del medio día.
Cuarenta y ocho horas después de la proclamación del “fin de la guerra”, desde Cuba, por parte del presidente Santos y el jefe de las FARC, “Timoleón Jiménez”, los campoalegrunos comenzaron el regreso a los sentimientos y anhelos que nacieron con ellos, dejando atrás el enojo y la pena, mirando la disolución de la penumbra lúgubre que los consumió por años, se sienten montados en la locomotora de la paz que, confían, los llevará por el sendero de la convivencia y el  progreso.
-Tendremos paz y obras, como arroz, dijo en tono emocionado un vendedor de guarapo ante sus clientes habituales, en una expresión que resume el optimismo de los sectores populares en relación con los beneficios anunciados para las regiones más sufridas por causa de la brutalidad del conflicto.

Una de las batallas administrativas que adelanta el alcalde Aldemar Gutiérrez Muñoz ante el gobierno nacional busca la inclusión del municipio en los territorios que serán beneficiados de manera especial con los programas del posconflicto, si se tiene en cuenta el sufrimiento y la destrucción que sufrieron los habitantes y su infraestructura durante la guerra que termina.
Otro sector importante de la economía local es la pesca artesanal que entró en decadencia aunque por razones distintas al conflicto, asociadas a la construcción de las represas de Betania y El Quimbo, que alteró sustancialmente el tránsito natural de la riqueza ictiológica, reflejada en la dramática disminución de sus capturas. Las pruebas sobre la afectación y el impacto entre la población dedicada a esa actividad fueron presentadas recientemente en desarrollo de reuniones con funcionarios de la ANLA, la Contraloría departamental y la CAM, con el acompañamiento de concejales de los municipios afectados.
Todo apunta a la conciliación. Hace apenas una semana, el gobierno y los dirigentes del paro campesino o minga étnica y popular, suscribieron un acuerdo que permitió el levantamiento de la protesta agraria y la consecuente conformación de una instancia participativa que permita la generación de un escenario de interlocución y concertación sobre los problemas denunciados por el movimiento campesino.

Por entre la bruma de los hechos pasados, que como en la mayoría de Colombia se iniciaron en 1948, los habitantes de este municipio sienten que llegó el momento de “borrar pizarra” y recomenzar las tareas del progreso que tantas veces se han aplazado. Y en ese tema de la capacidad de recuperación, sus habitantes tienen mucha experiencia pues además de la violencia política también han sufrido los efectos de la violencia de la naturaleza. El terremoto de 1967 y el crecimiento de sus quebradas en 1974, los pusieron a comenzar de cero, prácticamente, recordaron algunos ancianos sentados en las bancas del parque principal.
Sus asentamientos más notorios, hacia el sur, son los barrios Jorge Eliécer Gaitán, San Isidro Alto y Bajo, 12 de Octubre y una zona industrial donde funcionan, las instalaciones de Fedearroz y ladrilleras particulares. Su equipamiento básico comunitario consta de los centros docentes Jorge Eliécer Gaitán y El Jardín del barrio San Isidro y los polideportivos del barrio Gaitán, San Isidro Bajo y la cancha El Zancudo, que suplen en parte la inexistencia de espacios públicos en el sector.
En el norte de la población se ha consolidado un sector institucional que alberga el Colegio Municipal Eugenio Ferro Falla, El Hospital del Rosario, El Ancianato, El Matadero, el vivero municipal, la subestación eléctrica, la planta de gas natural, los talleres de obras públicas municipales, centros docentes y jardines infantiles, el complejo deportivo Francisco de Paula Santander y los molinos arroceros.
Hay más belleza, armonía, estética y escala humana en la ciudad antigua, con sus casas en bahareque o tapia pisada de uno o dos pisos, que en los nuevos asentamientos que presentan gran variedad con calles que se inician y terminan de repente.
El alcalde Gutiérrez Muñoz  explicó que el Plan de Desarrollo se estructuró para que los ciudadanos ejerzan el mandato constitucional del voto programático como instrumento de democracia, que les garantice realizar control a la gestión por resultados, al mandatario municipal.

 Bajo la sentencia, “Con Más Fuerza”, el plan de desarrollo tiene en cuenta las metas propuesta en el plan de Desarrollo Nacional “Todos por un nuevo país” y las que se incluyen en el Plan de Desarrollo Departamental “El Camino es la educación”, situación que hace más fácil la gestión que desde la administración se debe efectuar para hacer más eficientes los recursos del municipio.
Su estructuración también tuvo en cuenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS, y en cada uno de las dimensiones se puede encontrar la relación de las estrategias con estos objetivos, puntualizó el funcionario.
Para la administración, las obras que requiere con mayor urgencia el municipio son la construcción box culvert en un sector populoso, el pavimento rígido de la calle 32 entre carreras 10 y 11 del barrio el Viso, el llamado parque de corazón por la infancia, la construcción de dos puentes vehiculares sobre la quebrada la ciénaga y sobre el río Neiva, en la vereda Llano norte y mejoramiento de las vías terciarias.

Sus centros poblados más importantes son Otás, convertido en una atracción turística y religiosa por sus casas antiguas y su iglesia centenaria, y La Vega, famosa por las artesanías en arcilla, situados uno frente al otro, por la carretera nacional, poco antes de la entrada al municipio de Algeciras.
No obstante, la construcción de la doble calzada Neiva-Campoalegre, el parque industrial y la conexión por carretera de todas las veredas, son el principal sueño de los campoalegrunos que con sus 12 mil hectáreas de arroz ponen el alimento básico en todos los hogares colombianos.
El imponente y frondoso samán del parque principal, apacible rincón de sombra y de quietud, cobró más notoriedad pues ahora será, además, el emblema del nuevo asilo de la paz y también el símbolo de la lucha por la justicia social.




Cristian Fabián Manrique Durán, un ejemplo de vida
A su nacimiento prematuro se sumó un accidente que le produjo el desprendimiento de las retinas y entonces fue empujado al abismo de la oscuridad absoluta y a la discriminación que sufren en nuestro medio las personas con alguna discapacidad.

-Lo más importante es creer en nosotros mismos, nunca conformarnos y siempre arriesgarnos, le dijo Cristián al periodista después del relato de su esfuerzo y el de su familia para ponerlo en el sitio en que se encuentra hoy, hecho bachiller y pianista con varios conciertos en distintos lugares.
Sus recuerdos están relacionados con la discriminación de que ha sido víctima en la escuela, en el colegio departamental y por parte de la universidad Surcolombiana que le negó el acceso a sus programas a pesar de tener los puntajes exigidos en dos participaciones, con el argumento de no tener docentes especializados para el manejo de los discapacitados visuales.
-La discapacidad está en la mente y el poder nace de la convicción, agregó, para contar, orgulloso, que tiene estudios en informática, archivismo y servicio al cliente. Su orgulloso no se deja herir por la desilusión y la decepción que sienten Él y su grupo familiar pues a pesar de sus competencias, no le han dado opciones laborales.
Le pidió un piano y una casa al presidente Santos pero el mandatario le negó las peticiones “porque no existen programas para atender esos pedidos”, en cuanto al piano, y “para aspirar a una vivienda debe estar casado”, le respondió en un oficio.
-Pero a la guerrilla si le ha dado gusto en todo, añadió con enojo. Sin embargo, me siento libre como un pájaro del monte.
Sus padres son humildes vendedores  en la plaza de mercado de Campoalegre quienes el viernes pasado hacían “gimnasia” con sus amigos para recolectar el dinero destinado al pago del servicio de agua. Su papá, Heyder Manrique, lo lleva todos los días a Neiva, en una moto vieja, con la ilusión de que termine sus estudios de piano.
-En el fondo, nuestra patria es un mundo de dolor y de injusticia, dijo Cristián Fabián mientras sus manos palpaban con movimientos compulsivos, como todos los invidentes, lo que esté a su alcance.








domingo, 19 de junio de 2016

Acevedo, el aroma del café alienta su renacimiento



El casco urbano y los centros poblados de San Adolfo y San Marcos fueron otras de las regiones severamente golpeadas por el conflicto en el Huila, que ahora se encuentran a la expectativa por el futuro del proceso de paz y sus beneficios en materia de obras.
Un vapor de tumbas recién cerradas me dio en la cara cuando bajándome del taxi en el parque principal de Acevedo, Huila, miré una señora en muletas y recordé que en este municipio la violencia dejó un rastro profundo de muerte  y desolación. Fue aquí, también, donde las FARC perpetraron dos acciones singularmente brutales: la explosión del primer “burro-bomba” y el ataque “experimental” con armas químicas, contra la estación de policía de San Adolfo.
El primero no fue un burro sino un caballo, que estalló cerca de un puesto de control del ejército en la vereda La Estrella, matando dos adultos y un menor de 14 años, y el segundo provocó la muerte lenta y dolorosa de algunos policías que absorbieron cianuro en sus trincheras, disparado con lanza-granadas.
Un minuto después, el desfile folclórico infantil que abrió las fiestas de San Pedro, me impidió el ingreso al hotel y durante una hora disfruté  con el tierno bullicio de esos lirios cándidos que florecen en el huerto de paz en el que se ha convertido la región, cuyos mayores descorren, de a poco, el velo que ocultó durante muchos años el camino de la armonía y el progreso.


Perdón y olvido
Atrás quedaron los episodios que como una mancha sobresalen en la historia de este pueblo luchador como los indígenas Andakí,  que habitaron su territorio y fueron protagonistas importantes de la resistencia contra los españoles. Y como el tribuno del pueblo, José Acevedo y Gómez, de quien tomó su nombre, a quien los mismos indígenas protegieron de las fuerzas de Pablo Morillo, hasta su muerte, en un paraje del sendero que comunica con el municipio de Belén de los Andaquíes, Caquetá.
Como sus antepasados, los habitantes de Acevedo resistieron la ola destructiva del conflicto y hoy, 15 años después de los hechos más dolorosos, sus espíritus rejuvenecen con las brisas del olvido y las conversaciones de paz; sus corazones se abrieron al perdón y a los reflejos del nuevo día, su creatividad se avivó y en los cafetales, su principal cultivo, brilla el verde de sus hojas y de sus granos en maduración.
De acuerdo con los pronósticos, la cosecha de este año será una de las mejores de la reciente historia del municipio y entre los cultivadores se vive un ambiente de optimismo por lo que “puede ser el desquite después de tanto sufrimiento”, en palabras del dirigente campesino Alirio Cuéllar Motta. “Todavía estamos cogiendo algunas pepas de la mitaca, lo cual es un aviso prometedor de lo que será la cosecha de octubre, usted puede ver los cafetales”, dijo.


Convivencia, agricultura y turismo
Los aspectos más favorables no están solamente en la agricultura. También, en materia de convivencia y en obras de desarrollo, proyectadas por el gobierno local a partir de la condición de municipio beneficiario de las obras propuestas para la etapa del posconflicto.
El clima benévolo, de unos 19-21 en el pueblo y entre 14-18 en los sectores altos de la cordillera, el valle del río Suaza, el parque nacional natural donde se encuentra la reconocida Cueva de los Guácharos y la simpatía de sus habitantes, son recursos no explotados turísticamente por causa de las condiciones de orden público que caracterizaron la región y se encuentran dentro de las prioridades que la alcaldesa Luzdey Artunduaga presentó en su programa  de gobierno y en sus petitorios a las autoridades nacionales para que destinen recursos suficientes para la implementación de un sendero turístico.
El parque nacional natural Cueva de los Guácharos es una de las 56 áreas protegidas del sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia y la más antigua, creada en 1960. El parque cubre una superficie de 90 km², 81% de los cuales son de Acevedo y el resto del departamento del Caquetá, en zonas de cuencas tributarias de los ríos Magdalena y Caquetá.
De conformidad con la propuesta, el sendero ecoturístico seguirá las huellas del camino histórico trazado por los indios andaquí, que sirvió para el ingreso de los primeros colonizadores del Caquetá, y por donde caminó durante su refugio el prócer José Acevedo y Gómez, hasta su muerte, en 1817, pasando, lógicamente, por la cueva de los guácharos.
El concejal Jorge Arturo Polanía, de la etnia andaquí, hijo de la gobernadora del cabildo, Olga María Perlaza, trabaja en un proyecto de libro en el que pretende recuperar la historia de la región, desde sus ancestros, sus mitos y leyendas, así como los hechos de la reciente violencia, con el detalle y balance de la barbarie que vivieron los acevedunos.
Polanía sostiene haber encontrado evidencias según las cuales La Gaitana no se suicidó tirándose al río magdalena, en Pericongo, acosada por las fuerzas enemigas, sino que huyó a través de un túnel entre Timaná y Acevedo, en donde murió junto a los anayacos.


Infraestructura
La denominada falla de Timana, que afecta una extensa zona del costado occidental de la cordillera oriental, atenta de manera permanente contra el estado de la vía desde el cruce San Martín, de la carretera Suaza-Florencia, hasta Acevedo. “Son 900 metros fatales, con permanentes cambios imposibles de prever y difíciles de corregir”, manifestó un ingeniero del municipio.
Ya se encuentra adjudicado el contrato para la pavimentación de 7 kilómetros entre La Victoria y San Marcos, en la vía a San Adolfo, dentro de un proyecto de rehabilitación de ese tramo, eje del corredor hacia la cueva de los guácharos, destino turístico “bandera” del municipio.


Los ojos del pasado
Los petroglifos, las figuras hechas por incisión en rocas  son diseños simbólicos grabados por nuestros ancestros prehistóricos, considerados como el más cercano antecedente de los símbolos previos a la escritura. Son los ojos del pasado que nos miran recelosos y cuestionadores, a través de sus derroteros de estilos mágicos, no descifrados todavía. Son como prefacios ilustrativos de la mañana de la especie humana sobre la tierra.
En la vereda Tijiñá, no muy lejos de la quebrada del mismo nombre, a 20 minutos del pueblo, existen numerosas piedras marcadas, muchas de ellas con sus pinturas en decadencia, entre la hierba y la maleza, en un imperdonable irrespeto por la tradición. Uno de los más famosos es el conocido como “los 9 soles”, que aparentemente muestra el sistema solar, muchos siglos antes de Copérnico, Galileo Galilei y Kepler.
Para algunos académicos, las imágenes grabadas sobre piedras no constituyen un lenguaje ni implican un mensaje escrito, a diferencia de los jeroglíficos, las pictografías y otros métodos. Lo que hacen los petroglifos es plasmar dibujos que permiten exhibir una escena o narrar, en cierta forma, una historia. Personalmente, los interpreto como un lenguaje porque son emisiones de señales para un destinatario, aunque el hombre soberano de la tecnología no los pueda leer.


San Adolfo, tras la reconquista de la cueva
Con el rumor de las aguas del río Suaza que bajan atropelladas saltando de piedra en piedra, y el perfume de sus cafetos y plataneras, la vía que va desde Acevedo a San Adolfo es un largo mirador que nos permite apreciar la belleza y feracidad del valle, vigilado por guaduales que baten sus hojas diminutas y se inclinan reverentes por la furia del viento.
Los habitantes más antiguos de Versalles sostienen que Jorge Villamil compuso su tema “Los guaduales” durante una visita a esa vereda  y hasta le mostraron al periodista el sitio exacto en donde estuvo el ilustre compositor. No he visto en ningún otro lugar de Colombia una sucesión de guaduales como la del valle del río Suaza pues en el eje cafetero esta especie de bambú muy grueso y alto, con púas y canutos, crece por secciones de mediana extensión y a ellas los indios Quimbaya las llamaron “cañas gordas”.


Al llegar al caserío, inevitablemente tenemos que volver los ojos al pasado por los testimonios atropellados de la población que se apresura a contar su tristeza, a mostrar las heridas no cicatrizadas que le dejó la violencia guerrillera.
-Este cuartel de la policía es nuevo. El otro fue destruido durante la última “toma”, en 2001, que incluyó los ataques con cianuro”, narró un policía que estaba en la garita de vigilancia.
Huyendo de esas historias escabrosas y tristes, llegamos a la residencia del gestor cultural y guía turístico, Beda Dorado y su esposa, Zuleima Papamija, para quienes es urgente que el municipio de Acevedo se apropie y monopolice la intervención del parque natural Cueva de los guácharos, tras una decisión reciente de Parques Nacionales que le confirmó su dominio sobre la reserva después de muchos años de que su vecino, el municipio de Palestina, liderara la explotación turística, aprovechando que tiene acceso por su territorio.
Propuso, además, que con el apoyo del gobierno nacional se mejoren los numerosos balnearios naturales a la orilla del río Suaza, desde las propias faldas donde brotan cascadas espectaculares como cabelleras de ancianas.
El cerro “Punta”, donde nace el río Suaza y otros pequeños afluentes que lo nutren más abajo, es una monumental fábrica de agua y un excelente mirador, inclusive con vista infinita hacia el departamento del Caquetá y  sus entrañas laberínticas forman otras  cuevas adyacentes a la de los guácharos. Robledales y otras especies representan la mayor parte de su flora y es el hábitat del mono maicero,  el mono churuco, la marimonda, el venado, la danta de páramo y algunas especies de osos pequeños.


La señora Zuleima Papamajoy es otra víctima de la guerrilla y recordó que su padre, Alcibíades Papamija, fue asesinado pocos días después de que en desarrollo de una asamblea obligatoria de habitantes, que convocaban las FARC durante su “reinado”, les “cantó la tabla” sobre sus abusos. “Después de su asesinato, todo el mundo huyó y aquí no quedaron sino los fantasmas”, recordó. La señora Papamija es, igualmente, la responsable del manejo de los puntos “Vive Digital” establecidos por el minTIC  como aporte al proceso de conectividad en distintas zonas del país y como su esposo, es guía turística.

La alcaldesa precisó que la vía desde La Victoria hasta San Adolfo es una carretera departamental y le pidió al gobernador Gonzáles Villa ordenar su mantenimiento permanente.
El corazón, la mirada, los suspiros y los anhelos de los habitantes de Acevedo y sus veredas están puestos en el posconflicto, con la ilusión de un mundo nuevo amenizado por los himnos de sus pájaros emblemáticos, los guácharos, que desde sus encrucijadas oscuras también confían en la preservación de su nicho biológico.
Aferrados a sus palos de cafeto, con la vista puesta en el  nuevo amanecer, los acevedunos piensan y esperan  que con el posconflicto comience su verdadero renacimiento, la convivencia y el progreso.











domingo, 12 de junio de 2016

Algeciras, del miedo a la esperanza



Por la falla geológica doblada hacia adentro, en cuyas hendiduras transitan los ríos “Blanco” y “Neiva”, se deslizan  los sueños de paz de un pueblo azotado por el frenesí de la violencia, sobreviviente de varias décadas de sacudidas constantes por su condición de escenario de guerra, que erosionaron no solo la tierra sino su economía, su cultura y su organización social.
En medio de la dinámica geológica que configura uno de los entornos verdes más espectaculares del departamento del Huila, se agitan las  esperanzas de su grandeza desolada, estimuladas por el proceso de paz con la guerrilla de las FARC, principal actor del conflicto en esta región del oriente del departamento, considerada históricamente como uno de sus “santuarios” y corredor principal para sus desplazamientos hacia el Caquetá.

“La paz ya se vive en Algeciras, la sentimos y la disfrutamos aunque no se hayan formalizado los acuerdos con la guerrilla”, dijo con visible entusiasmo doña María Antonia Fajardo, reconocida matrona del pueblo quien  llegó al sector rural hace más de 60 años y actualmente reside en la calle principal, a una cuadra del parque y a dos de la estación de policía, objetivo de crueles y sucesivos ataques de la guerrilla.
Efectivamente, sus habitantes disfrutan desde hace un poco más de 5 años de un romance con la tranquilidad, que se percibe en todos los sectores, desde el puesto de control del ejército, a la entrada del municipio, en donde disminuyó el rigor de las requisas, hasta en los centros poblados de la jurisdicción, como El Paraíso, El Toro y La Arcadia que, forzosamente, fueron la plataforma desde donde se fraguaron los actos de violencia.
En la calle del comercio, en la plaza de mercado, en el parque, en la sede del gobierno local, en las instituciones educativas, en los hogares, se advierte con facilidad el sosiego y el optimismo.
-Hay que confiar en la película, no tanto en los actores, declaró un funcionario del gobierno municipal, al referirse al esperado desenlace de las conversaciones en La Habana.
Como el bálsamo que toma color y adquiere espesura al contacto con el medio ambiente, el alivio que han sentido los algecireños se ha transformado progresivamente en la materialización de un sueño, en el viejo ideal tomando forma y para algunos es como lo irreal que se hace tangible. “Creí que ese mal sería eterno”.

Reverdecieron las esperanzas
Los adultos mayores volvieron a las bancas del parque, los niños juegan en las calles, los estudiantes se movilizan tranquilos hacia sus instituciones educativas, las señoras van solas al mercado y, principalmente, los campesinos regresaron a sus labranzas. Un colectivo al que la violencia le modificó sus hábitos cotidianos como el comer, el dormir y hasta sus relaciones afectivas, recompone su cotidianidad y, de a poco, regresa del infierno de las bombas,  del miedo y la zozobra.
-Hace 5 años, Algeciras parecía un desierto y en sus calles no estaba sino el miedo, comentó un comerciante, quien como la mayoría de los habitantes, guarda sus reservas para hablar con los periodistas. Aunque sea solo del presente prometedor.
Lentamente, aunque con las limitaciones y altibajos derivados de las condiciones climáticas, Algeciras recupera su comprobada condición de despensa agrícola del Huila, con un nuevo ingrediente, la producción agroecológica.

Pero detrás de la euforia generalizada por el cese de la violencia, se esconde el fantasma de la duda y de la incertidumbre sobre el proceso de transición de su condición de escenario de guerra, a laboratorio de paz. La gente está feliz, pero no tiene claridad sobre el futuro del proceso de recomposición de sus estructuras económicas y familiares.
La gente disfruta el momento a su manera, y con iniciativas sin dirección muchas veces, emprendió el recorrido por el sendero de la paz mientras los académicos mantienen el tema de la violencia como eje central de sus discusiones.
Inspirados en la organización comunitaria como instrumento para sacar adelante sus proyectos productivos, en el sector rural se han conformado numerosas asociaciones cuyo objetivo es la gestión y administración con autonomía de la producción, transformación y comercialización de sus cultivos.
Los ramales de la cordillera oriental que se descuelgan hacia el Huila reverdecieron en todos los tonos y a medida que se asciende por la carretera maltrecha aparecen los cultivos multiformes y multicromáticos alrededor de los invernaderos para la siembra de tomate, principalmente, rodeados por  lindas casas solariegas con sus jardines florecidos y en donde al atardecer encontramos el alma de los campesinos, igualmente optimistas por su futuro, pero del mismo modo preocupados porque los programas del gobierno no tienen el acompañamiento adecuado.
El entorno está dominado por los cultivos de café y los invernaderos de tomate, pero son notorios los sembradíos de lulo, caña –con sus trapiches para la molienda- yuca, arracacha, plátano, tubérculos, cítricos y hortalizas.

Problemas y necesidades
Al calor de un tinto preparado con café de su propia cosecha, trillado, tostado y molido de manera artesanal, Faiber Bautista, Campo Elías Zamora y Alcibíades Gutiérrez, enumeraron los principales problemas y necesidades de los campesinos de las veredas Naranjos Bajos, Naranjos altos y Líbano Oriente. Las vías terciarias en mal estado, la energía eléctrica es muy deficiente, con altibajos severos que provocan daños a los electrodomésticos. Demandaron del gobierno la implementación de los distritos de riego, los programas de construcción y mejoramiento de vivienda, con sus respectivas unidades sanitarias; el nombramiento de un enfermero (a) para el puesto de salud de El Líbano, se destacan en la lista que le enumeraron al DIARIO DEL HUILA.
Pero de manera vehemente, las comunidades le reclamaron al periodista, publicar su percepción sobre el impacto de los proyectos productivos que distintas entidades han propuesto en los últimos años que, dijeron, son demagógicos por cuanto en la mayoría de los casos,  sus promotores llegan, hacen reuniones, entregan algunos implementos y no vuelven. Y en otros proyectos, el ciclo de la cadena productiva queda incompleto por fallas en la etapa de comercialización.
 El reconocido ambientalista y profesor retirado, Jaime Lizcano, admitió que la ciudadanía disfruta de la tranquilidad en materia de orden público pero advirtió que el paso siguiente del proceso debe contar con el apoyo del Estado, especialmente con su músculo económico porque es peligroso que las expectativas puedan superar las acciones oficiales.
Inspirador de la Corporación Municipal Agroecológica de Algeciras, COMUNA, que agrupa a 18 cultivadores que decidieron retomar las prácticas agrícolas ancestrales, introduciendo conceptos modernos para la producción limpia de alimentos perecederos, Lizcano advirtió que no se trata, exclusivamente, de celebrar el cese de la violencia, sino también generar entre la población sentimientos de aprecio por el escenario natural sobre el que se actúa. “Se trata de redescubrir el santuario verde que nos permita ver el horizonte de la soberanía alimentaria con equidad, autonomía y libertad”, enfatizó.

Amenazas
Algeciras no es solo la despensa agrícola del Huila. También es un gran productor de agua con numerosos riachuelos y quebradas tributarios de los dos afluentes principales, los ríos Blanco y Neiva que son explotados por los arroceros de Campoalegre, principalmente, quienes le pagan a la CAM impuestos altos que no son revertidos en la protección de las cuencas de los abastecedores que, como en el último verano, prácticamente desaparecieron.
De otra parte, en la vereda Buenavista existe una fuente hídrica que surte a sus habitantes, pero la CAM autorizó la construcción de una carretera en la parte alta, con lo que a largo plazo desaparecerá por causa de los residuos.
Pero la mayor amenaza para los pobladores de la cordillera algecireña es el proyecto de construcción de una hidroeléctrica, tomando las aguas del río Neiva, pocos kilómetros abajo del casco urbano. Dirigentes agrarios y expertos ambientalistas consideraron que la proyectada hidroeléctrica dejará sin agua para el riego a los cultivadores de la región en pocos años, por cuanto se deberán mantener los niveles de flujo necesarios para la operación de las turbinas. El tema fue mencionado el miércoles último durante una reunión conjunta de residentes en las veredas Líbano, Naranjos altos, Naranjos bajos y otras de los alrededores.
-Nos obligarán a suspender los puntos de riego para que los empresarios tengan agua suficiente para sus máquinas, alertó uno de los participantes en la asamblea.

El Paraíso
¡Cómo tiemblan los recuerdos en la calle larga y descompuesta de este pequeño poblado!!. En el aire se siente la sal de las lágrimas pero, asimismo, se ve la aureola de la ilusión sobre las cabezas de sus habitantes silenciosos.
En 1967 fue destruido por un fuerte temblor y no es el momento ni la intención de recordar su calvario durante la violencia guerrillera, pues por su ubicación geográfica limítrofe con la inspección de Balsillas fue la puerta de entrada a la “boca del lobo”.
Entre esos recuerdos está el de la reconstrucción, que se hizo gracias a la donación de los terrenos por parte de doña María Josefa Perdomo de Lara, en el que todos los damnificados pudieron construir sus casitas. Paraíso viejo y Paraíso nuevo conviven como hermanos.
Por el aprendizaje obligatorio y de supervivencia durante su largo periodo de convivencia con los actores armados, los residentes de toda la región son recelosos casi al extremo, desconfían y sospechan de los desconocidos y los periodistas les despiertan temor. Es muy difícil la obtención de testimonios y cuando se logra, las personas piden el anonimato y no permiten las fotografías.
En la vía de ingreso al caserío aparecen humildes casas al lado y lado, el vehículo que hace la “línea” de transporte, muchos perros, algunos muchachos que corren, 3 o 4 ancianos sentados o recostados a la pared sobre sus taburetes de vaqueta, dos tiendas pequeñas y la puerta de acceso a la institución educativa El Paraíso.
Por esta calle y por los caminos de los contornos trazados sobre el lomo de un cerro que hoy tiene el verde de la fertilidad y de la esperanza y en donde pastan algunas vacas, pasaron sucesivamente los actores de la violencia, guerrilleros y militares, con su regadera de terror.
Pero también brillan los ojos de satisfacción entre sus habitantes quienes desde hace varios años “vivimos un ensueño que ojalá no se desvanezca nunca”, como nos dijo una joven estudiante de 10° grado.

La gente en todo el país recuerda que durante el tiempo del despeje para los diálogos con la guerrilla, en el gobierno de Andrés Pastrana, la zona de distensión se extendió más allá de las fronteras establecidas y El Paraíso fue uno de los sitios afectados.
“Sus habitantes se fueron casi todos y el pueblo parecía un viejo retrato abandonado al sol y al agua”, me dijo uno de los 3 señores que sentados en piedras cerca al moderno polideportivo, nos sonrieron cuando hicimos la foto del escenario y de su parquecito adyacente.
También aquí la gente está estremecida por el sentimiento de la esperanza y en sus ojos, como en los de una quinceañera enamorada, se nota el anhelo de la posesión, del goce de la libertad y del progreso.

El colegio
Aunque ahora se llama institución educativa, todos lo siguen llamando “el colegio”, al que quieren y cuidan como una taza de plata en donde guardan una partícula de ellos mismos, de los habitantes del pueblito, de los padres de familia y, ante todo, de los estudiantes y sus profesores.
Es el núcleo de 13 sedes educativas que funcionan como satélites en los contornos del poblado, con un total de 805 estudiantes, de los cuales  177 cursan primaria y 286  secundaria en la sede principal de El Paraíso. Treinta muchachos se graduarán como bachilleres este año.
Una muestra del acentuado sentimiento de pertenencia es que la rectora de la institución, la licenciada Mildred Rivera Polanía, nació y creció allí y solo salió para hacer sus estudios de secundaria y superiores. Desde 1997 está vinculada a la institución educativa y desde el 2015 es la rectora encargada.-
-Esta institución es como una copa llena de licor sagrado, de testimonio de fe y esperanza y hemos tomado la decisión de no mirar el pasado y poner todas nuestras fuerzas en la construcción de un futuro mejor para nuestros descendientes, respondió cuando le preguntamos sobre los efectos de la violencia.
Le pido, por favor, que sea nuestro vocero ante el gobierno para que nos satisfaga dos necesidades urgentes: la pavimentación de la calle central y la construcción de 3 aulas de clase que nos faltan.
Perspectivas
La paz es, además, un desafío para el desarrollo y debe traer, de entrada, una agenda de temas estratégicos como la justicia y la reforma agraria.
-Además de las inversiones estatales en zonas como la del municipio de Algeciras, en la etapa posterior al cese de la violencia, se deben manejar otros elementos como los orígenes y patrones de la conflictividad y el manejo de las disputas individuales, conceptuó un funcionario de la administración municipal que pidió el anonimato.

En Algeciras se viven tiempos de paz, aunque en la mayoría de las personas sus deseos son imprecisos, tal vez por la incertidumbre de los tiempos que vendrán como consecuencia de la firma de los acuerdos de La Habana, o por el dolor y el peso del alma de sus muertos.

De todas maneras, sus paisajes que parecen pintados con pinceles gigantes seguirán ahí como testigos inmutables de la historia y sus ríos y quebradas arrastrarán los sueños y ambiciones de un pueblo que como Marcel Proust va “en busca del tiempo perdido”.

jueves, 2 de junio de 2016

¡¡Hasta luego, padre Arnulfo!!



Sentí una ráfaga de exterminio que cruzó deslumbrando la pantalla de mi computador cuando el profesor Alfonso Guevara, sin saludarme siquiera, me escribió en la pequeña casilla de diálogos de facebook:
-Chucho, ¿ya sabes que murió el padre Arnulfo Trujillo?
Bajé las manos del teclado y vi la parca tétrica dibujada en la pantalla borrosa y hasta escuché su risa burlona, de triunfo, que retumbó en mis orejas, mientras una onda de disgusto e impotencia recorrió todo mi cuerpo.
Y transportado con la velocidad de la misma ráfaga, vi el cuerpo y el alma de afirmación permanente del padre Arnulfo, en el apogeo de su primavera vital, piadosa, pura y, fundamentalmente, cristiana de verdad, cuando lo conocí a mi llegada al Caquetá, hace 42 años.
Mi pensamiento cruzó todos esos años en unos segundos y también vi la sombra de su paciencia y sosiego, el asilo de la paz que le dieron los años tras el recorrido por la vida…como lo encontré en agosto pasado cuando hablamos durante largo rato en su casa de Morelia, en compañía de Jorge Pulecio y Neruda Díaz.
Fue con Usted, padre Trujillo, con quien tuve la primera explicación de la injusticia social que impera en el país y de la consecuente violencia que no para porque en todos los momentos de la historia siempre han existido y existirán personas dispuestas a luchar contra la desigualdad.
Fue en las oficinas de la entonces Coordinación de Educación del Caquetá donde lo vi por primera vez y me pareció extraño que no estuviera rodeado de muebles seculares, retratos al óleo y espejos opacos, como todos los despachos clericales que conocí hasta entonces.
Con su voz parsimoniosa, de poeta y de profeta al mismo tiempo, me dijo:
-La docencia no es solo la implementación de un currículo, tiene que ir más allá de los conocimientos y meterse, con los alumnos y padres de familia, en la comprensión de los fenómenos sociales.
Sentí un choque formidable, no por lo que me dijo, sino porque me lo decía un sacerdote bien distinto al estereotipo casi inmutable que me impusieron mis padres y que conocí como estudiante del seminario menor de Armenia.
Con el tiempo, como activista sindical y político de izquierda, comprobé que el padre Arnulfo retaba a los poderosos con la fuerza de todos los huracanes y tempestades de la selva amazónica y los responsabilizaba de la injusticia social. Pero también, con sus frases lentas pero llenas de sabiduría, estimulaba  y exhortaba a la gente, a los campesinos principalmente, para defenderse, para que opusieran resistencia a las injusticas mediante la organización y la defensa de sus derechos.
Una tarde, después de un taller sobre participación comunitaria, le dije:
-Padre, sus palabras, como los pájaros del Caquetá, tienen todos los colores porque entre el rosado de la oración vienen los rojos de la lucha y los negros de la opresión.
-No me le meta comunismo a estas charlas que son estrictamente cristianas, me respondió mientras con la mano derecha levantaba sus gafas.

Estrictamente cristianas, si, entendí después durante una reunión de catequesis e interpretación de los textos bíblicos.
-Si todos los cristianos fueran como Usted, ya seríamos libres de la opresión…habría triunfado la revolución, me atreví a decirle.
Con un impulso silvestre, como la vegetación de la selva, el padre Arnulfo estuvo en todos los escenarios del conflicto con propuestas concretas y fue un visionario que pronosticó el fracaso del proceso rebelde que se dio en el Caquetá  en los finales de la década de los 70´s y comienzo de los 80´s, porque “en la combinación de las distintas formas de lucha se han incluido métodos crueles e inhumanos, como matar un policía indefenso apostado en una esquina, secuestrar a una persona porque no apoyó la lucha armada o asesinar a un campesino acusado de colaborar con las autoridades”.
El debate fue su combate. Su espíritu tranquilo y conciliador, pero contundente y racional, botaba ideas con la fluidez sorprendente que llegó a desarmar a sus contradictores y a provocar el enojo de los radicales. Pero sus polémicas apasionadas también tuvieron el perfume de la autocrítica y la reconciliación. Fue generoso, porque era fuerte.
Veía en el fondo de los acontecimientos con una claridad excepcional y con independencia, valor y sinceridad exponía sus puntos de vista. Y aunque no estuviera de acuerdo, apoyaba las decisiones que tomaba el colectivo, que en los últimos años fueron las comunidades de Belén y Morelia.
Su evangelización no fue invasiva, sino participativa y propositiva, con la cual se ganó el aprecio y la admiración de un pueblo que lo llora pero que convertirá ese dolor en fuerza para mantener la organización que le permita sobrevivir en estos tiempos de injusticia y aceleración de la opresión.
Padre Trujillo, tú no has muerto, solo te has ido abrazado al fantasma del honor, con los labios abiertos al beso de la eternidad.
Cuando volví en mí, después del aturdimiento, miré de nuevo el cuadrito de diálogos:
-Chucho, estás ahí?
-Leíste mi mensaje?
-Hola, Chucho…que se murió el padre Arnulfo Trujillo!!!!
Llamé por teléfono a Luis Ángel Sánchez y a Jorge Pulecio:
-Se apagó la voz pausada que resonó más alto que el espanto de la violencia…acaba de morir el padre Arnulfo Trujillo…y les colgué antes de que sintieran mi respiración entrecortada porque los sollozos del alma son secretos.