El día de Acción de Gracias paraliza a los americanos y todas las entidades del resorte oficial son suspendidas desde la tarde de la víspera y hasta el lunes siguiente, en lo que se considera como el puente más largo porque después del jueves del Thanksgiving, se celebra el igualmente tradicional Viernes Negro, durante el cual se ofrecen los precios más bajos del año en todas las mercancías.
Muchas personas abandonan precipitadamente las reuniones de la noche de Acción de gracias para dirigirse a los grandes centros comerciales que abren a la media noche y en donde se observan largas filas y congestiones vehiculares. Muchos artículos tienen descuentos significativos hasta del 80%. El viernes negro marca el comienzo de la temporada de compras de fin de año. Para mencionar solo algunos artículos, se pueden conseguir una cafetera básica o un asador, o una picadora, por 8 dólares. Una camisa, o una pijama por 6 dólares. Los descuentos son para la totalidad de las mercancías y así se puede adquirir, por ejemplo, un nevecón por 500 dólares. En Colombia, se ha intentado, sin éxito, poner en marcha una copia de estas festividades. De las fiestas gringas, la que mayor penetración ha tenido en Colombia es la noche del Halloween.
Mientras los gringos celebran su legendario Día de Acción de Gracias, en Colombia no hay motivos sino para llorar y maldecir, ante el desmoronamiento de los sueños de paz construidos a partir de la firma de los acuerdos con la guerrilla, hechos polvo por la derecha criminal y corrupta que tiene sus voceros en el Congreso.
Muchas personas abandonan precipitadamente las reuniones de la noche de Acción de gracias para dirigirse a los grandes centros comerciales que abren a la media noche y en donde se observan largas filas y congestiones vehiculares. Muchos artículos tienen descuentos significativos hasta del 80%. El viernes negro marca el comienzo de la temporada de compras de fin de año. Para mencionar solo algunos artículos, se pueden conseguir una cafetera básica o un asador, o una picadora, por 8 dólares. Una camisa, o una pijama por 6 dólares. Los descuentos son para la totalidad de las mercancías y así se puede adquirir, por ejemplo, un nevecón por 500 dólares. En Colombia, se ha intentado, sin éxito, poner en marcha una copia de estas festividades. De las fiestas gringas, la que mayor penetración ha tenido en Colombia es la noche del Halloween.
Mientras los gringos celebran su legendario Día de Acción de Gracias, en Colombia no hay motivos sino para llorar y maldecir, ante el desmoronamiento de los sueños de paz construidos a partir de la firma de los acuerdos con la guerrilla, hechos polvo por la derecha criminal y corrupta que tiene sus voceros en el Congreso.
La mayoría de personas en Estados Unidos celebran esta fiesta con reuniones familiares y un verdadero banquete de comidas y bebidas. En muchos hogares son comunes los discursos del anfitrión y algunas intervenciones de los voceros de las familias asistentes, en los que el eje temático son la gratitud y los buenos augurios.
El plato principal y clásico para la cena es un gran pavo asado u horneado, que tradicionalmente va acompañado con un relleno hecho de pan de maíz, abundante jamón, ensaladas, arroz con gandules, salsas y dulces, principalmente. También son comunes los platos de verduras y la papa dulce, morada, que en mi niñez la recuerdo como batata.
Un país que padece la disolución de todos sus valores y la prostitución de las entidades más respetables como el Congreso y la Corte Suprema de Justicia, considerados como el faro de las leyes y la justicia, no tiene motivos para agradecer, sino para protestar. Pero la gente, llevada del que sabemos, se funde con sus opresores en la más melancólica resignación que le permite a la clase política mantenerse en el poder a pesar de su reiterada y nociva corrupción.
Desde hace algunos años se ha implementado el llamado ciber viernes negro, que ahora se extendió hasta el ciber Lunes, para referirse a la versión en línea del Viernes Negro. En realidad, las ofertas en línea comienzan típicamente días antes del Viernes Negro, con la intención de generar compras más frecuentes, además de capturar el mercado con quienes no desean ir a las tiendas en la madrugada del viernes. Algunas personas opinan que las ofertas en línea son diferentes a las ofertas que se encuentran en las tiendas, y aparentemente estas últimas suelen ser mejores.
El Día de Acción de Gracias es, del mismo modo, un conducto para expulsar los dolores del alma y del corazón. La gente se abraza a ellos en medio de la camaradería o de la compasión y transforma las penas , las vuelve sus amigas y canta victoria, como una forma de halagarse mutuamente. O de llorar.
Como un río que se esconde entre la montaña, esa noche me refugié entre la gente cuando me sentí contagiado al ver cómo los asistentes a la casa de mi hermana Nena empezaron a mostrar sus paisajes familiares. Con sus palabras, entre el balance y las perspectivas, entre lo incierto y lo previsible, los improvisados oradores tocaron mi sensibilidad y, sentado en la mesa auxiliar de la cocina, reflexioné sobre los engaños que sufrimos afectados por las religiones, la política, las creencias, el comercio, la vanidad y hasta por el amor.
-Algunos, somos sensitivos. Otros, son sentimentales, pensé cuando mi hermano César tomó la palabra para hablar de su drama, de su tragedia y de sus esperanzas, con el exquisito y característico optimismo que siempre le hemos admirado.
Como una síntesis del buen solitario lleno de energías interiores, Concho conserva la Fe en sí mismo, avivada por sus familiares y amigos, quienes somos como lámparas votivas con sus luces intermitentes que se apagan y prenden sucesivamente.
De todas maneras, las tradiciones son elementos constitutivos y embellecedores de la cotidianidad, son el alma de los pueblos a través de todos los tiempos y algo deben tener de importante una vez que se han perpetuado a pesar del paso del tiempo y del desarrollo tecnológico.
A lo largo de los siglos, la historia muestra un cambio constante de las ideas, pero no ocurre lo mismo con las tradiciones que apenas sufren leves modificaciones, tal vez porque radican en lo más profundo del instinto humano.
-Porque hay cosas que alegran tanto a las fieras como a los siervos, me dijo uno de los comensales cuando le hablé de la persistencia de las tradiciones.
-Este man debe estar borracho, pensé después de que me soltó esa frase medio filosófica y medio pragmática.
En Colombia, los deportistas son quizás los únicos que se han ganado el reconocimiento del país afectado por la llaga miserable de la corrupción, convertida en lepra devoradora de los sueños de la gran mayoría que, de manera inexplicable, le renueva constantemente las credenciales a quienes la tienen jodida.
En medio de la temperatura otoñal que desciende cada vez más, caminando por una de las muchas zonas verdes alrededor de mi refugio transitorio en la zona metropolitana de Washington, desde un puente del Arlington buolevard, miré de nuevo el afán de los gringos que ya viven la Navidad anticipada por cuenta del feroz consumismo.
Pero también vi sus preferencias por lo práctico, por todo aquello que les resulte útil y, sobre todo, que no se ocupan en discusiones bobas que pretenden encontrar la verdad de todo.
Porque aquel que cree que la Verdad existe, tiene la tendencia de creer en todo lo que le dicen.
-Por eso, Yo no creo sino en mis dudas. Y en la Acción de Gracias de los colombianos, a la inversa.
El Día de Acción de Gracias es, del mismo modo, un conducto para expulsar los dolores del alma y del corazón. La gente se abraza a ellos en medio de la camaradería o de la compasión y transforma las penas , las vuelve sus amigas y canta victoria, como una forma de halagarse mutuamente. O de llorar.
-Algunos, somos sensitivos. Otros, son sentimentales, pensé cuando mi hermano César tomó la palabra para hablar de su drama, de su tragedia y de sus esperanzas, con el exquisito y característico optimismo que siempre le hemos admirado.
Como una síntesis del buen solitario lleno de energías interiores, Concho conserva la Fe en sí mismo, avivada por sus familiares y amigos, quienes somos como lámparas votivas con sus luces intermitentes que se apagan y prenden sucesivamente.
De todas maneras, las tradiciones son elementos constitutivos y embellecedores de la cotidianidad, son el alma de los pueblos a través de todos los tiempos y algo deben tener de importante una vez que se han perpetuado a pesar del paso del tiempo y del desarrollo tecnológico.
A lo largo de los siglos, la historia muestra un cambio constante de las ideas, pero no ocurre lo mismo con las tradiciones que apenas sufren leves modificaciones, tal vez porque radican en lo más profundo del instinto humano.
-Porque hay cosas que alegran tanto a las fieras como a los siervos, me dijo uno de los comensales cuando le hablé de la persistencia de las tradiciones.
-Este man debe estar borracho, pensé después de que me soltó esa frase medio filosófica y medio pragmática.
En medio de la temperatura otoñal que desciende cada vez más, caminando por una de las muchas zonas verdes alrededor de mi refugio transitorio en la zona metropolitana de Washington, desde un puente del Arlington buolevard, miré de nuevo el afán de los gringos que ya viven la Navidad anticipada por cuenta del feroz consumismo.
Pero también vi sus preferencias por lo práctico, por todo aquello que les resulte útil y, sobre todo, que no se ocupan en discusiones bobas que pretenden encontrar la verdad de todo.
Porque aquel que cree que la Verdad existe, tiene la tendencia de creer en todo lo que le dicen.
-Por eso, Yo no creo sino en mis dudas. Y en la Acción de Gracias de los colombianos, a la inversa.